Hola Cris. Menos mal que la última vez que nos vimos, cuando te dejé en el Aeropuerto de Santander, me dijiste que me bajara del coche para despedirme con un abrazo.
Hoy el mundo de las carreras y las montañas, tu mundo, te despide entre la consternación, la incredulidad y la convicción de que has vivido una vida plena, cargada de momentos inolvidables dentro y fuera de los caminos. Es difícil asimilar que una persona de tu fortaleza y tu estilo de vida se haya ido el día de su 36º cumpleaños, por eso creo que todavía no he interiorizado que ya no vas a estar.
He recibido tantos mensajes y llamadas de cariño que me he dado cuenta de que nuestra amistad era mucho más grande de lo que podría creer hasta ayer. Es triste que haya tenido que pasar esto para ser consciente de ello, pero en cierta medida me reconforta haber creado un vínculo tan bonito con una persona con la que compartía muchas cosas, pero sobre todo el amor por el deporte.
Estuvimos juntos en un lugar, la cima del Pico Urbión, al que solo he llegado acompañado de personas a las que quiero mucho y eso es algo que se queda en mi corazón. También en Chamonix, cuando te perseguí durante horas mientras corrías la CCC. Y en aquellas noches cruzando tu queridísima Sierra de Guadarrama en las que te motivabas pensando en el próximo objetivo y yo solo podía pensar en "qué coño hago a corriendo a las 3 de la madrugada". No vamos a poder estar juntos en El Hierro, el lugar en el que habías depositado toda tu ilusión y felicidad.
Tu familia y tus amigos lloramos mientras pensamos en la sonrisa que iluminaba tu rostro. Jamás nos olvidaremos de ella, porque vas a ser infinita.
Un beso enorme. Te voy a echar mucho de menos.