Tenía que surgir todo de la mente de un loco aventurero. Atrás quedaban rutas en moto desde Barcelona, semanas y semanas por las dunas de Erg Chebbi, viajes a Merzouga y tes en Rissani soñando con la próxima aventura.
Joan Boada lo gestó y el que escribe actuó de comadrona allá por 2008. Un viaje a la zona bastó para saber que sí, que era posible la locura: una carrera de tres etapas por Arfoud disfrutando de los paisajes, “sufriendo" lo necesario y disfrutando de la gastronomía, la cultura y la buena gente que habita esa zona de Marruecos tan lejos y tan cerca de nuestras urbes al otro lado del estrecho.
Lllegó 2009 y la Desert Run salió en ese avión chárter a Errachidia cargada de ilusión, esperanza y unos cuantos corredores que aún no sabían a lo que se iban a enfrentar. Déjenme que les haga una confesión entre los nervios del debut: “Solo queríamos que no se perdiera nadie, éramos incapaces de dormir pensando en las marcas en medio del desierto, las banderolas y los GPS que marcaban una ruta en la hamada, entre palmeras, oasis y campamentos nómadas".
Estábamos a sólo 5 kilómetros de la ciudad de Arfoud, en el corazón de la región del Tafilalet y estratégicamente ubicados entre el gran palmeral del valle del Ziz y las majestuosas dunas del Erg Chebbi. Nadie imaginaba que “las puertas del desierto" se abrieran a los corredores populares. Por donde cruzaban las pistas y rutas del París-Dakar corrían nuestros participantes día tras día desde aquel lejano 2009 hasta 2018 y su 10º aniversario. Diez años de desierto del Sahara, rodeando las más de 300 pequeñas kasbahs y poblados de tradición nómada, beduinos y bereberes.
No les hablo de superhombres, ni etapas “maratón", ni autosuficiencia. La Desert Run es compañerismo, naturaleza, recuperar el viejo sabor de los viajes de aventura con una experiencia única en el fascinante Marruecos, y alejados de los clásicos Marrakech y Casablanca.
Casi sin querer hemos llegado a 2019, nos hemos hecho mayores y la Desert Run se llena de “locos aventureros" cada año, llenos de familias y niños preparados para pasarlo en grande y correr, claro, pero también disfrutar de un viaje inolvidable. ¿Te vienes?