El camino al podio de Raven Saunders: cuando ‘Hulk’ derrotó a la depresión y esquivó el suicido

La lanzadora de peso estadounidense estuvo a una llamada de quitarse la vida en enero de 2018, pero regresó más fuerte y reivindicando su condición de mujer negra y lesbiana.

Miguel Olmeda

3 minutos

Raven Saunders

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Las imágenes de Raven Saunders con sus máscaras de Hulk –en la final– y del Joker –en la clasificación– han dado la vuelta al mundo en los primeros días del atletismo en estos Juegos. Lo que podría parecer una excentricidad como cualquier otra por parte de la lanzadora de peso estadounidense resulta ser la representación de su alter-ego competitivo. “Es una mezcla de determinación, furia, agresividad y poder. Una vez me transformo en Hulk ni siquiera soy capaz de controlarlo”, aseguró en 2018 en una entrevista en World Athletics.

Sin embargo, lejos de querer dar la imagen de una bestia, Saunders proclama abiertamente aquello que le hace vulnerable y de lo que se siente más orgullosa: ser una mujer negra, lesbiana y que atraviesa una constante lucha contra la depresión. Esa batalla llevó a la norteamericana hasta el límite hace tres años y medio, cuando puso fin a su prolífica carrera en la universidad de Ole Miss (la misma de Mario García Romo), donde se había proclamado cuatro veces campeona de la NCAA batiendo los récords colegiales tanto al aire libre (19.33m) como en pista cubierta (19.56m). “Llevo tiempo lidiando con problemas personales y médicos que me han llevado a tomar esta decisión”, explicó entonces Saunders.

La realidad es que el 26 de enero de 2018, la lanzadora estadounidense estuve a solo una llamada de teléfono de quitarse la vida. Saunders había competido ya en los Juegos de Río, donde acabó en quinta posición con solo 20 años. La presión desde entonces fue brutal para ella. Solo vivía para entrenar e ir a clase. Incluso le habían declarado el 17 de agosto de 2016 como el ‘Día de Raven Saunders’ en su Charleston (Carolina del Sur) natal. “Veía a mis amigos llevar la vida que yo quería llevar en ese momento, y eso se convirtió en una losa mental para mí”, reconoció en una entrevista en la web de los Juegos Olímpicos este año.

Tragando y callando, guardándose para sí misma todas sus emociones, Sauders acabó colapsando. El 26 de enero de 2018 conducía hacia la pista de la Universidad de Mississippi, pero en vez de detenerse allí pasó de largo. Directa a la autopista mandó un mensaje a su antigua psicóloga y se prometió a sí misma que si no recibía respuesta volcaría el coche en la siguiente curva. Inmediatamente, su terapeuta llamó: “Me dijo que yo merecía la pena y un montón de cosas realmente buenas que necesitaba escuchar en ese momento”. Esa misma tarde, Saunders ya estaba ingresada en una clínica de salud mental.

Hasta 2020, la propia atleta no hizo público qué le había ocurrido en todo ese tiempo. “Cada día que vivió es un regalo porque aquel día (el 26 de enero de 2018) pudo haber sido el último”, tuiteó. “En la clínica me ayudaron a darme cuenta de que tú no eres tu deporte. Ser capaz de separar a la persona de la deportista y apreciarme a mí misma como persona y luego como atleta me ha ayudado a ser verdaderamente feliz”, confesó en la web de los Juegos. En la pista es Hulk y fuera, Raven.

El pasado mes de mayo, Saunders protagonizó un documental sobre su caso dentro de la serie Out of the Dark llamado Un atleta olímpico asume la depresión. “La gente está empezando a ver la salud mental de otra manera. No es algo que se deba estigmatizar, algo que haya que temer o menospreciar. Todos pasamos por cosas y nada va a hacer que eso cambie, así que es un tema sobre el que deberíamos poder tener conversaciones abiertas y honestas”, señala la flamante subcampeona olímpica, que además hizo en el podio de Tokio un gesto con los brazos cruzados sobre su cabeza: “Representa la intersección donde se cruzan todas las personas que son oprimidas”.

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