Es una parte psicológica muy difícil de controlar y que en muchos casos lleva a fracasar al corredor en sus objetivos, sin motivo aparente. Saber esquivarla, controlarla o evitarla es fundamental para cualquier corredor.
Existen técnicas para zafarse en parte de este problema, pero no son eficientes en todos los casos y para todas las personas. Son los ejercicios de relajación, el refuerzo psicológico, el refuerzo de la voluntad, el estudio de las estrategias, las terapias para mejorar el humor, la tranquilidad, la recuperación, el descanso, dominar las sensaciones, el conocer sus límites, el ser prudente, distraerse con otras aficiones y evitar hablar del tema en cuestión en los días previos.
Estos ejercicios también son entrenamiento y habría que incluirlos, dentro del entrenamiento invisible o pasivo.
Muchos corredores ya saben lo que es autopresionarse en exceso y cuáles son sus fatales consecuencias. De nada les ha servido realizar una planificación ejemplar y dedicar varios meses a entrenar metódica y estructuradamente, sí el día de su objetivo su mente ha podido con ellos. Se han presionado tanto a sí mismos, con los objetivos y las marcas a conseguir, que compiten bloqueados, excesivamente nerviosos, cansados sicológicamente, obsesionados o, incluso, derrotados. De ahí la importancia de controlar la preparación, los objetivos, y la presión.
Técnicas para aminorar o evitar la autopresión
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Empezar lento todos los entrenamientos y acabarlos al ritmo que se pretende. Es doblemente útil en los entrenamientos de series pues se evita sobrecargar demasiado y se refuerza mucho la autoestima.
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Recuperar poco entre series (1’ a 2’), el resultado del entrenamiento es más real.
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Reforzar la voluntad, para curtirse. En estos casos, siempre es necesario sacar la lectura más positiva.
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Conocerse bien a si mismo, que lleva al autocontrol. Se consigue entrenando por sensaciones y escuchando al cuerpo, descansando cuando estás agotado y ajustando los ritmos de los rodajes y las series a las sensaciones reales.
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Se puede ejercitar la mente visualizando diferentes estrategias de carrera mientras se entrena, salvo cuando está muy próxima la competición. En esos casos, evadiros y pensar en otras cosas para llegar a la carrera sicológicamente descansado y con muchas ganas.
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Cuanto más tranquilo vivas, mejores serán tus resultados y tu progresión física.
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Deberías meditar y repasar tus actitudes mentales, como querer forzar hasta el límite, picándote con otros, siendo inflexible en la rutina del entrenamiento, planteando objetivos poco realistas y usar la carrera como único foco de atención en tu vida. Sólo te llevará a niveles máximos de fatiga física y mental, lo que significaría el fracaso.