Dejemos claro que las saunas pueden ser, por supuesto, una fuente de salud. De hecho, las saunas o baños de vapor son una excelente herramienta para conseguir mejorar nuestra transpiración y relajarnos. Entre las muchas ventajas de la sauna tenemos la sudoración que produce la excreción de desechos y limpia de la pie, normalización de la presión arterial, vasodilatación y aumento de la circulación sanguínea o beneficios sobre el sistema respiratorio.
Las saunas pueden ser muy beneficiosas, pero pensando en los deportistas la clave está en el momento. Y tomar una sauna justo al terminar de hacer ejercicio físico es un mal momento.
¿Qué es lo que sucede? Nos lo explica Domingo Sánchez, uno de los más destacados expertos en fitness y salud, al que podeis seguir en la página web de Prowellness “Nuestro cuerpo, al venir de terminar de correr, llega de una situación de deshidratación. Someter a nuestro organismo a una temperatura elevada y obligarlo a expulsar la poca agua que le queda no es ni lógico ni mucho menos conveniente. Y es que a mayor deshidratación, mayor será lógicamente el proceso necesario para volver a hidratarlo. Pero no sólo el agua es un inconveniente. De hecho, el mayor problema viene de las pérdidas de sales necesarias para la contracción muscular. Tenemos que tener en cuenta que el músculo pierde sodio, potasio y calcio, electrolitos muy necesarios para una correcta contracción muscular. Seguro que ya alguna vez habrás experimentado cómo por la noche o en la siguiente sesión de ejercicio tienes calambres o retracciones musculares. Ahora ya sabes cuál es la causa".
Por tanto, tenemos una conclusión bastante clara sobre la sauna y los corredores. Si quieres mejorar la recuperación después de los esfuerzos, la sauna no es una gran buena idea. Mucho mejor centrarnos en hidratarnos lo más rápido posible y evita las saunas después de correr.