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Hoy recordamos uno de los momentos más insólitos de la historia del maratón. Fue en Londres, el 17 de abril de 2005, cuando Paula Radcliffe se detenía para hacer sus necesidades en mitad del maratón de la capital británica cuando marchaba en primera posición y en solitario. En aquella ocasión, la leyenda de los 42 kilómetros y 195 metros terminó ganando la carrera con una gran marca de 2:17:42 que a día de hoy sigue siendo el octavo mejor registro sobre la distancia.
Aquel año, Radcliffe lo culminaría ganando la medalla de oro en el Campeonato del Mundo de Helsinki y triunfando en la San Silvestre Vallecana el 31 de diciembre. Sin duda, aquella anécdota en el Maratón de Londres se convirtió en uno de los momentos más sorprendentes de la historia del atletismo, no por el hecho de detenerse a orinar (algo habitual entre maratonianos de todos los niveles), sino por hacerlo cuando lideraba uno de los mejores maratones del mundo y por culminarlo con un registro soberbio.