En ocasiones, el mayor obstáculo para correr no tiene nada que ver con las piernas, pulmones o corazón; se trata de tu mente y es normal, a todas nos puede pasar en un momento determinado.
Toma nota sobre cómo superar algunos obstáculos mentales comunes:
“¡Me preocupa que me miren y se rían de mí!"
Todas nos sentimos inseguras cuando comenzamos a hacer algo nuevo, es normal en las primeras veces, pero créeme, nadie te va a mirar y mucho menos juzgar. Estamos demasiado atrapados en la ansiedad y el miedo de ser evaluados negativamente por los demás.
Céntrate en el entrenamiento, en tus sensaciones, escucha a tu cuerpo y olvida todo lo demás.
Si no te ves capaz, no pasa nada, busca una alternativa. Convence a una amiga para que te acompañe en tu primer día en el gimnasio, para tu primer día corriendo en el parque, o incluso encuentra un grupo para salir a entrenar.
“¡Estoy demasiado ocupada!"
Intenta encontrar el momento del día en el que te sea más fácil encajar el entrenamiento. Para muchas de nosotras es la mañana, cuando no hay reuniones programadas y los niños todavía están en la cama, pero también puede ser la hora de comer o la noche cuando ya casi ha terminado el día.
Asegúrate de que cuentas con el tiempo suficiente para que luego no se te complique el resto del día. Si correr por la mañana significa que estás posponiendo el trabajo e incluso llegar tarde y luego tener que ir con el agua al cuello, tu cerebro puede comenzar a analizar el entrenamiento de una manera negativa y será difícil convertirlo en un hábito.
“¡Estoy entrenando duro, pero no mejoro!"
Debes ser paciente, muchos de los cambios positivos que están sucediendo cuando comienzas a entrenar no serán visibles en el espejo o en el reloj. Todas esperamos correr más kilómetros y más rápido o, según nuestro objetivo, perder peso en un instante.
El cuerpo necesita tiempo y constancia, confía en ello y los resultados llegarán.
Cuando no tienes paciencia cometes el error de entrenar mucho, demasiado pronto, demasiado rápido, y pueden llegar las lesiones. No te precipites.
“Llevo una semana sin entrenar debido a diversas razones y me costará muchísimo comenzar"
Es lógico sentir pereza porque eres de consciente del trabajo que cuesta empezar de nuevo, pero cuanto más lo pospongas, será peor.
Pulsa el botón de reinicio, y empieza de nuevo. Deja de pensar en el pasado, de comparar distancias y ritmos y céntrate en lo que puedes controlar hoy. Te sorprenderás de lo rápido que te recuperarás.