Si vas a salir a correr, recuerda que la postura es clave para mejorar tu rendimiento, obtener más beneficios y evitar lesiones. Es cierto que casi cualquier persona puede practicar esta actividad física, pero la diferencia entre hacerlo bien y hacerlo mal depende bastante de adoptar la forma correcta de correr.
Cómo correr correctamente
Si quieres trabajar tu postura y aprender la forma correcta de correr, puedes tomar nota de estas pautas destinadas a cada parte del cuerpo y tratar de aplicarlas en la medida de lo posible. Quizás, al principio te cueste recordarlo y coordinar todos los movimientos, pero en cuanto cojas un poco de práctica verás como sale de forma natural.
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Cabeza, hombros y cuello. Comienza con la parte superior del cuerpo. Debes correr mirando al frente y evitar esa manía que tienen algunas personas de mirar al suelo mientras se desplazan. Los hombros y el cuello deben permanecer en una actitud relajada para evitar la tensión en esta zona.
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Brazos. Los brazos nunca deben caer por debajo de la cintura. Flexionando los codos a 90 grados y manteniendo las manos cerradas y firmes, se puede aumentar la resistencia y la velocidad, y ayudar al cuerpo con el desplazamiento. Asimismo, intenta despegar los codos ligeramente del abdomen y evita el balanceo.
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Tronco. Mantén el tronco un poco inclinado hacia adelante. No corras con la espalda totalmente recta, ya que esto podría frenarte y, además, pueden aparecer dolores de espalda y agujetas.
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Piernas. Al tener el tronco inclinado hacia adelante, también las piernas pueden adoptar una posición semidiagonal. Las rodillas deben estar levemente flexionadas para favorecer el movimiento, pero nunca más de 30 grados.
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Pies. Por último, hay que controlar la pisada para aprender la forma correcta de correr. Debes saber si eres pronador o supinador para elegir el tipo de calzado más adecuado. Además, concéntrate en apoyar toda la planta cuando pongas el pie sobre el suelo. De esta forma, puedes evitar sobrecargar los músculos de los pies y las piernas y tendrás menos posibilidades de sufrir ciertas lesiones, como fascitis plantar o esguinces de tobillo. Tampoco debes escuchar ruido al impactar contra el suelo, esto suele ser una señal de que no lo estás haciendo bien. El aterrizaje del pie debe ser suave para evitar que este deporte de impacto pueda tener consecuencias negativas sobre las articulaciones.