Dentro de la familia de los frutos secos, los anacardos son uno de los miembros más generosos con nuestra salud. Un simple puñado puede ayudarte a disminuir el nivel de colesterol, mejorar la memoria, favorecer el descanso o influir de forma positiva en tus músculos.
No obstante, tampoco conviene abusar de ellos, pues los frutos secos suelen ser muy calóricos. Aunque los anacardos solo aportan 577 calorías por cada 100 gramos de producto, es conveniente hacer un consumo moderado de los mismos. Además, siempre debes combinarlos con una alimentación equilibrada y un estilo de vida saludable.
Propiedades y beneficios de los anacardos
Todas las cantidades que vamos a plasmar a continuación representan una porción de 100 gramos, según la información oficial de la Base de Datos Española de Composición de Alimentos.
En primer lugar, los anacardos son un alimento rico en proteínas (17,5 g) e hidratos de carbono (32 g), por lo que aportan energía y contribuyen a la formación y el mantenimiento del músculo.
Precisamente, el potasio (552 mg) también está muy relacionado con la musculatura, pues fomenta la recuperación muscular tras el ejercicio y evita que aparezcan esos incómodos calambres que a veces sufres a raíz de un entrenamiento intensivo. El potasio también es un buen diurético, luchando así contra la retención de líquidos, que puede provocar fatiga e hinchazón, y algunos problemas cardiovasculares, debido a la acumulación de sodio.
Si te cuesta descansar, el magnesio (267 mg) es el mejor mineral para ello. De hecho, los nutricionistas suelen recomendar una cena rica en triptófano y magnesio para dormir plácidamente, tanto en calidad como en cantidad. Afortunadamente, los anacardos disfrutan de un gran aporte. Otro de los minerales presentes en su composición es el fósforo (373 mg), muy bueno para mantener joven el cerebro, activar las funciones cognitivas y mejorar la memoria.
Los frutos secos suelen formar parte de las dietas enfocadas a cuidar la salud cardiovascular. En este caso, los anacardos contienen 35,75 gramos de ácidos grasos insaturados, que ayudan a reducir el colesterol y a prevenir accidentes cardiovasculares.
Por supuesto, hay que tener claro que los anacardos no son milagrosos y que no te vas a volver inmortal por tomar una pequeña porción cada día. Pero toda ayuda es poca para intentar mantener un buen estado de salud y nutrirte de forma correcta, aprovechando las propiedades de los alimentos.
Además, hay muchas formas de consumir los anacardos. En crudo y en solitario, como acompañamiento de las tostadas, a modo de snack, en ensaladas o incluso en los batidos de proteínas que te preparas después del gimnasio.