Se paga la inscripción del Maratón de NY y finaliza tercero

La historia de Girma Bekele, que vive en el sofá de un amigo en el Bronx, es una de las más destacadas del pasado Maratón de Nueva York.

Girma Bekele a la izquierda de la foto en la meta del Maratón de Nueva York | EFE
Girma Bekele a la izquierda de la foto en la meta del Maratón de Nueva York | EFE

Uno de los aspectos que destacan en los maratones de todo el mundo es que cualquier corredor popular puede compartir recorrido con los mejores del mundo. Incluso, si las fuerzas acompañan, puedes llegar a recorrer algunos kilómetros con ellos. Lo impensable es que uno de esos corredores populares acabe en el podium de un maratón internacional y menos si este es el Maratón de Nueva York. Pero las cosas imposibles a veces se convierten en realidad.

El pasado domingo 3 de noviembre cuando se disputaba la 49ª edición del Maratón de Nueva York, un atleta destacaba entre el compacto grupo de cabeza de carrera. No corría con la camiseta de ninguna marca, ni siquiera la de un club potente de los Estados Unidos. Era una equipación básica y un dorsal sin su nombre indicado. El 443. Su nombre, Girma Bekele, un atleta etíope que había destacado en los meses previos al llevarse la victoria en algunas pruebas del área de Nueva York. Pocos se sorprendieron al verle en los primeros compases, aun habiendo tomado la salida desde el otro lado de la mediana en el puente de Verrazano (en la salida naranja) y recorrido los primeros kilómetros hasta Brooklyn en solitario.

Consiguió un premio de 65.000 dólares por ser tercero más un bono al bajar de 2h09.

Lo que dejó de ser algo esperable fue que, con el paso de los kilómetros, Girma Bekele aguantara en el ritmo de los primeros clasificados. Algunos de los favoritos se iban quedando y cuando ya solo quedaban tres en el grupo, Kamworor y Korir además de él, la sorpresa ya era mayúscula. Un completo desconocido para el mundo del atletismo a nivel global se iba a hacer con el tercer puesto en una carrera como el Maratón de Nueva York. Y no en los años 70 u 80, ¡en pleno 2019!

"No tengo un patrocinador. No tengo un agente. Simplemente compito individualmente", explicó en la rueda de prensa posterior a la prueba. Por sus esfuerzos, Gebre ganó 40.000 dólares por terminar tercero, más un bono de 15.000 dólares por bajar de 2 horas y 9 minutos (hizo 2:08:38, a 25 segundos del ganador Kamworor).

DURMIÓ EN EL SOFÁ DE UN AMIGO EN EL BRONX

Gebre se mudó a Nueva York desde Etiopía en la primavera de este año y desde entonces ha corrido para un club neoyorkino, el West Side Runners, con el que ha conseguido victorias y buenos resultados a lo largo de la costa este de Estados Unidos. De hecho, el club al que pertenece solía acoger a corredores africanos en un pequeño apartamento en Manhattan que venían a competir en la ciudad, pero esa opción ya estaba llena cuando Girma volvió de una concentración de altura en Etiopía para preparar el Maratón de Nueva York y tuvo que buscar a un amigo que residía en el Bronx. Desde que llegó a la ciudad y hasta la disputa de la prueba durmió en su sofá.