Los ojos de Lorea Ibarzabal brillan desde hace semanas. Su rostro, su sonrisa. Hay algo en ella que desprende una luz especial. La de los estados de gracia, esos que parecen eternos y que nunca van a acabar. Se calza los clavos, se pone el dorsal. Se transforma. Su vida ha vivido momentos de oscuridad absoluta en el último año y ella, fiel a una filosofía que practica de forma vehemente, ha sabido regresar a la luz para tomarla y hacerla suya. Como si ya nunca corriese sola.
Perdió a su amiga Bea en octubre, sufrió varios golpes más. Se levantó: instito de supervivencia. Fue el atletismo, su deporte, su pasión, el que devolvió a esta mediofondista pura su ilusión y su esperanza. El atletismo y su familia. Y también Uriel Reguero, su entrenador, la persona que ha sabido (re)construir un cuerpo hecho añicos a base de planificación, paciencia y empatía. Y ahora, después de más de un año y medio sin contratiempos físicos, con la fortaleza de haber sabido superar los momentos más difíciles, Lorea Ibarzabal es distinta. Ya no está sola, siempre son ella y su luz.
- ¿QUIERES ACCEDER A TODAS LAS NOTICIAS DE CORREDOR Y SIN PUBLICIDAD? HAZTE PRÉMIUM POR 8,99€ AL AÑO.
- LOS HORARIOS DEL CAMPEONATO DEL MUNDO DE BUDAPEST.
- LAS MÍNIMAS DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE PARÍS 2024.
Una temporada espectacular, ¿incluso por encima de tus espectativas?
Muchísimo más de lo que esperaba. Después de la pista cubierta mis objetivos cambiaron pero antes de este invierno nunca pensé en hacer 1:59 e ir al Mundial. Yo al principio quería ser campeona de España al aire libre. Es decir, me pongo un 12 sobre 10.
¿Cómo han sido estas semanas previas a Budapest?
Nos hemos quedado en Valladolid, cambiando algo el horario porque competimos a las 10 de la mañana y hemos entrenado a las 9. Decidimos quedarnos aquí por estar más tranquilos en casa y porque al entrenar tan pronto no hacía tanto calor. La verdad es que hemos entrenado bastante duro hasta esta misma semana, en la que ya estamos buscando las buenas sensaciones y descansar de cara al miércoles.
Cuéntanos algunos de estos entrenamientos que habéis colgado en redes.
No hemos hecho marcas personales ni nada. Uri siempre me dice que yo quiero hacer marca personal en 300 o en 500 pero que lo importante es hacerla en 800 y esa ya la he hecho. Hemos estado haciendo más volumen y tratar de aguantar el ritmo fuerte durante más series. Uno de los entrenamientos mas duros fueron varios 400 a cambios de ritmo, unos de rápido a lento y los otros al contrario. El 200 rápido íbamos a 28 y el lento a 32. Lo hemos hecho así para simular situaciones de carrera.
Lo de hacer series a fuego por la mañana es otra historia y al principio nos encontrábamos bastante mal.
En ese sentido, ¿cómo de importante es tener una compañera como Lorena?
Súper importante. Se lo he dicho muchas veces en estas semanas: si lo hubiese tenido que hacer sola hubiese sido mucho más complicado. Sobre todo cambiar el horario, que estamos acostumbradas a entrenar a las siete de la tarde, a mí me ha costado mucho. Lo de hacer series a fuego por la mañana es otra historia y al principio nos encontrábamos bastante mal. Ahora cada vez me he ido encontrando mejor y creo que, aunque siempre voy a estar mejor por la tarde-noche, hemos hecho todo lo posible para llegar a tope al miércoles a las 10 de la mañana.
¿Cómo quieres que sea el siguiente capítulo de este sueño que estás viviendo en 2023?
Ojalá… ojalá no se dice, perdón. Pasando de ronda. Es muy difícil pero creo que tengo posibilidades, aunque también el factor suerte va a ser importante según las rivales que te toquen. Yo tengo claro que quiero ir bien colocada y acabar fuerte. Soy consciente de que es muy difícil y se lo digo a mi entorno, que les estoy malacostumbrando. El objetivo es pasar, pero si me quedo fuera haciendo 1:59.30 (la mínima olímpica) voy a estar contenta.
Un 2023 que, como has explicado varias veces, ha llegado tras duros momentos personales.
Mi amiga Bea falleció el 4 de octubre del año pasado y Bea era… no sé, yo tenía el sueño del atletismo y ella el de ser actriz y entrar en el mundo del cine. Nos entendíamos muy bien al luchar por un sueño y no querer tener un trabajo como el del resto. Cuando falleció también me pasaron cosas mas irrelevantes pero con las que me di cuenta de lo que realmente es importante en la vida y de que el atletismo es solo un juego. Cambié la mentalidad. Quería competir para ella y me empecé a encontrar muy bien entrenando, con un plan muy individualizado, Uri se adaptó mucho a mí. El cambio de chip y de mentalidad fue gracias a Bea.
A la cubierta llegaste mucho mucho más fina en el aspecto físico. Quizá es duro decirlo, ¿pero perdiste peso por el momento emocional que estabas viviendo?
Sí, me ocurrió.
Correr se convirtió en mi vía de escape y con un objetivo muy específico: ganar una medalla para Bea en el campeonato de España.
¿Y cómo se gestiona eso? Saber que algo que te ha hecho tantísimo daño te ha podido ayudar a la hora de afinar el peso, un aspecto importante a la hora de estar en forma.
Además de la muerte de Bea me fueron pasando muchas cosas hasta justo antes de competir. No sé, no creo que las deba contar, pero me han pasado muchas cosas a la vez y estaba… no en depresión, pero muy mal. Bajé bastante de peso y es verdad que en la pista cubierta estaba más delgada que ahora. Solo con verme lo sé. Al principio, de hecho, no podía ni correr y tampoco tienes hambre por lo que me tenía que obligar un poco a comer. No fue algo drástico, pero sí que ocurrió así, poco a poco y tras varios golpes duros. También, claro, se sumó a que estaba entrenando muy bien y desde diciembre estaba moviendo ritmos de competición.
Entrenar fue tu vía de escape.
Entrenar era el momento del día en el que si estaba triste en casa me distraía corriendo. Uri flipaba con que pudiese gestionar todo esto pero era mi forma de olvidar y evadirme. Por eso siempre les digo a mis amigas que se muevan y hagan ejercicio. Todas lo hemos pasado muy mal. Se convirtió en mi vía de escape y con un objetivo muy específico: ganar una medalla para Bea en el campeonato de España al aire libre.
Volviendo a esta grandísima temporada, si tuvieras que elegir un momento de los vividos, ¿con cuál te quedas?
Creo que el 1:59.88 fue muy especial al hacerlo en Madrid, con Lorena haciendo 2:00.39. Es que ella lo ha pasado también fatal y hemos entrenado durísimo. Además estaban mis padres, mis amigos y Uri, que a veces no puede estar. Solo Uriel confiaba en nosotras, porque esto es así: nadie ha confiado.
Y cuál dices… “me gustaría que hubiese sido distinto”.
En la final del Europeo de Estambul me quedé a dos centéstimas del bronce. Quizá si hubiese estado un poquito más adelante podría haberlo logrado, pero no le he dado muchas vueltas. Me fui súper feliz con aquel cuarto puesto. Lo que sí me ha fastidiado es no haber podido correr un buen 1500. Solo he corrido el de Nerja y fue una oportunidad perdida.
Creo que tiene que haber mínimas de competitividad RFEA pero no pueden ser tan duras.
La penúltima. Visto lo visto, los Juegos Olímpicos de París han de ser tu objetivo para el verano que viene. ¿Qué te gustaría mejorar?
Seguir haciendo lo que estamos haciendo. Este verano hemos mantenido muy bien el voumen de entrenamiento y de series, teniendo en cuenta además que llevo casi tres meses en forma y todavía me queda el mundial. No cambiaría mucho, si es caso planificar un poco mejor las competiciones porque este año con 2:01 y 2:00 era difícil saber en qué reuniones iba a poder correr. Tener un calendario definido ayuda mucho, sobre todo a Uri con la planificación.
Y ya la última. Valoración de los criterios de selección de la RFEA para las citas más importantes. ¿Crees que esos criterios te han hecho decir: tengo que correr como nunca antes para poder estar en Budapest o, por el contrario, piensas que te han generado más presión de la debida?
Creo que mínimas de competitividad RFEA tiene que haber pero no pueden ser tan duras. Por ejemplo, 2:01.50, que es la mínima que ha tenido Italia. Creo que son muy difíciles y es verdad que siempre pedimos objetividad, algo que esta vez han cumplido, pero creo que para la gente que se queda en casa es muy difícil gestionar el hecho de ver que en el mundial va a correr gente peor que tú. Quitas una oportunidad enorme y perjudicas al atleta: patrocinios, becas y sobre todo mentalmente. Es muy duro y pienso mucho en la gente que se queda en casa. Espero que para París no pase porque unos Juegos son otra historia y dejar gente sin competir…