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La verdad es que estamos volviendo locos a todos los corredores con la duda de si tiene sentido o puede resultar incluso contraproducente el hecho de hacer estiramientos antes de iniciar la práctica deportiva. Lo primero que hay que decir es que los estiramientos han estado sobrevalorados, en especial los tradicionales estáticos y pasivos donde mantenemos la posición de estiramiento de forma prolongada y relajando los músculos implicados.
Este tipo de estiramientos no es que estén contraindicados ya que en ningún caso movilizar la articulación y estirar el músculo puede ser algo negativo. El problema aparece cuando los realizamos de forma reiterada justo antes de una actividad que nos requiera una alta intensidad. Al realizar estos estiramientos mantenidos, el músculo se relaja. Esto se traduce en una disminución de la tensión pero también en una pérdida de su capacidad de contraerse, algo que claramente nos perjudica si en los próximos minutos vamos a exigirle al músculo que reaccione con rapidez o con una carga intensa.
Podemos pensar que nosotros cuando empezamos suave una carrera no estamos realmente demandando mucho a nuestros músculos pero es que no somos conscientes de que ponerse a correr aunque sea lento requiere a nuestro tobillo una capacidad excéntrica intensa y de una contracción concéntrica rápida para aprovechar la energía elástica almacenada y así conseguir una fuerza impulsora óptima. Si estiramos en exceso el tríceps sural y todo su tejido conectivo perdemos gran parte de esta capacidad de contracción rápida y, más que obtener un beneficio, lo único que conseguiremos será no solo un menor rendimiento sino también un mayor riesgo de lesión por inestabilidad en la articulación.
Por tanto, nuestro consejo antes de iniciar tu entrenamiento es que moderes los ejercicios de estiramientos pasivos y mantenidos. Recuerda que al revés de cuando acabamos de entrenar, en este momento nuestro objetivo no es relajar el músculo sino al revés, activarlo.
Es recomendable incluir en el calentamiento ejercicios de movilidad dinámica donde se consiga estirar a los principales tónicos como son los aductores, flexores de cadera, tensor de la fascia lata y sóleo, que son claves a la hora de evitar limitaciones en todo el miembro inferior.