La "astenia" es un término clínico que significa «cansancio».
No es una enfermedad, sino un trastorno adaptativo, una serie de síntomas que padecen más de la mitad de las mujeres cuando se conjugan una serie de factores ambientales como el cambio de tiempo, con su correspondiente subida de las temperaturas y de la presión atmosférica; el aumento de las horas de luz; el cambio horario (adelantamos una hora los relojes) y todo esto suele conllevar una modificación de la rutina diaria como los horarios de sueño y de comidas.
Todas estas circunstancias inducen en el organismo humano mecanismos que alteran la regulación de los ritmos circadianos mediante un cambio en la secreción de determinadas hormonas: endorfinas, cortisol, melatonina, etc. Tales alteraciones hormonales ocasionan una alteración de los ritmos biológicos, que deben adaptarse a las nuevas condiciones ambientales, más exigentes en el consumo diario de energía.
¿Qué le ocurre a nuestro organismo?
Hay momentos que nuestro cansancio y somnolencia se acentúa, notamos falta de energía, dificultad para conciliar el sueño... y con todo ello generamos ansiedad, irritabilidad, pérdida de apetito, falta de motivación...
Trasladado a las corredoras estaríamos hablando de una sensación constante de piernas pesadas, nos cuesta levantarnos por las mañanas, no encontramos el momento adecuado para salir a entrenar, la motivación decae porque físicamente experimentamos un bajón, llegando a un círculo vicioso del que nos resulta complicado escapar llegando incluso al agotamiento.
Descansa
Lo mejor que puedes hacer es escuchar a tu cuerpo y darle ese descanso que te pide a gritos. Deja que se adapte poco a poco a las nuevas condiciones, algunas personas llevan peor el cambio de estación que otras y no soportan igual las altas temperaturas y humedad.
En la mayoría de los casos, con 4-5 días de descanso es suficiente, aunque en algunas ocasiones necesitaremos hasta 10 días.
Céntrate en el entrenamiento cruzado con actividades que no te supongan un estrés físico y ayuden a recuperarte anímicamente para volver a tu nivel deportivo, actividades que te hagan sentir bien y si pueden ser al aire libre mejor.
Durante los días de descanso haz hincapié en una buena hidratación, alimentación saludable y 8h diarias de sueño.
Vuelta a entrenar tras el descanso
Espera a que el cuerpo te lo pida, en el momento que sintamos que nuestro cuerpo está completamente descansado y que necesita actividad es cuando debemos comenzar a entrenar de nuevo.
El inicio debe ser progresivo, no empezar fuerte como si nada hubiera pasado. No te vacíes y quédate con la sensación de que podías haber dado un poco más.
En nada estarás corriendo a los ritmos anteriores y con la misma energía o más.