-
No acostumbres a tu cuerpo al mismo entrenamiento. Un error clásico es que hacer siempre el mismo recorrido, al mismo ritmo y si me apuras escuchando las mismas canciones. Para que sea eficaz debes combinar entrenamiento de más resistencia aeróbica (rodajes de 45 minutos a una hora) con otros de mayor intensidad (con cambios de ritmo, por ejemplo un minuto rápido y dos lentos, así hasta sumar media hora a la que debes sumar 10 minutos de calentamiento y 5 minutos de vuelta a la calma a ritmo muy suave). En una semana lo ideal sería combinar 1 entrenamiento largo (sobre una hora), con otro que incluya cambios y otro de recuperación que sean 30 minutos suaves.
-
No entrenes más de tres días a la semana. Es muy importante que tu cuerpo puede asimilas los entrenamientos y para eso necesitas descanso; además, sólo así proteges tus músculos y articulaciones. Si quieres hacer más deporte, puedes ir al gimnasio a hacer musculación (que trabajar la fuerza es también importante para perder peso), montar en bici, nadar, patinar…o simplemente pasear.
-
No quieras correr demasiado rápido desde la primera zancada. Otro fallo clásico del corredor, ir demasiado rápido en los rodajes. Nunca comiences más rápido de 6 minutos por kilómetros. Como referencia, corre al ritmo que puedes ir hablando sin que se entrecorte la voz por llevar la respiración alterada.
-
Es importante acabar la carrera cada día con 5-10 minutos a ritmo muy suave, que logra el efecto de “esponjar" el músculo, lo que unido a una sesión de estiramientos consigue favorecer la recuperación.
-
No caigas en el error de ir con demasiada ropa pensado que te va a ayudar a sudar más y adelgazar más rápido. Esta estrategia sólo sirve para deshidratarte. Nada más, porque lo único que pierdes es agua, que recuperarás en cuanto bebas. Salir a correr con chubasquero en verano por este motivo no sólo es una medida ineficaz, sino además peligrosa para tu salud.