El Campeonato del Mundo de Atletismo está siendo un continuo ir y venir de comentarios sobre la idoneidad de una cita que se disputa bajo unas condiciones, cuanto menos, atípicas. Un estadio que a modo de burbuja mantiene la temperatura alrededor de los 25 grados gracias a tremendas turbinas de aire acondicionado y mientras, en el Corniche de la ciudad, las pruebas en ruta se disputan con temperaturas que superan la treintena, porcentajes de humedad de más del 70 por ciento y siempre en la oscuridad de la noche catarí.
Desde los canales de comunicación de la IAAF se tratan de paliar y ocultar estas condiciones, que impiden a los atletas realizar su trabajo con normalidad (o al menos la normalidad que hasta ahora conocían) y pocas son las voces críticas que en público expresan el sentir de una comunidad atlética que, seamos claros, no se siente identificada con la cultura deportiva de un país acostumbrado a conseguir sus objetivos a base de talonarios generalmente en blanco.
Un puñado de dirigentes se reunieron y decidieron traer aquí los campeonatos, pero ellos están sentados con aire acondicionado y seguro que ahora están ya dormidos.
Una de esas voces se alzó anoche, después del maratón. Sudada y con la adrenalina todavía corriendo por sus venas, Volha Mazuronak estallaba: “La humedad mata. No hay aire para respirar. Pensé que no terminaría. Ha sido una falta de respeto para las deportistas. Un puñado de dirigentes se reunieron y decidieron traer aquí los campeonatos, pero ellos están sentados con aire acondicionado y seguro que ahora están ya dormidos". Pero las palabras de la quinta clasificada en la primera prueba en ruta de este mundial quedaron prácticamente olvidadas y la IAAF no quiso saber nada de ellas en sus diferentes comunicaciones.
Hasta ahora había habido críticas menores, pero Mazuronak ayer dejó claro que este Campeonato del Mundo no está siendo del agrado de los deportistas. Sin duda alguna, después de dos experiencias excelsas en el Campeonato del Mundo de Londres 2017 y el de Europa en Berlín 2018, el atletismo ha 'pinchado en hueso' con un mundial que, por el bien de todos, esperemos que no vuelva a repetirse. Aunque algo nos hace pensar que este tipo de países monopolizarán en el futuro la organización de grandes eventos deportivos.