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A sus pies

La historia de Vocke, la marca de calcetines que usa Martín Fiz y que ha conducido al éxito a miles de corredores

Juanfran de la Cruz

7 minutos

Detras de los grandes éxitos de Martín Fiz están los calcetines Vocke / Foto: Félix Sánchez

“La vida son retos”, dice Martín Fiz después de celebrar su 61 cumpleaños. Luego de gestionar su ‘cincuentañería’ venciendo en su categoría todos y cada uno de los ‘Majors’, los seis grandes maratones del mundo, el vitoriano entró en los sesenta enfrascado en exportar el mismo logro a los SuperHalfs, los grandes medios maratones del mundo; y de momento ya se ha impuesto en cuatro de las seis pruebas. Con su muesca dejada en 2023 en Lisboa, en Copenhague y en Cardiff, Fiz encaró el pasado 6 de abril el reto de Praga, el de la salida majestuosa bajo los compases del “Moldava” de Bedřich Smetana, y superó con solvencia a todos sus rivales. Valencia (2024) y Berlín (2025) quedan para el futuro. “La vida consiste en buscar motivaciones”, recuerda. En todo este periplo Fiz ha contado con el soporte de Vocke, una joven firma con mucha personalidad que desarrolla unos calcetines con los que el vitoriano enamora. “El pie ‘respira’ con facilidad, mucho mejor; a nivel plantar me resulta un accesorio muy cómodo”, proclama.

El atleta alavés corre unos 80 o 90 kilómetros semanales. Solo desde 2017, cuando arrancó esta colaboración, son más de 32.700 km de experiencias y sensaciones con las que aportar contexto y matiz. Y, además, complementariamente, con el aval de todo el feedback acumulado durante una carrera deportiva al más alto nivel. Kilómetros y kilómetros. Vivencias y más vivencias. Pinreles cum laude. “Ante todo siempre he buscado la mayor comodidad y protección. Prendas que me proporcionasen el máximo confort y que no dieran mucha guerra con mis zapatillas. Es una pretensión universal, para la inmensa mayoría de deportistas. En mi carrera he tenido experiencias de todo tipo con los calcetines. He llegado a acabar alguna que otra competición con los pies ensangrentados por culpa de las costuras. Antes los fabricantes no reparaban tanto en estos detalles”, recuerda. No había tacto para pormenores ni figuras, no existían inquietudes estéticas sobre las apariencias. La industria textil deportiva, por supuesto la del calzado del ramo, ha cambiado mucho en las dos últimas décadas. Y el segmento de los calcetines técnicos no es ninguna excepción. Bien pueden dar fe los pies izquierdo y derecho de Martín. Han evolucionado las materias primas, los procesos de fabricación, los mimos en los detalles y hasta los diseños susceptibles de comercializarse.

La evolución natural, la de un mercado que presta su servicio a una comunidad más grande y más coral, ha alimentado la lógica de esta evolución. Varias son las marcas existentes en este nicho y múltiples son las propuestas. Si bien las alturas son una cuestión más estandarizada, que si medias, que si medias cañas, que si tobilleros que si, por qué no, ‘invisibles’ (que si ‘low tab’, que si ‘quarter’, que si ‘crew’, que si ‘otc’ si se encara el asunto en inglés), la de los colores y los motivos nos introduce en otra dimensión. En este sector, de hecho, han aparecido muchas marcas nativas digitales; trabajan con pequeñas tiradas de producción donde lo que prima es el diseño. Este aspecto es, por así decirlo, el reclamo esencial para su manufactura. En la era de la inmediatez extrema y la dictadura de lo fugaz, lo llamativo y lo estético están llamados a ubicarse en lo más alto de la pirámide. A ‘posicionarse’. Si te gusta, click, lo tienes. Y, claro, tendrás que fiarte de que la prenda evacúe rápido el sudor, no provoque rozaduras y que el espesor y el grosor de los hilos y las fibras sean los idóneos y rindan en su función.

En términos de confort y rendimiento, en términos de prestaciones, en Vocke trabajan con el prisma de que el diseño debe estar al servicio de la técnica. ¿Supeditado? No. Pero sí muy vinculado; y con honestidad. No todos los diseños tienen cabida en su arquitectura constructiva y ni tan siquiera todos los concebidos acaban plasmados en los tejidos. Su proceso constructivo también ha vivido un desarrollo. Se concibe y se gestiona desde España, a caballo entre Vigo, Valladolid y Valencia. Y se produce en China, sí. Mas siempre con un proceso industrial muy alejado de una fabricación en masa: la maquinaria implicada procesa un máximo de veinte pares a la hora. Las primeras propuestas de producto nacieron muy próximas a un perfil de practicante que se está iniciando. El tiempo, la maduración y el trabajo han aportado un plus: evolución. Vocke, en su concepción, ha sido en sí misma como ese deportista que va mejorando sus prestaciones gracias a la experiencia. “Las primeras colecciones que desarrollamos estaban concebidas para un deportista con perfil amateur. Un principiante que corriera, que caminara por el monte, que montara en bicicleta… Con el paso del tiempo fuimos desarrollando productos más técnicos, implementando soluciones de tejido que nos ayudaran a mejorar la comodidad, la fiabilidad y la resistencia; progresos que, al mismo tiempo, nos permitieran una estampación de calidad. Desarrollamos las construcciones en red y en XXX, maduramos la técnica Y (‘i griega’) en la zona del pulgar, profundizamos en la creación de zonas de respiración bajo los dedos y bajo la planta del pie con cada zancada, maduramos una zona de escape en el empeine para evitar la humedad, nos esmeramos en una boca que fuese cómoda y que no se cayera… Nuestra meta es ofrecer un producto de confianza que responda a las necesidades del deportista, un producto que sea diferente, que te acompañe y que te cuide en la persecución de tus metas”, explican desde el equipo de Vocke. “Cualquiera de los productos de nuestra colección ha sido previamente exprimido al menos entre tres y seis meses antes de salir al mercado”.  

En Vocke trabajan con el prisma de que el diseño debe estar al servicio de la técnica. ¿Supeditado? No. Pero sí muy vinculado; y con honestidad.

Para gustos, los colores. El del diseño es un mundo complejo. “No voy a negar que a la gente le pueda gustar más un motivo que otro, pero siempre se ha dicho, y estoy de acuerdo, que los pequeños detalles te llevan del éxito al fracaso”, aporta Fiz. “Los calcetines pueden ser uno de esos pequeños detalles. Puedes entrenar muy bien pero el día de la competición te sale una ampolla por culpa de una costura y todo ese trabajo, todos estos esfuerzos, se quedan en nada. Por esto mismo creo que el diseño no es un motivo exclusivo para comprar unos calcetines”. Desde Vocke aportan: “Las cuestiones de diseño son muy difíciles y muy complejas, intervienen motivaciones personales, gustos estéticos… Más que un dibujo concreto, para nosotros es mucho más importante encontrar ese sentimiento, esa inspiración que le dé sentido a lo que hacemos y que sirva para inspirar a la gente y que ésta lo identifique como una parte de sí misma, como una parte propia, que le aporte motivación en su camino diario. Todos tenemos una meta en nuestra vida: nos levantamos cada mañana, luchamos y nos esforzamos por alcanzar esa meta. Cuando la alcances, disfrútala y saboréala. ¡Ya volverás a fijar una próxima meta! Perseguimos ese sentimiento de una forma grupal y sobre esa base desarrollamos la estética de las colecciones. No todo lo que se concibe acaba en el mercado, no. De un centenar de propuestas, al final van a producción una veintena. No tenemos necesidad de sacar constantemente un calcetín nuevo, lo que queremos es que el resultado sea eficiente para el deportista”.

El campeón del mundo Martín Fiz nunca deja nada a la improvisación en su material deportivo / Foto: Félix Sánchez Arrazola

El diseño, tan llamativo, tan impactante, tan capaz de seducir al ojo, plantea también un reto a la hora de fabricar la pieza. El proceso de impresión más extendido en la industria actualmente es el de la estampación por la sublimación. Este sistema exige exponer las fibras a unas temperaturas altas, ya que el color se aplica con calor. Con la aplicación del calor la fibra, lógicamente, se endurece y esta suerte de solidificación hace que se pierdan propiedades que van desde su resistencia hasta una durabilidad óptima. Y todos los productos de consumo, tal es el punto de partida universal e inmutable, tienen una vida útil. La imprimación resultante de la sublimación, además, es muy superficial. Si cogemos una prenda y la estiramos podremos ver cómo el diseño o el dibujo se diluye entre la irrupción de muchos puntos con el color del tejido base original. “En Vocke venimos trabajando con un sistema de impresión 3D en fibra, que de momento sólo ofrecemos nosotros en el sector. Si haces la prueba de estirar un calcetín, comprobarás que el diseño se mantiene uniforme más allá de la deformación que recibe el tejido por el tirón. Los resultados son impresionantes. El proceso de desarrollo del calcetín Vocke es muy complejo hasta su última fase, en la que se introduce la prenda en una especie de tubo que se sitúa en una estampadora, que en vez de imprimir en plano lo hace a través de este cilindro. Es un proceso donde el tejido apenas sufre, no es un proceso productivo que desgaste la prenda. Además, se hace de uno en uno”, aportan desde Vocke.  Hasta un 85% del catálogo de Vocke ha seguido este proceso de impresión digital3D en fibra.

Nuestra meta es ofrecer un producto de confianza que responda a las necesidades del deportista, un producto que sea diferente, que te acompañe y que te cuide en la persecución de tus metas, explican desde el equipo de Vocke.

Las propuestas del mañana ya están en proceso de pruebas. Hijas de la observación y la experiencia. Un nuevo sistema de construcción del calcetín que permita evitar que se deformen más unas zonas que otras y que la prenda, en su conjunto, tenga una mayor uniformidad en su desgaste.  “Si estos años de andadura nos han dejado una enseñanza es: con un buen calcetín, aunque el calzado no sea el mejor, evitarás que te salgan ampollas. Estamos contentos con el trabajo: todos los productos que hemos desarrollado hasta ahora han protegido más y mejor los pies. Está claro que todos los productos tienen una vida, esto no es exclusivo de un calcetín, porque los tejidos, las fibras, pierden sus propiedades con el uso, las condiciones de lavado, y de conservación”.

El sábado 6 de abril sonó en las calles de Praga el “Moldava” de Bedřich Smetana y Martín Fiz partió en busca de un nuevo triunfo dentro de su categoría en la distancia del medio maratón. En un día poco propicio para las grandes marcas el vitoriano brilló con 1:15:29. “Y como en medias anteriores usé mis medias de compresión, que es una prenda que me está ayudando a proteger en la competición los soleos, los gemelos y los tendones. Después no siento tan cargadas las piernas y se agradece muchísimo”, dice el vitoriano. La vida, sí, son retos. 

Martín Fiz evita las ampollas utilizando calcetines Vocke / Foto: Félix Sánchez

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