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Marc Roig (Sant Pol de Mar, 1984), es un atleta, fisioterapeuta y un preparador muy reconocido en el mundo del running. Conoce el maratón y el medio maratón de Valencia desde casi todos los prismas: hizo de liebre, comentó el maratón por televisión y participó en esta reconocida prueba de prestigio mundial (en 2018 la acabó en 2 horas y 20 minutos). Además, tiene una amplia experiencia en Kenia y Etiopía. Ha trabajado con atletas como Eliud Kipchoge y Kenenisa Bekele e hizo de liebre de Florence Kiplagat las dos veces que batió el récord del mundo de media maratón en Barcelona. Ha sido el preparador físico del grupo de élite del NN Running Team en Kaptagat, el campamento de altura en Eldoret (Kenia), y actualmente dirige el centro de entrenamiento de alto rendimiento de Kiprun en Iten. Roig, ha probado el triatlón de larga distancia tras completar el Ironman Calella – Barcelona y anteriormente participó en la primera edición del Ironman 70.3 Valencia el pasado mes de abril.
“You’re an Ironman, Marc Roig”. ¿Qué sentiste al cruzar la meta en Calella y escuchar estas palabras?
Sensación difícil de describir, realmente, porque tienes muchas horas de ir procesando lo que sentirás. Y una cosa que le reconozco como éxito a Ironman es que en las pruebas Ironman en España y en Europa te hacen oler, te hacen realmente degustar la línea de meta durante la prueba, durante el tramo a pie, cada vez que pasas por ahí, durante cada vuelta. Es un proceso de asimilación continuo en el correr, porque la mayoría acabamos pasándolo mal, se te hace largo el maratón, pero has pasado por allí ya varias veces. Has saboreado esa alfombra roja y negra. Además, honestamente me hacía mucha ilusión hacer una cosa que los de Ironman tienen todo pensado hasta el mínimo detalle, como es tocar la campana cuando eres novato en la línea de llegada. Hay una campana especial para que le des un manotazo si eres primerizo. Y me sorprende que esa campana aguante todos los manotazos, porque algunos como yo le dimos fuerte de rabia a la vez que de satisfacción. Tocas la campana y el speaker de repente sabe lo que tiene que decir y te dice: “You are an Ironman!”. De repente, se te ponen los pelos como escarpias, la emoción es enorme porque sabes que por fin vas a poder pararte sin sentirte culpable.
Sabía que era un reto mayúsculo, pero yo me presenté en la línea de salida no queriendo tan solo acabar, sino exigirme al máximo.
Se suele decir que en estos retos hay que disfrutar del trayecto y la preparación previa. ¿Ha sido tu caso?
En este sentido, yo he sido maratoniano durante las dos últimas décadas, podríamos decir, y le había ya perdido las ganas a entrenar el maratón. Mis tiempos ya no son los de antaño. Y en un deporte que se mide por cronómetro, la verdad es que cuesta. Si has sido competitivo en tu vida deportiva, pues cuesta seguir corriendo, seguir exigiéndote en los entrenamientos cuando esta parte competitiva ya no la puedes defender. Entonces, en este aspecto, a mí, triatlón y Ironman en particular, vino a mi rescate porque he disfrutado muchísimo el camino. Ha habido días duros, por supuesto. Yo entreno casi siempre en soledad. La natación no siempre ha sido agradable, pero se ha cumplido. Y la bicicleta me ha dado unas horas de paz absoluta conmigo mismo, con el entorno, que corriendo no la había conseguido, por lo menos en los últimos años. O sea que sí, he disfrutado muchísimo el camino.
Antes de hacer el Ironman full hiciste el Ironman 70.3 Valencia en abril. ¿Te sirvió de experiencia para calibrar si podías dar el salto?
Sí, a ver, sinceramente, creo que ir de buenas a primeras a un Ironman full son palabras mayores, no es imposible, pero tampoco hace falta que el reto sea tan grande, no hace falta hacerlo más grande de la cuenta. Pasar por un half anteriormente creo que es acertado. Se aprende mucho en un Ironman 70.3 y se aprende muchísimo más en el full. Pero creo que sí, que es una buena transición. Quizá incluso hacer más distancias más cortas. A mí por logística, al final, viviendo en Kenia, tengo pocos triatlones al alcance. Creo que antes de presentarse a un Ironman entero conviene muchísimo haber probado distancias más cortas.
No me acerqué a mi objetivo de tiempo previsto, porque fallé en mi disciplina, en el maratón.
En la parte del running lo tienes más fácil. ¿Qué introdujiste de nuevas rutinas en tus entrenamientos las semanas previas al Ironman Calella – Barcelona?
En la parte del running, pocas novedades. Quizá precisamente lo que me hacía falta era entrenar menos o entrenar de manera menos intensa. A mí me resulta fácil, además de que me gusta hacer series, y claro, si hago series de 1000 metros, las hago a 3 minutos y poco el km, a 3:10. Claro, eso es un ritmo que no lo necesito para el Ironman. Quitarme las series de en medio y, en cambio, hacer cosas más largas, más contenidas, más aburridas en este aspecto, pues es lo que me tocaba hacer y me gustaba menos, pero bueno, poco a poco lo fui haciendo, aunque las series intentaba no saltármelas porque me gusta mucho.
Para los que suelen hacer maratones de asfalto, pero no se han atrevido nunca con un triatlón de larga distancia, ¿qué les recomiendas?
A ver, hay muchos puntos a tener en cuenta. Normalmente los atletas somos muy de secano y la natación nos da mucho respeto. Curiosamente, yo he descubierto que al final lo que me daba mucho más respeto cuando se acercaba la fecha era la bicicleta, porque la natación, una vez has conseguido superar la rutina de tirarte al agua e ir sumando metros, es un trámite, es un trámite que tardarás más o menos tiempo, pero es un trámite, se trata de ir a coger la bicicleta un poco mojado y nada más, y de ahí se sale. En la bicicleta sí que hay que cambiar completamente el chip. Los maratonianos, cuando tenemos un entrenamiento muy largo, le dedicamos dos horas a ese entrenamiento, quizás dos horas y media, pero de ahí no pasamos, no nos compensa, el riesgo de lesiones es elevado. Con la bicicleta, olvídate, dos horas y media es el día que haces poco, el día que ni siquiera sales de casa porque te compensa más hacer el rodillo. Entonces sí, hay que cambiar el chip, hay que saber que salidas de cuatro, cinco o seis horas son necesarias y eso te obliga a saber cuidar mucho más la nutrición, un tema pendiente también para el maratoniano medio o incluso el maratoniano de élite. Te puedo asegurar que yo el tema de nutrición en carrera lo llevaba muy a pelo. Hay muchos aspectos a comentar, pero la ventaja que tenemos es que un maratoniano ya es una persona fuerte, no es de hierro todavía, pero es una persona fuerte y el reto del Ironman se lo puede plantear y con suficientes semanas de preparación y con ayuda de alguien que realmente sepa dónde te estás metiendo, se puede conseguir.
En ninguno de mis peores pronósticos estaba hacer una maratón en el Ironman en 3 horas 21 minutos.
¿Qué ambiente viviste durante la salida y durante la prueba? ¿Se notaba que era el décimo aniversario?
Difícil saber si se notaba que era el décimo aniversario, porque el Ironman de Calella – Barcelona lo he visto siempre muy de refilón, casi nunca me ha pillado ahí cerca. Algunas veces en los primeros años sí que intentaba estar un poco más pendiente, pero nunca he estado en el meollo. Es impresionante la salida, saben cómo tocar la fibra sensible, saben cómo ponerte la piel de gallina, notar que formas parte de una tribu, de una tribu de locos como tú.
¿Y estabas muy nervioso antes de empezar?
Quizás seguramente porque sabes que tienes muchas horas por delante, mucho más que un maratón, los nervios precompetición no están tan a flor de piel. No te juegas mucho, es verdad que la salida es un poco competitiva, pero el rolling star te permite una salida muy suave, muy tranquila. Es cuestión de van pasando los minutos, van pasando las fases. Es pura magia lo que sientes ahí. Y, quizás, como pasan también los maratones multitudinarios, sabes de muchos compañeros que están también en la línea de salida, pero no cuentas con encontrarte con algunos de ellos. Esa camaradería que te encuentras en la línea de salida. Yo coincidí con Juanmi Moreno, además, un clásico maratoniano también y triatleta de alto nivel. Nos encontramos en el cajón, en esos minutos previos puedes hacer la charla: “Mira, no esperaba encontrarte aquí, a ver si luego incluso nos encontramos en carrera”. Te hace mucha ilusión ver una cara conocida y saber que te enfrentas al reto con amigos.
¿Te habías marcado con algún objetivo de tiempo?
Sí, sinceramente, a ver, yo pensaba que podía estar cerca de las 9 horas. Sabía que era un reto mayúsculo, pero yo me presenté en la línea de salida no queriendo únicamente acabar el Ironman, sino exigirme al máximo. E incluso dentro de eso, pues tenía también mis parciales más o menos planteados y, sobre todo, acabando con un maratón fuerte. Y todo se cumplió, menos la maratón fuerte. O sea que sí, realmente no me acerqué a mi objetivo de tiempo porque fallé en mi disciplina. Por supuesto, esto es triatlón, fallas en tu disciplina, porque previamente en las otras te pasas de rosca, sobre todo en la bici, pero sí, así que tenía yo un reto, yo quería estar en las 9 horas.
En la maratón final hiciste un tiempo de 3:21:07 a ritmo de 4:47. Ese ritmo no estaba en tus previsiones. ¿Cómo te sentiste?
Por supuesto noté la fatiga acumulada, posiblemente el pasarme de rosca en la bicicleta, el segmento ciclista en Calella es muy rápido y uno ve que le están saliendo los parciales ahí buenísimos y no piensa en frenarse, sino piensa en hoy voy a reventar el cronómetro. Te animas más de la cuenta todavía. Y luego posiblemente lo que hablábamos de la nutrición, porque la cumplí muy bien en bicicleta, quizá no la cumplí demasiado bien o la fallé totalmente en la carrera a pie. Estoy acostumbrado a enfrentarme a un maratón con las piernas frescas, con el cuerpo fresco, con los depósitos llenos y ahí es algo que hay que tener en cuenta, que ni el cuerpo está fresco ni los depósitos están llenos cuando te bajas de la bicicleta. Fue un poco esto y un poco lo otro, me pasó factura. En ninguno de mis peores pronósticos estaba hacer una maratón en 3 horas 21 minutos. Los peores pronósticos eran 3 horas peladas.
El ganador del Ironman Calella – BCN, Jan Stratmann, hizo la maratón final con un tiempo de 2 horas 39 minutos y 53 segundos, a un ritmo de 3:49. ¿Tú que estás habituado a ver maratonianos qué te parece?
Me sorprendió. Hasta que te metes en ese mundo y descubres que no, el triatleta es el que rinde nadando, en bicicleta y corriendo. Y por eso hace ese tiempo, porque es buenísimo en las tres disciplinas.
¿Y has pensado en repetir después de esta primera experiencia?
El domingo por la tarde tras la prueba estaba pensando en poner la bicicleta en Wallapop y el lunes, mientras estaba en el aeropuerto esperando a embarcar de vuelta a Kenia, ya estaba mirando la web de Ironman a ver qué carreras hay en los próximos meses. Por supuesto no para hacerla inmediatamente, pero de cara a la primavera, porque esto sinceramente a mí me ha gustado y me vais a ver en alguna otra línea de salida.
Esta experiencia sinceramente me ha gustado y me vais a ver en alguna otra línea de salida de un Ironman.
¿Qué te ha parecido el récord femenino en maratón conseguido en Chicago por Ruth Chepngetich?
El tema del récord como a todos nos ha sorprendido enormemente. No pensaba que una mujer podía correr en menos de 2 horas y 10 minutos y sinceramente esperaba en qué momento se pararía, ni siquiera es que bajara el ritmo, sino que se pararía por no ser capaz de dar un paso más. Ruth Chepngetich nos cerró la boca a todo el mundo y el récord del mundo femenino está ahora en 2 horas y 9 minutos.
¿Y crees que algún día veremos a algún atleta keniano competir en un Ironman?
Todo está por ver. En el trail running van haciendo sus pinitos, no es su entorno natural, pero como portentos físicos pues se defienden. En Ironman claro, se va poniendo cada vez más difícil la cosa, porque hay que entrenar tres deportes. Hay que ser técnicamente muy bueno en la natación, hay que saber ir bien en bicicleta, se complica la cosa, pero ¿por qué no? Al final estos deportes son deportes globales y creo que el interés está en que la masa popular crezca y, si la masa popular crece, pues la parte de la élite se va también a ver afectada tarde o temprano.