Este domingo 19 de octubre, durante el Maratón de Ámsterdam, el ex-ciclista profesional Tom Dumoulin volvió a demostrar su talento como corredor. El neerlandés completó con éxito su debut en la gran distancialogrando una marca de 2 horas 29 minutos 24 segundos. Sin embargo, Dumoulin esperaba algo más, ya que el medio maratón lo pasó en 1h09 (cerca de su marca personal de 1:08:45 en la distancia), junto a las mujeres que lideraban la prueba.
Para comprender lo que este logro representa, es necesario poner en contexto el palmarés de Dumoulin en el ciclismo: en 2017 ganó la Giro de Italia, convirtiéndose en el primer neerlandés en hacerlo. Ese mismo año también se coronó campeón global contrarreloj en los Mundiales de Bergen. Además, en 2018 logró un segundo puesto en la clasificación general tanto del Giro de Italia como del Tour de Francia, lo que dejaba claro su estatus como uno de los mejores del mundo en aquella época.
Después de varios años de competiciones en carreras de cierto nivel en Países Bajos, en el maratón de Ámsterdam Dumoulin salió a un ritmo muy alto: al paso por el medio maratón estaba en tiempos que le situaban hacia una marca estimada de 2h18 en meta. Sin embargo, según reconoció él mismo, la segunda mitad le pasó factura con calambres en las piernas, pero logró aguantar el tipo para acabar por debajo de 2 horas y 30 minutos.
Esta experiencia demuestra claramente que, aunque su motor físico (heredado del ciclismo de élite) está ahí, el cuerpo requiere adaptación al impacto del correr largas distancias a pie. Por eso, el logro de 2h29 en un debut tiene mucho mérito: marca un punto de partida muy serio y manteniendo siempre su etiqueta de “ex top profesional” que lo que busca es competir consigo mismo.