Fue una muchacha inquieta criada a campo abierto, en las llanuras de La Mancha, donde sus padres vieron claro que el atletismo sería la más lógica vía de desfogue. Hoy sigue siendo su pasión, pero además le da de comer; es uno de los pilares del mejor relevo corto que ha conocido nuestro país. Finalista europea y mundial, pionera de un 4 x 100 nacional en los Juegos Olímpicos. Todo junto a su pandilla, sus compañeras, sus amigas… su otra familia. Una alineación que los buenos aficionados recitan de carrerilla: Sonia Molina-Prados, Jaël Sakura-Bestué, Paula Sevilla y Maribel Pérez. Hablamos con ella -ego sostenido, mujer de equipo- a una velocidad inversamente proporcional a la que despliega sobre el tartán y descubrimos, entre otras muchas cosas, que es una perfecta transmisora de conocimientos entre las que son y las que vendrán.