Instantes después de que Jacob Kiplimo batiera el récord del mundo de medio maratón en Barcelona y los aficionados alucinaran con los parciales de vértigo marcados por el ugandés, la conversación se centraba en otro aspecto que ha sido evidente para todos durante la retransmisión de la prueba: la distancia entre el portentoso atleta y el coche de apertura de carrera.
Durante muchísimos momentos de la carrera el coche que abría la prueba estaba muchísimo más cerca de lo que hemos podido ver tradicionalmente en otras pruebas en ruta. Bien es verdad que repasando la reglamentación de World Athletics del año 2024 no indica nada sobre la distancia que ha de haber entre el vehículo y los atletas de cabeza de carrera.
La única reglamentación que hemos podido encontrar a este respecto es una de la RFEA de 2017 en la que se indica que "la organización debe situar el coche de apertura y cierre de la prueba como mínimo 200 metros por delante y por detrás del primer participante y del último, respectivamente" (ver aquí el artículo 9.2).
"ES MUY COMPLICADO QUE LE DESCALIFIQUEN"
Según ha podido saber la revista Corredor después de preguntar a varios expertos en reglamento, "resulta muy complicado que Jacob Kiplimo sea descalificado de la prueba", ya que, como explicábamos antes, "no existe una norma con un número de metros de separación entre el coche y los atletas de cabeza de carrera". Además, cuando nos referimos al coche de apertura de carrera no tiene porque ser el del cronómetro, pudiendo ser otro distinto y por lo tanto sin la presencia de los jueces encargados de reglamentar la carrera. Sobre la proximidad del atleta ugandés al coche del crono hay que reseñar que ni el juez de cronometraje ni el juez árbitro estimaron que fuera escasa, es decir, que estuviera percibiendo ayuda externa y beneficiándose de una ventaja aerodinámica. Por lo tanto aquí debería acabarse la polémica.
Reseñar también que, según los expertos consultados, en algún momento concreto como el que detallan las imágenes difundidas a partir de las cuáles se ha desatado la polémica, debería haber habido un toque de atención al vehículo de cabeza de carrera por parte del juez árbitro encargado de realizar esa labor, como ha ocurrido en numerosas ocasiones y que se ha saldado con tarjetas amarillas que no han repercutido en el resultado final del deportista, ya que han servido como apercibimiento al conductor del vehículo de carrera.
¿ESTABLECERÁ WORLD ATHLETICS UNA NORMATIVA MÁS CLARA?
Queda claro que al no haber una normativa clara las organizaciones pueden jugar con este aspecto durante la disputa de las pruebas, siendo la actitud del juez árbitro la que determine lo que ocurra en la carrera. Si es más laxo, el coche se acercará más. Si es más estricto, habrá menos ventaja para el atleta. Y es que, aunque hoy en Barcelona no hubiera viento, esa presencia de un vehículo a pocos metros de distancia del atleta supone una gran ventaja que ya pudimos comprobar en el INEOS 1:59 Challenge en el que Eliud Kipchoge bajó de las 2 horas en 42 kilómetros y 195 metros.
Esta carrera podría servir como precedente para establecer un reglamento concreto y determinar una distancia fija. De esta forma, los aficionados lo tendrían claro, las organizaciones también y los jueces podrían aplicar la norma de forma firme, sin entrar en la ecuación su criterio subjetivo.