El plusmarquista español sub-20 de los 800 metros (1:45.65) no se crio como la inmensa mayoría de los niños. Hasta alcanzar la mayoría de edad residió en un centro de menores. Ronaldo Olivo encontró en el atletismo una vía para canalizar su desbordante energía y moldear una genética privilegiada. Hoy tiene ante sí una prometedora trayectoria deportiva en la que no descarta los Juegos Olímpicos de París. Antes de que llegue todo lo que tenga que llegar, se sentó con nosotros para hablarnos de sus primeros años de vida, de cómo han influido en su personalidad y voracidad competitiva. Es la primera de las conversaciones LSD (Long Slow Distance), el proyecto conjunto de Corredor y la firma de nutrición deportiva 226ers con el que pretendemos profundizar en la vida de los atletas más allá de su talento para correr, saltar, lanzar o marchar.