La proliferación de los teléfonos inteligentes, el uso de las aplicaciones de running y el fenómeno selfi ha llevado a que el móvil sea un complemento habitual, cuando no imprescindible, del corredor medio. Nuestro peculiar combate a ocho asaltos tratará de buscar los pros y contras de llevarlo en tus rodajes o carreras. ¿Habrá un ganador?
ASALTO 1: COMODIDAD
Aunque un iPhone 11 pesa 194 gramos, y el Samsung Galaxy S10 tiene un peso de 157 gramos, las dimensiones medias de un teléfono de gama alta (superan los 10 centímetros de alto y los 5 de ancho) no lo convierten en un elemento difícil de obviar a la hora de correr. Aunque hay mallas y pantalones con bolsillos suficientemente grandes como para que quepan, el rebote continuo (por no hablar del sudor, que se acumula en la zona lumbar) no convierten la experiencia en agradable. La solución: llevarlo en la mano, en un brazalete o en un cinturón deportivo ajustado, una prenda que últimamente se ha puesto de moda entre corredores. Ante la libertad de ir sin él, el veredicto está claro: se corre más cómodo sin móvil.
Después de una inversión así, puede entenderse que el corredor medio quiera amortizar al máximo la compra y no adquirir un reloj GPS
ASALTO 2: PRECIO/OPORTUNIDAD
Un móvil de gama alta es caro. Sí. El Samsung Galaxy S10 y el iPhone 11 comienzan en un precio de unos 800 euros. A cambio, claro, tienes un dispositivo con cámara de foto y vídeo, localizador GPS, música, multitud de aplicaciones de running y, lógicamente, teléfono. Después de una inversión así, puede entenderse que el corredor medio quiera amortizar al máximo la compra y no adquirir un reloj GPS para corredores que, a poco que quiera, va a acercarse a los 300 euros. El resultado del GPS de una app de teléfono no va a ser tan preciso como el del reloj en la mayoría de los casos, pero si no estás tan interesado en valores muy concretos, merece la pena utilizar las apps del teléfono móvil para ello.
ASALTO 3: LIBERTAD
No vamos a ponernos demasiado místicos, pero no hay mejor sensación de libertad que la de aislarse durante un rato de los problemas y rutinas gracias al running. Correr libera tensiones, genera endorfinas y ayuda a despejar la mente. Cuando corres con el teléfono recibes llamadas, mensajes, whatsapps… Vale, puedes ponerlo en silencio, eliminar la vibración y ponerte a los Steppenwolf en bucle para sentirte un corazón libre, pero si dejas a tu amigo en casa te evitas la tentación de volver a conectarte para ver qué ha pasado. Móvil, de entrada no.
Si el percance es mayor está claro que poder llamar pidiendo auxilio es una ventaja muy significativa. Con móvil se corre más seguro.
ASALTO 4: VERSATILIDAD
La bolsa de un corredor “tecnoadicto" del año 2009 se componía de una cámara de fotos digital, un reproductor MP3, un Garmin Forerunner de los primeros… quien lo probó, lo sabe. Por muy ligera que fuera la ´cámara, normalmente la dejabas en el guardarropa. El iPod, ocupaba lo suyo, y el Garmin no pasaba inadvertido. Ahora tienes todo eso en un teléfono, lo que permite además que saques fotos en carrera o durante el entrenamiento. El móvil gana este asalto.
ASALTO 5: SEGURIDAD
Aunque correr no es la actividad más peligrosa del mundo (de hecho, todo lo contrario), cuando uno sale a rodar por lugares que no conoce y, sobre todo si no tiene una buena orientación, no está de más el poder recurrir a una herramienta de navegación para encontrar el camino de regreso o poder avisar en casa de que aquella tirada larga va a durar un poco más de la cuenta. Si el percance es mayor está claro que poder llamar pidiendo auxilio es una ventaja muy significativa. Con móvil se corre más seguro.
ASALTO 6: ENTRENAMIENTO
Las aplicaciones de entrenamiento para teléfonos móviles son variadas y diferentes. Desde Nike Running hasta Strava pasando por Endomondo o Runtastic, quien más quien menos ha probado alguna alguna vez. Si bien consiguen registrar la ruta, distancia y ritmo de una manera más o menos precisa, y cada vez más permiten registrar entrenamientos de series, a la hora de preparar un objetivo específico de entrenamiento (sí, has leído bien, entrenamiento, no “rodaje", no “tirada larga", un día en el que necesitas calibrar bien tus progresos) el móvil no es tan buen compañero como una herramienta algo más precisa: la pista.
Puede que quitarte 130 gramos del brazo no mejore tu marca de manera sensible en un 10K, pero cualquier objeto es susceptible de convertirse en un problema durante una carrera.
ASALTO 7: COMPETICIÓN
En el sentido más puro del citius, altius, fortius, el de ponerse un dorsal con el ánimo de competir (y al que nos dedicaremos en este párrafo), cualquier añadido sobre las zapatillas ‘voladoras’, calcetines, pantalón, camiseta y reloj es superfluo. Puede que quitarte 130 gramos del brazo no mejore tu marca de manera sensible en un 10K, pero cualquier objeto es susceptible de convertirse en un problema durante una carrera. A la hora de reventar el cronómetro, menos es más (y menos tiempo).
ASALTO 8: INMEDIATEZ
¿Se han parado a observar la línea de meta de una carrera? En pruebas multitudinarias son legión los corredores que inmortalizan su llegada en el móvil nada más terminar, lo que en ocasiones genera atascos que el organizador tiene que solventar como pueda. El corredor quiere subir la foto aquí y ahora. Muchas veces la verdadera proeza es acabar (y contarlo), antes que reventar tu marca. En todo grupo grande de corredores habrá alguien dispuesto a hacer fotos, por muy rutinario que sea el rodaje, y subirlas a las redes (incluso mientras corre), con o sin palo selfi mediante. Sí, si quieres ser inmediato, llévate el móvil, ¿pero realmente le importa tanto a la gente?
EL VEREDICTO
Sí. Tu móvil está chulísimo. 4G, una cámara impresionante, ligero, pantalla de alta definición, con aplicaciones que sacan el mayor partido a tu carrera… no hay quien lo dude. Y además, como te cambiaste de compañía, te salió muy barato. Genial, enhorabuena. Puede ayudarte a motivarte algo más siempre que no quieras exprimirlo al máximo o busques una precisión excelente. Eso sí, sopesa si te merece la pena la incomodidad que supone llevarlo a cuestas cuando quieras dar el máximo en competición o entrenamiento. Aunque eso suponga renunciar al selfi de después.
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