Seguro que muchas de vosotras habéis ido a cursillos de natación cuando érais pequeñas y disfrutáis de más de un chapuzón en las vacaciones, pero cuando se trata de pensar en nadar algo más, llega la inseguridad y el típico "yo no sé nadar".
No se trata de conseguir una medalla olímpica, se trata de quedarnos de todos los beneficios que nos aporta la natación como alternativa a correr, sin impacto, es un gran entreamiento cruzado que a veces nos alimentará más que volver a salir rodar.
Nadar para correr mejor
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Mejora tu capacidad aeróbica, imprescindible para las corredoras, te permitirá correr más kilómetros.
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Mejora la capilarización sanguínea debido a un aumento del gasto cardiaco y del volumen de sangre.
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Aumenta la capacidad pulmonar.
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Aumenta tu capacidad cardiovascular.
Cuatro consejos para corredoras que nadan
- No te rindas
Sería el consejo más importante y por el que deberíamos comenzar. No aprendiste a correr bien en una semana, y lo mismo ocurrirá con la natación.
Nadar bien lleva tiempo, tiene una técnica compleja, pero no por ello debes desanimarte, ¿o es que se te ha olvidado cuando comenzaste a correr y te ahogabas a los dos minutos?
- Relaja las piernas y deja que los brazos hagan el trabajo
Tus piernas agradecerán cuando estés de nuevo corriendo que nadando las des un respiro. Centra el trabajo en tus brazos, impúlsate a través de ellos; mover las piernas en grandes movimientos creará más resistencia y te frenará.
Además, si activas los grupos musculares incorrectos, usarán demasiado oxígeno y energía para hacer un buen trabajo al hundirte muy rápido. Al centrar tu atención en los brazo usarás un grupo muscular mucho más pequeño, consumiendo menos aire, menos energía y te impulsará hacia adelante mucho mejor.
Para ello realiza algunos largos con el pull entre las piernas, sentirás que tus brazos se activan.
Por lo tanto, si tus brazos están haciendo el trabajo, debes mantener las piernas aerodinámicas para ayudar a mantener tu parte inferior del cuerpo a flote. No lo olvides, deben hacer su función de sostén.
- No tengas prisa, nada suave
Cuando montas corres, mover las piernas más rápido significa que te mueves más rápido, con la natación no sucede lo mismo. Sentir un ritmo cardíaco alto y un movimiento frenético con los brazos, salpicando, puede hacerte sentir que vas rápido, pero en realidad es muy poco probable que vayas rápido. Tal vez lo aguantes 5 minutos, pero no es sostenible y sentirás que te ahogas en el primer largo.
Debes encontrar el término medio, te relajarás cuando consigas que los músculos hagan el trabajo correcto, y los brazos funcionen como palanca para deslizarte.
No pierdas la confianza pensando en que nunca podrás nadar rápido y relajada. Cronométrate de vez en cuando para que te de confianza y no desistas, mejorarás.
- Respira pausadamente
Algo tan simple corriendo puede convertir incluso a la corredora más experimentada en un chapoteo constante dentro del agua. Respirar es complicado porque en el agua, incluso a velocidades lentas, no tienes el control de cuándo respiras.
Trabaja en tu técnica general de natación, no hay mayor secreto.