Por lo general estamos acostumbrados a entrenar la tirada larga la mañana del sábado o domingo, ya que generalmente tenemos más tiempo y algo menos de estrés, pero no todo el mundo puede hacerlo en esas horas o, cualquiera de nosotros, en alguna ocasión debemos adaptarnos y hacerlo a última hora del día.
En lugar de entrar en pánico por el cambio de rutina y pensar que te encontrarás peor de lo habitual, dale la vuelta y míralo como una oportunidad para ponerte a prueba. Te damos algunos consejos para que tengas en cuenta.
- Ten presente los conceptos básicos
Esta regla se aplica realmente a cualquier momento que estás haciendo una tirada larga, sin importar la hora.
La norma es que aproveches estos entrenamientos para probar todo aquello que quieras utilizar el día objetivo para el que estés entrenando. Experimenta con la alimentación, con diferentes marcas y formatos, con la hidratación, con el material... Así sabrás cómo responde tu cuerpo sin dejar nada al azar.
- Adelanta el gasto de proteína
Normalmente es aconsejable comer los carbohidratos temprano y las proteínas más tarde en el día, es decir, el desayuno debería ser más alto en carbohidratos que la cena. Pero cuando vayas a hacer tu tirada larga por la tarde invierte este orden, trata de comer proteínas para el desayuno y luego añadir más carbohidratos en el almuerzo y en la merienda.
Y la cena debe ser de recuperación con un buen equilibrio de proteínas, carbohidratos y grasas.
- Cuidado con la fibra
La fibra suele ser la culpable, casi el 99,9 por ciento de las veces, de las visitas inesperadas al baño en mitad del entrenamiento.
Estos días de tirada nocturna, toma los alimentos con más fibra en el desayuno, esto le permitirá a tu cuerpo digerirla bien antes de salir a sumar kilómetros.
- Hidrátate bien a lo largo del día
Has leído bien, a lo largo de todo el día, no la hora previa al entrenamiento.
Aunque debes hacerlo cada día, independientemente de la hora a la que entrenes,
- Respeta los horarios de la comida previa.
La clave de dejar una ventana de dos a tres horas entre tu última comida y el momento de comenzar tu entrenamiento es para darle a tu cuerpo tiempo suficiente para asimilarla.
Respétalo para evitar problemas estomacales, un simple corte de digestión puede tener consecuencias muy desgradables.