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Hace un año estábamos confinados en plena pandemia, no podíamos salir a la calle y a eso tenía que añadirle una reciente ruptura sentimental, así que entre unas cosas y otras se me caía la casa encima. Aunque hacía ejercicio en casa no era lo mismo, siempre eran las mismas paredes, el mismo entorno y el mismo espacio limitado. Es por eso, que cuando alcanzamos la fase 2 de la desescalada y sólo se podía salir una hora para hacer deporte, yo que nunca había corrido el 25 de Mayo me puse las zapatillas y salí a probar, el caso era salir e intentar recuperar esa sensación de libertad que tanto necesitaba.
Empecé poco a poco con el famoso caco (caminar – correr) y, aunque al principio tenía poca resistencia, me quedaba con las sensaciones que iba teniendo durante el entrenamiento, iba mejorando y mi cuerpo me pedía más kilómetros y llevar un ritmo más rápido, sentía una gran satisfacción.
Entonces empecé a interesarme más a fondo por el running, buscaba información sobre entrenamientos en internet, libros, zapatillas adecuadas… Y ahí es cuando me marqué mi primer objetivo: correr 5k sin pararme. Me apunté a la carrera virtual “Madrid corre por los Héroes” y la quise hacer en el menor tiempo posible, la hice en 27:34.
El siguiente objetivo fue correr 10k en un tiempo de 55’ como máximo, así que seguí buscando información y decidí seguir un entrenamiento semanal que constaba de series, cuestas, progresivos… Así que me puse con ello, según iban pasando los días y las semanas me encontraba mejor, mi motivación aumentaba porque veía que iba consiguiendo objetivos y eso hace que las ganas de seguir aumenten. Me encontraba mucho mejor tanto física como anímicamente.
Pienso que es muy importante fijarse objetivos a corto plazo, por ejemplo, empezar por entrenamientos semanales, reducir tiempos, aumentar kilómetros. Mi cabeza todavía no la tenía puesta en ninguna carrera porque además de estar en la situación actual por covid, no se hacían carreras así que yo seguía entrenando por puro placer porque es algo adictivo, te engancha.
No todos los días son iguales, hay días en los que apetece menos ya sea porque ese día en el trabajo ha sido más duro, hemos dormido peor, hemos discutido con un ser querido, simplemente no tenemos ganas o hace frío o está lloviendo. Esos días son los que el cuerpo necesita rodar más que nunca porque es ese tu momento de paz, de desconexión de todo el día, te relaja de todo el estrés que vas acumulando, pones en orden tus pensamientos, es tu momento y terminas renovada.
Hay días que estás más desilusionada porque el entrenamiento no ha salido como esperabas pero eso también es normal, no siempre se está al mismo nivel. Es importante no venirse abajo y no rendirse, siendo constante y rompiendo esas barreras que a veces nos ponemos nosotros mismos. El descanso también forma parte del entrenamiento, no hay que obsesionarse.
Yo nunca hubiese imaginado que podría salir a correr lloviendo en pleno invierno o ponerme el despertador en vacaciones para entrenar temprano, solo pueden entenderlo aquellos que comparten la pasión del running. Es un deporte que ayuda físicamente y mentalmente.
Pasado el verano, como seguía informándome sobre el tema, me compré unas zapatillas de correr y encontré a través de las redes sociales el club de running al que pertenezco, soy Mapoma Runner. Decidí empezar por un plan online, hacía los entrenamientos por mi cuenta pero como los hacía sola, cuando pasaba gente corriendo intentaba seguir sus ritmos para probarme ya que empezaba a notar que me faltaba algo. Así que el siguiente paso fue asistir presencialmente a los entrenamientos de los sábados al entrenamiento de iniciación. Yo acababa de empezar y necesitaba aprender desde el principio, no tenía técnica ni nada, sólo ganas de aprender y mejorar.
Una vez allí me dí cuenta de que no solo era correr. El running pone en tu camino a personas maravillosas que forman parte de la familia que eliges y te das cuenta de lo importante que es hacer las cosas en equipo. Pasadas unas semanas mi entrenador me cambió de grupo, ya no formaba parte del de iniciación y tenía miedo de no estar a la altura porque yo llevaba muy poco tiempo corriendo. Pero todo eso pasa cuando tienes la suerte de contar con un equipo que anima, motiva, hace que seas constante, te ayudan a crecer y a aprender de ellos y lo más importante, que lo disfrutes.
Ahora la situación empieza a mejorar y paso de carreras virtuales a carreras presenciales, la primera a la que me apunté fue a la de Sanchinarro un 10k. Estaba nerviosísima y muy ilusionada, todo el mundo te aconseja y te cuentan lo que les funciona a cada uno pero yo ni siquiera me veía capaz de terminar un 10k.
Durante esa carrera pasé por diferentes estados: empecé con muchas ganas, después mi cabeza me dijo que no podía y que no sería capaz de hacerlo pero dejé que todo fluyera y las piernas me iban solas, acabando mi primer 10k en 49:01. No me lo podía creer, fue una mezcla de emociones y de sensaciones. El momento de cruzar la meta es indescriptible, de máxima emoción y felicidad.
Te das cuenta del poder que tiene correr sobre la mente, que todo el esfuerzo y el trabajo durante este tiempo tiene sus resultados, de que vas superando obstáculos y eres capaz de conseguir todo lo que te propongas.
Mi próximo objetivo a corto plazo será la Carrera Madrid Vintage Run el 6 de Junio, tiene un recorrido muy rápido por lo que favorece mejorar la marca de los 10k. Y mi objetivo a medio plazo es correr una medio maratón pero para ello tengo que seguir entrenando y esforzándome.
Lo que más me gusta de correr es que hace que me sienta libre, que me evada del mundo por un rato, a creer en mí y en mis posibilidades, a recuperar la autoestima y aceptarme como soy. Para mí es como una terapia.
Correr me ha enseñado que los límites están en la mente y que con esfuerzo, constancia y ganas puedes conseguirlo, me ha ayudado a superar un momento personal difícil y ha hecho que ahora me valore y a sentirme bien conmigo misma.
Recomiendo correr a otras mujeres porque además de ser beneficioso para la salud, minimiza el estrés, mejora el estado de ánimo, aumenta la autoestima, descansas mejor, te mantiene activo y te sientes feliz. Da igual la edad a la que empieces, siempre es buen momento. Yo me alegro de haberlo hecho a mis 32 años y de que ahora forme parte de mi vida.
Hace 2 años pasé por un momento de salud delicado, tuve pancreatitis y me quitaron la vesícula. Lo pasé realmente mal porque tuve muchos cólicos biliares y hasta que pasó todo fue bastante duro, en especial la pancreatitis; pero ahora si miro hacia atrás recordando lo mal que estuve y lo bien que estoy ahora, me siento orgullosa. Así que da igual la edad, la situación del momento o las circunstancias, no hay excusa que valga… los beneficios y sensaciones que tiene correr siempre son mayores así que merece la pena intentarlo.
PÓDCAST: Aprender a manejar el estrés emocional
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