Ya han pasado unos días desde que llegué a la Cruz Papal (San Pedro de Atacama) y es ahora cuando realmente me estoy dando cuenta de lo que acabo de hacer, cosa que cuando llegué a meta no fue así. A continuación, os voy a contar mi carrera desde dentro, como me he ido encontrando tanto físicamente, fisiológicamente, como mentalmente.
Ha sido un viaje de 122:20 horas, donde he estado en la cima del mundo, pero también he tocado fondo. Borja (mi soporte) y yo, veníamos con una estrategia hecha y la cual tuvimos que cambiar nada más hablar con unos amigos chilenos que también iban a correr.
Da comienzo TSP ATA
Lunes 20 de noviembre, son las 3:50 a.m, desde el pleno Skate Park de Iquique, hace una temperatura perfecta para correr, dudo que volvamos a tener este tiempo durante la carrera. Me encuentro muy bien, salvo los nervios normales que se tienen antes de una carrera, y más aún de este tipo.
Dan las 4 a.m y Nils da la salida, salimos rumbo a San Pedro de Atacama, ha sido una salida rápida para ser una carrera tan larga, en estos primeros kilómetros corro junto a Rob Pérez y Alexandre Boucheix, atletas de USA y Francia respectivamente. A este grupo se nos une un invitado canino, un perro callejero que nos acompaña durante más de 20 kilómetros.
Este primer tramo es bordeando la costa, unos 57 kms hasta girar a la izquierda para dirigirnos al pleno desierto. Han sido unos kilómetros en los que todavía esta más o menos agrupado el grupo (corredores y crew), salvo James Poole, que decide realizar la ruta que teníamos pensado hacer nosotros, esta era mucho más salvaje e imposible de hacer para nosotros por nuestra logística.
Foto de Borja Ortuño
Este tramo se me está haciendo muy pesado, incluso me han entrado náuseas, esto ya me ha sucedido en alguna carrera de larga distancia. Llega el kilómetro 58 y giro a la izquierda donde enfilo la subida a la ruta de la sal (A 760), una carretera la cual apenas cuento con arcén y en la cual transitan una gran cantidad de camiones repletos de sal.
Un tramo bastante peligroso ya que los corredores tenemos que subirnos donde podemos para dejar paso a los camiones y con zonas de poca visibilidad, pero a su vez increíble, ya que parece que vamos corriendo por nieve, pero sin embargo es sal.
Es una suerte poder realizar esta subida al amanecer, ya que las vistas que me está regalando son increíbles, donde puedo observar el mar a lo lejos. Terminamos de subir y ya me sitúo a unos 1.000 metros de altitud, esta parte de carrera la he realizado tomando frutos secos, un gel, barritas y High Fructose Energy Drink, todo esto de 226ERS.
Después de 67 kilómetros era hora de hacer una parada para desayunar, mi estrategia era hacer cinco paradas para comer comida más natural, donde desayunar papilla de arroz con miel, almorzar y merendar un sándwich con un zumo o pure de frutas y las comidas y cenas de comida liofilizada.
Empieza las molestias en el tendón izquierdo y las piernas ya van notando los más de 80 kilómetros, pero creo que es lo normal.
Empezamos a bajar, miro donde miro y no hay nada, sino tierra y más tierra. Llegamos al El Rotito, un pequeño bar en Oficina Victoria, situada nada más girar a la derecha hacia la ruta 5. Es la hora de cenar, Borja entra a una pequeña tienda y sale con dos bolsas de Chetos, creo que nos las merecemos. De menú toca un poco de arroz blanco con pollo y huevo revuelto.
Acabo de cenar y decido continuar unos kilómetros más, hasta llegar a los 128.5 km donde veo un espació amplio al lado de la carretera y paramos para dormir. Mientras que estamos preparando la “suit” para dormir, es cuando nos damos cuenta del frio que puede llegar hacer en el desierto. Antes de irme a dormir, me toco un Recovery Drink y una pastilla de Stay Immune (las pastillas a las que llamo “pastillas para no ponerse malo”) de 226ERS.
Este primer día como he dicho antes, hice 128.5 k en unas 17:45 horas, con un desnivel total de 1.815 m. Donde la temperatura media ha sido de 27º, la mínima de 21ª y la máxima de 33º.
Empieza la verdadera carrera
Decido dormir solo tres horas la primera noche, pero voy corriendo y me molesta mucho la cadera, solo puedo correr 900 metros y me toca andar, creo que no ha sido buena esta estrategia de dormir tan poco.
Llevo 14 kilómetros y el dolor es insoportable, voy a parar a tomarme un ibuprofeno y descansar una hora para ver si así se calma el dolor, tengo bastante miedo a que no se pase y no pueda continuar.
Es hora de continuar, el dolor continúa, pero no es tan intenso como antes, tengo que continuar. Mientras que me acerco a la furgoneta a por agua para una Pick up roja delante de nosotros, es Nils, junto a Jarick y Reana, ostras me va a tocar sacar mi mejor inglés.
Jarick me pregunta por mi amuleto, una piedra de Jade que me regaló mi amigo Patxi, se la enseño y también le enseño la medalla de la Milagrosa que me dio mi madre. Después de unas preguntas, me dice qué estrategia estoy siguiendo, es cuando le digo: “correr, correr, correr y de vez en cuando bailar” y no podía faltar mi baile, es cuando empiezan los tres a reírse y cuando nació “Alberto el bailarín”.
En esta parte de carrera el grupo ya está partido, es hora de correr en solitario de verdad, yo y mi soporte Borja. Empieza a amanecer y con esto, ya puedo divisar una recta infinita, poco a poco voy cogiendo algo de ritmo, pero sin apenas correr.
Con el paso de los kilómetros empiezo a ver a Chikorita, la chica mexicana, a ver si hay suerte y por lo menos compartimos gran parte de la carrera. Después de unos kilómetros es hora de parar a almorzar, está parada la hago rápida para intentar pillarla, pero al empezar ya no la veo en la gran recta, no sé dónde se ha metido.
The Speed Project Atacacama, foto de Borja Ortuño
El calor es increíble, es al cambiarme a las On Cloudsurfer cuando Borja se da cuenta en las Cloudeclipse va la parte del talón exterior totalmente desgastado del calor del asfalto. Fijaros el calor que hace que me he tirado agua del tiempo por encima y la sensación es como si fuera de rio, helada.
Los camiones gigantescos pasan a toda velocidad al lado de mí, haciendo que me tiren para tras, toca cambiarse e ir en la dirección de estos, sin poder verlos. Y para más complicación, empieza a echarse un aire increíble, haciendo que aun sea peor el día.
Después de 76 kilómetros, por fin una curva, es nuestro día de suerte y encima Borja y yo nos acabamos de encontrar 50 pesos, esta noche toca celebrarlo.
Tras 85 kilómetros toca parar ha sido un día muy duro mentalmente, ya que desde más o menos el kilómetro 36 hasta el 76 ha sido una línea recta, y de los poco más de 84 kilómetros, apenas hemos tenido 4 o 5 curvas, y estas las hemos celebrádo como si nos hubiera tocado la lotería.
Este segundo día las temperaturas han ido en aumento, donde ya alcanzamos sobre los 37º y donde la mínima se ha situado en los 10º aproximadamente. Aunque apenas he tenido desnivel, 385 m, la temperatura junto a los problemas físicos ha hecho que andará la mayor parte del día.
Borrón y cuenta nueva
Cambio de estrategia, voy a aumentar el descanso a las 4 horas, de esta forma intentar recuperar más. Parece que ha funcionado, he despertado únicamente con una pequeña inflamación en la parte superior de ambos pies, pero sin ninguna molestia grave. Para intentar dar solución a esto, nos hemos tomado un ibuprofeno y hemos aplicado un poco de fisiocrem.
Después de unos 13 kilómetros parece que la inflamación a disminuido, he estado corriendo y andando y parece que va mejor, pero aun echando una microsiesta de 15 minutos, el sueño no desaparece y el frio es terrible.
Kilómetros de lucha con el frio y el sueño, paso una aduana y espero a Borja fuera de una especie de bar. Le pido a Borja que entre a por un café, lo necesito, este sale con el que, para mí, es el mejor café que me he tomado nunca. Cuando me lo termino me dice:” ¿Está bueno el café? Y le digo: “esta buenisimo” (llevaba días sin poder tomar un café). Con lo que me responde: “Pues me ha tocado hacerlo a mí, les he pedido un café y me han dado todo y me han dicho que lo hiciera yo”. No podía parar de reírme.
The Speed Project Atacacama, foto de Borja Ortuño
Continuamos y empiezo a subir un pequeño puerto dejando a la izquierda Guillagua, un pueblo donde vi zonas verdes de árboles y un pequeño rio. Después de unos 25 kilómetros, iba bastante animado, estuve hablando con mis amigos contándoles la aventura que estábamos viviendo y esto me subió los ánimos.
Llegamos al kilómetro 27 y nos cambiamos las zapatillas, dejamos las On Cloudsurfer y nos ponemos las Cloudeclipse para cambiar sensaciones, después de un par de kilómetros andando, volvemos a correr.
Encaramos otra gran recta en la Ruta 5, son las 11 h y el calor empieza a apretar y con ello las piernas a pesar, me es complicado correr, toca andar y hidratarnos bien con los sobres Hidrazero de 226ERS y pastillas de sales.
Después de unos 44 kilómetros nos encontramos en la carretera a los Maffs, unos amigos chilenos que se dirigen hacia Iquique, ya que la salida de los equipos es el viernes de madrugada. Me fundo en un abrazo con Cristian, es una gran alegría, necesitaba algo así para aumentar mi estado de ánimo.
Decidimos parar a comer, esta vez como menú tenemos puré de patatas, si os digo la verdad se me ha hecho un poco bola. Seguimos y me empieza a dar un poco de angustia por la comida, no me ha sentado demasiado bien, esto también me afecta mentalmente.
Conseguimos superar esto, pero a los pocos kilómetros nos empieza a molestar la cintilla de la pierna derecha y el tendón del pie izquierdo, parece ser que esto ya va a ser normal durante el resto de la carrera. Ha llegado un momento crítico mentalmente, el momento de carrera donde me quiero ir a mi casa, no hay carrera larga en el que no me pase.
Una vez pasado este bache, continuamos y ya van unos 74 kilómetros, en el cual me pego un atracón de gominolas ácidas y galletas de arroz con chocolate, mi cuerpo necesita marranerías.
Hemos decidido continuar hasta una especie de posada, donde yo cogeré mañana un pequeño atajo para ahorrar algún kilómetro y Borja desviarse un poco hacia Maria Elena para poder echar gasolina.
Llegando a la posada, vemos unas luces como de emergencia, era parte del equipo de Chikorita, se habían quedado atascados con el coche y no podían sacarlo. Intentamos ayudarles, pero no hay manera y nos dicen que continuemos, ponemos un mensaje en el grupo de Whatsapp para que les echen una mano y puedan remolcar su coche.
Acaba el día, superando varias crisis, pero contentos, ha sido un día donde hemos podido correr bastante más que el día anterior aún sacando los mismos kilómetros, una cosa que no entendemos.
Hoy hemos llegado a los 40º y a una mínima de unos 10º más o menos, realizando un desnivel de un poco más de 500 metros, corriendo ya la mayoría del camino a unos 1.000 metros sobre el nivel del mar.
La recta infinita
Todavía no ha amanecido y es hora de comenzar nuestros 15 kilómetros en solitario, mientras que el compañero va a echar gasolina. Empieza a amanecer y me encuentro corriendo por las vías de un tren en medio del desierto sin nada a mi alrededor, es una sensación increíble, difícil de explicar y donde me están saltan las lágrimas.
Después de pasar unas zonas repletas de paneles solares ya vemos la Ruta 24 la cual se dirige rumbo a Calama. A lo lejos veo la furgoneta, me juego mis dos piernas a que Borja esta durmiendo dentro.
Al llegar a esta, mi premonición se cumplió, y no pude resistirme a gastarle una broma y asustarle, todo esto claramente grabado y subido a Instagram. Uno de los momentos favoritos de mis seguidores.
Después de 28 kilómetros el cansancio acumulado se va notando, el ambiente tan seco y todo el polvo hace que al sonarme la nariz me sangre y la lengua se me irrita, presiento que va a ser un día muy duro.
Estamos a unos 1.500 m del nivel del mar y las piernas las siento como cemento, me cuesta mucho poderlas levantar del suelo. Llego a una zona donde empezamos con subidas y bajadas, esto me esta matando y apenas llevo 35 kilómetros en el día de hoy. La inercia es la que me esta haciendo correr, hay veces que no sabemos como estamos corriendo y esta es una de ellas. Es hora de parar a comer, buscar la poca sombra que da la furgoneta e intentar protegerse del fuerte aire que hace.
Es hora de continuar, creemos que ya solo quedan unos 10 kilómetros de subida hasta empezar a bajar rumbo a Calama. Todo iba bien mentalmente hasta el kilómetro 49 donde la rabia y impotencia se empieza a apoderar de mí, que rápido puede cambiar algo en una persona.
La recta del día dos se esta quedando en nada con la recta de hoy, está acabando conmigo mentalmente, donde estoy pasando por todos los estados mentalmente posibles. Ya llevamos casi 50 kilómetros subiendo por esta recta y me están dando ganas de llorar. Borja me dice que me ponga música, a ver si así mejoro mentalmente, Dua Lipa empieza a sonar y yo a inventarme las letras y medio delirar.
The Speed Project Atacacama, foto de Borja Ortuño
Creía que ya había acabado la subida, pero llevamos ya 70 kilómetros y todavía seguimos subiendo, no hay músculo que no me duela, no se cuanto podré seguir hoy. Ya no puedo más y le digo a Borja que pare la furgoneta, la recta a podido conmigo, no puedo dar un paso más. Paramos a casi 3.000 metros de altura, donde nos va a tocar dormir en cuesta y con miedo a que se quite el freno de manos y nos vayamos para abajo.
Nos quedamos a unos 12 kilómetros de la gasolinera de Chuquicamata, donde queríamos parar y así estar a una distancia asumible para afrontar al día siguiente y poder acabar ese mismo día. Al no poder llegar, nos quedamos a unos 120 kilómetros, una distancia complicada para poder acabar del tirón, mañana decidiremos si hacerlo de golpe o parar, dormir y al despertar llegar.
Ha sido el día más duro con diferencia, donde apenas hemos sacado unos 73 kilómetros con más de 1.400 m de desnivel y día en el que hemos alcanzado los 45º de temperatura.
Vamos con todo
Despertamos con un frio salvaje, me toca correr con pantalón largo y cuatro capas y el plumífero, nunca había tenido una sensación de frío como esta. Por fin empiezo a bajar rumbo a Calama, noto una molestia en la cintilla y un poco de ahogo por la altura, pero mentalmente parece que voy mejor. El sol empieza a salir y las vistas son espectaculares, es hora de disfrutar bajando ya que no sabemos cuanto tiempo va a durar esto.
Después de 36 kilómetros, encaramos la recta que va a San Pedro, son las 11:45 y los pies me arden y el calor está haciendo que me entre sueño. La cabeza se me esta yendo, empiezo a cantar yo solo y de repente un camión que viene de frente a mi a toda velocidad se le vuelan maderas que lleva y caen a escasos metros de mí.
Ha llegado la hora de comer, esta vez tenemos vistas a un campo eólico, este tiene todo el sentido ya que hace un aire que esta volviendo loco a Borja, mientras que a mi al venirme de culo me esta ayudando algo.
The Speed Project Atacacama, foto de Borja Ortuño
Continuamos, parece que la comida me ha sentado bien y estoy corriendo cómodo y sin dolor, hacia días que no lo hacía así. Llevando unos 65 kilómetros hoy, decido tirar y intentar acabar del tirón, me encuentro fuerte mental y físicamente, Borja sigue luchando con el aire y no volverse loco.
Por el grupo escriben que Max está a unos 50 kilómetros de meta, eso significa que no debe estar muy lejos al igual que Chikorita que debe ir detrás de él, parece que va un poco tocado. Creo que es posible pillarlo y poder llegar con él a meta, sería genial.
Tomo la estrategia de ir a base de geles y High Fructose Energy Drink para no perder tiempo e intentar alcanzarlos. Hablo con mi madre y le digo que voy a intentar llegar antes de las 4 a.m y me dice que son muchas horas corriendo, pero me encuentro bien.
Llegan momentos donde tengo conversaciones mentales en un inglés perfecto con otros compañeros Solo, que mala suerte de que no estuvieran aquí para poder hablar con ellos, si mi profesor de inglés estuviera aquí estaría orgulloso.
La noche cae y todavía seguimos sin ver el final de esta interminable recta, los ánimos están decayendo, la noche se va a hacer larga. Borja intenta animarme diciéndome que el final está allí, pero le digo que no me engaña que todavía queda.
Los carteles que indican una distancia y a los pocos kilómetros indican una distancia mayor, y otra vez los malos cálculos por nuestra parte, hace que me venga abajo mentalmente. La estrategia pasa de llegar antes de las 4 a.m a llegar cuando sea.
Son las 12 de la noche y todavía no hemos cenado, le digo a Borja que hay que para a cenar o me va a dar algo. El menú para una noche tan especial es de chili con carne, veremos a ver el final de carrera que tengo después de esta cena.
James escribe en el grupo preguntándome que me queda, les digo que unos 40 kilómetros y me empiezan a dar todos ánimos. Me hace pensar que me están esperando, esto hace que intente tirar, pero voy muerto.
Tengo que parar, le digo a Borja que necesito tumbarme solo 15 minutos, mis piernas y el sueño no me dejan avanzar. Después de esta pequeña parada me tomo un Red Bull y sigo, toca sacar fuerzas de donde no las hay.
Solo quedan 30 kilómetros de bajada y Chikorita escribe por el grupo que está a 10 kilómetros, pienso que todavía la puedo pillar y empiezo a bajar bastante rápido, comparado con los ritmos que he llevado en carrera claro.
Durante la bajada Borja me dice que nos sigue un chico y una chica, miro para atrás y no veo a nadie, después de más de 20 horas conduciendo sin dormir, empieza a tener alucinaciones. Le pregunto a Borja si la Cruz Papal es aquello que brilla y me dice que eso es una estrella, menos mal porque estaba muy alta para subir.
Llego abajo y veo que las luces que veía que creía que era ella no lo son, eso junto a que quedaban 15 kilómetros que no me esperaba en subida me rompe. La bajada tan rápida la empiezo a pagar, es el momento de toda la carrera cuando realmente me encuentro mal, creyendo que me va a dar algo a tan poco de la meta.
Empiezo a preguntarle a Borja cada minuto que queda y es cuando me empieza a decir 8 kilómetros, 8 kilómetros, 8 kilómetros, ya que no podía avanzar, iba arrastrándome. Iba cabreado porque me creía que me estaba engañando y le cogía el teléfono para ver yo el mapa. Viendo como estaba, ni en 4 horas llegaba a meta, no podía más, donde tenía ganas de montarme en la furgoneta y irme.
Es cuando el sol comienza a salir y veo el amanecer más bonito que jamás había visto, iba pasando por un gran cañón, es fue cuando todo tuvo sentido, todo el sufrimiento y la lucha había merecido la pena.
Queda poco más de un kilómetro y Borja me pasa el teléfono, me dice que me llama mi madre. Le cojo el teléfono y sin dejarle hablar le digo que no puedo hablar, que luego le llamo. Escucho que si había acabado ya y yo vuelvo a decirle lo mismo y cuelgo.
Ya podía ver la Cruz, cuando Borja me dice que le ha dicho un hombre que tengo que subir por un terraplén que para subir hay que hacerlo a cuatro patas, le miro con cara de “no me jodas” y me dice que es una broma, aún nos queda sentido del humor después de 26 horas sin dormir.
Son las 6:20 a.m cuando por fin consigo llegar a la Cruz Papal, no había nadie, solo Borja y yo, dentro una sensación de pues ya está, he llegado. Borja me hizo una foto para subirla al grupo, llamé a mi madre para decirle que había terminado y nos fuimos rumbo al hotel.
Fue un último día corrí los poco más de 127 kilómetros con las On Cloudeclipse, unas 26 horas, donde subí a más de 3.400 metros de altura haciendo más de 1.800 metros de desnivel.
TSP ATA
Ese mismo día me preguntaron si volvería hacer esta carrera Solo, y les dije que haría la de EEUU antes, pero al día siguiente me lo volvieron a preguntar y esto cambió, volvería hacerla sin pensármelo, porque he estado en un lugar donde he hecho lo que me gusta y he sido muy feliz, sin importarme los malos momentos por la que he pasado.
A los pocos días solo me acordaba de los momentos buenos, ya no me acordaba de lo mal que lo había pasado, y esto no pasa en todas las carreras.
No fue fácil llegar a la línea de salida, fueron meses de duros entrenamientos, de no poder ir a reuniones y cumpleaños con amigos y familias, pero ahora pienso que ha merecido la pena. Como dijo Jarick en la fiesta post-carrera:
Up to it (Vamos a por esto…)
Down to it (Dispuesto a esto…)
Fuck those (Que se jodan aquellos…)
Who don´t do it (Que no lo intentan…)
We run through it (Pasamos a través de eso…)
Cus we´re used to it (Porque estamos acostumbrados…)
Run motherfucka run (Corree, xxxx, corree)