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Emma Coburn, una de las grandes fondistas y obstaculistas de su generación, campeona del mundo en Londres 2017 y medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de Río 2016, ha sido madre. Hasta ahí, todo normal. Pero en su caso la maternidad ha llegado de una forma distinta, pues lo ha sido gracias a un vientre de alquiler (también conocido como gestación subrrogada).
La atleta estadounidense, referente absoluto en su país, lo ha hecho público en las redes sociales con un mensaje muy emotivo: "Sorpresa, somos padres. Nuestra hija, Betty Ann Bosshard, nació hoy a través de una madre subrogada. Es una alegría que no puedo expresar con palabras y, después de años de esperarla, conocerla hoy fue como un sueño. No puedo empezar a expresar mi gratitud a nuestra increíble madre subrogada. Betty está feliz y saludable gracias a ella. Que comiencen las aventuras, Betty. Te amamos".
Esta maternidad llega para Coburn, cuyo marido y padre de su hija es su entrenador, Joe Bosshard, después de una temporada aciaga en la que solo disputó una competición, la Liga de Diamante de Shanghái, donde se rompió el tobillo. Debido a esta lesión tuvo que perderse los Juegos Olímpicos de París, algo completamente anómalo para una atleta que desde 2011 había participado en todos los campeonatos internacionales de verano exceptuando el Mundial de Moscú 2013.
Un tipo de maternidad que no requiere recuperación física
Esta maternidad de Coburn, aceptada y legal en Estados Unidos, al contrario que en países como España, donde es ilegal y fuente de debate constante, no acarreará las habituales recuperaciones físicas que sufren las madres que sí dan a luz. Y es que, recuperarse para el deporte de élite después de un embarazo, un parto y un post-parto requiere de tiempo, sacrificio y entrenamiento específico.
Coburn ha visibilizado de esta forma un nuevo tipo de maternidad en el deporte de élite que, sin ninguna duda, resulta mucho menos agresivo para las atletas pero que también está lleno de contradicciones éticas, morales y sociales. Sin embargo, y aunque se asegura la estabilidad de su estado físico, también se limitan todos los cambios hormonales que se generan durante el embarazo y los primeros meses tras el parto y de los que tanto han hablado de forma positiva algunas deportistas de élite que son madres.