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Se levanta a las cinco de la mañana y, partir de ahí, lo que le echen. El clásico culo inquieto pero llevado al extremo. Lo mismo termina un Ironman sin haber tocado la piscina ni un solo día (nada 'en seco', alucinad) que se embarca en un reto loco y atractivo como el finetwork Himalaya Maratón. Una energía ingobernable cuyo secreto parece estar basado en la meditación, a la que recurre incluso para el tratamiento de sus pacientes. Ojo, no es un místico (bueno, un poco sí) ni un alucinado de la vida. Todo lo contrario, tiene los pies bien asentados, solo que los mueve deprisa. ¿La verdad? Merece la pena escucharle.