Atletismo

El decatlón más duro de Ureña: “Fue terrorífico"

Jorge Ureña y Claudia Conte vivieron en Alhama de Murcia una de sus competiciones más duras por culpa de una lluvia torrencial. “Fue terrorífico, mi decatlón más duro”, asegura el de Onil, que resistió y puso un pie en Tokio

FACV

5 minutos

Una imagen del decatlón más duro de Jorge Ureña. Foto: Francisco Hernández.

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Jorge Ureña ya tiene, a sus 27 años, un recorrido hecho en el atletismo forjado en competiciones de toda índole. Pero jamás había vivido nada como lo del pasado fin de semana en Alhama de Murcia, donde contribuyó al triunfo de la selección valenciana en el Campeonato de España de pruebas combinadas por federaciones. “Fue terrorífico”, advierte el de Onil. “Nunca había competido en estas condiciones y se hizo durísimo y larguísimo”.

El atleta del Playas de Castellón vivió dos días muy diferentes. El primero, con un inicio pletórico, lanzado hacia la mínima olímpica con esos 10.70 en los 100 metros, 7,59 en longitud y 14,50 en peso, se encontró un obstáculo insospechado, el viento a favor que le dejaba para la segunda jornada con que no podía tener una ayuda superior a +1.8 en los 110 m vallas o quedaría invalidado todo el decatlón. “En la longitud, por el tema del viento, tuve que estar muy pendiente de la bandera y mi padre -José Antonio Ureña, que es también su entrenador- me avisaba de cuándo parecía que amainaba”.

El primer día lo cerró con 4.335 puntos, a ocho de su mejor inicio de siempre (fue en La Nucía, donde acabó retirándose). Eso significaba que tenía la mínima olímpica (8.350 puntos) a tiro. El segundo día, como anunciaban las predicciones meteorológicas, tocaba una segunda mitad pasada por agua. Pero no llovió, jarreó. El aguacero puso contra las cuerdas a decatletas y heptatletas, que tuvieron que recurrir a la épica para, en el caso de Ureña y Claudia Conte, salir airosos con una nueva marca personal.

La zanahoria olímpica mantuvo al alicantino centrado. Llegó a la pista Antonio Peñalver, en honor al subcampeón olímpico de decatlón, a las 13.30 horas. La última prueba, el 1.500, estaba programado a las siete y media de la tarde. Pero la gota fría lo iba a cambiar todo. “La gente estaba preocupada y cuando llegamos comenzó a llover fuerte. Allí había un gimnasio y decidimos calentar en las bicicletas estáticas. Un poco de movilidad, salir, pasar un par de vallas y a correr. Estaba muy motivado y metido en la competición”.

Al acabar cada prueba, corrían a refugiarse de nuevo en el gimnasio, donde estaban todos los atletas apelotonados. Luego calentaban lo justo y salían a competir. Después del disco, comenzó a llover más fuerte aún y el juez árbitro decidió retrasar el inicio de la pértiga. Esta prueba, tan técnica y con su parte de riesgo, fue un suplicio. “Cuando empezó la pértiga ya era de noche y fue terrible. Lo pasé francamente mal. Hubo un momento que se puso a llover a lo bestia y decidieron pararlo quince minutos. Lo estaba pasando tan mal que celebré el 4,40 como si hubiera saltado 5,50”.

Este escenario colocó a Ureña en una situación que no había previsto, empezar en alturas más asequibles para asegurar unos puntos. Porque en Alhama de Murcia podía buscar la mínima olímpica o amarrar un buen decatlón que le dejara con un pie y medio en los Juegos de Tokio por ranking. Al empezar el concurso, fue a los atletas de Castellón y les preguntó si le dejaban sus pértigas, que eran más blandas. “Reduje un poco la carrera y salté con esas. Si el 4,70 -la altura donde cayó- lo intenté con mi pértiga más blanda, la que uso para calentar”.

De la pértiga pasaron a la jabalina. Ureña llegó completamente empapado. “Ahí ya no sabías ni dónde estabas. Solo tenías ganas de que se acabara. En la jabalina estaba tiritando de frío. Ha sido el decatlón más duro que he disputado”.

Quedaba el 1.500 -programado a las 19.30- y ya eran las 23.45. Más de cuatro horas de retraso bajo un aguacero. Salió del gimnasio con toda la gente que había en la pista dándole gritos de ánimo y aplaudiendo. Ureña había resistido de manera heroica durante toda la tarde, cuatro pruebas, y solo quedaba una para, al menos, hacer una marca por encima de los 8.200 puntos. “Ahí ya íbamos todos con todos. Vaya locura. Yo solo quería acabar. En los últimos metros no tenía ya ni fuerzas. Pero lo logré”. Totalizó 8.209 puntos, nueva marca personal, récord autonómico y un registro que le coloca cuarto en el ranking español de todos los tiempos.

Ureña acabó, se fue al hotel, se duchó, se comió un bocadillo y cogió el coche para conducir durante una hora y media para llegar a Onil a las dos y diez. “Encima me dolían las patas y no pude pegar ni ojo. Me levanté a las ocho prácticamente sin descansar”.

Conte sufrió más con el viento

“Estoy cansadísima”, contaba Claudia Conte el lunes a mediodía, cuando llegó a Castellón después de conducir desde Alhama de Murcia. Tenía un par de días para relajarse un poco y el jueves saldrá para Madrid para incorporarse a la selección española para disputar este fin de semana la Copa de Europa de naciones.

Esa sensación de estar haciéndolo fatal y que aún te queden cinco pruebas por delante es horrorosa.

La castellonense también tuvo que lidiar con la lluvia torrencial, pero dice que ella que sí, que fue duro, pero que le parece peor cuando se te está dando mal el heptatlón y, aún así, tienes que acabarlo. “Esa sensación de estar haciéndolo fatal y que aún te queden cinco pruebas por delante es horrorosa. Aquí la lluvia era muy incómoda pero me estaba saliendo bien y eso hace que estés más animada que en la otra situación”.

La combinera Claudia Conte. Foto: Francisco Hernández.

Peor lo pasó con el viento. En las pruebas combinadas solo pueden sumar 6.0 de viento a favor, y el primer día terminó con +5.7. Si en la longitud saltaba con +0.4, la marca de su heptatlón dejaba de contar. “El segundo día llovió mucho pero el viento paró. Tuve una suerte que flipas y acabé con 6.0 exacto”.

Las atletas solo tenían que disputar tres pruebas, con lo que no fue tan extremo como en los chicos, pero aún así sufrió. “Te puedo asegurar que estar empapado y tener que saltar sobre un foso de arena no es lo más agradable del mundo. Al acabar, fuimos todas a ducharnos antes de volver a la competición”.

Lo gracioso es que por la mañana salieron del hotel a dar un paseo y, al ver que estaba nublado pero que no llovía, pensaron que tampoco iba a ser para tanto. Pero llegaron a la pista por la tarde y ya se cruzaron con los sub20 y los sub18 chorreando. Luego fue cogiéndose y el momento álgido fue cuando estaba lanzando la jabalina. “Llovía tanto que Manoli Alonso -su entrenadora- me decía que no lograba verme de la cantidad de agua que caía. En cuanto lanzabas, te metías corriendo en una especie de carpita que había donde estábamos todos apiñados. La verdad es que fue durillo”.

Conte, también del Playas de Castellón, terminó con 5.943 puntos, que es la segunda mejor marca española de todos los tiempos y nuevo récord autonómico. Además ratificó la mínima para el Europeo sub23 que ya había logrado el año pasado. Aunque el problema ahora es saber, después de que la ciudad noruega de Bergen se descolgara la semana pasada de la celebración de esta competición, si finalmente se hará. Este contratiempo deja a muchos atletas sub23 con la incógnita de si su temporada acabará, de manera inaudita, el 27 de junio, el segundo día de los Campeonatos de España. Antes competirá en Arona, donde habrá rivales de mucho más potencial y donde espera, al fin, convertirse en la segunda española, tras María Vicente, que supera los 6.000 puntos.

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