Correr parece simple: unas zapatillas, ropa cómoda y ganas de sumar kilómetros. Sin embargo, cualquiera que haya pasado del primer rodaje a preparar una carrera, sabe que la elección del material marca la diferencia entre disfrutar y sufrir. La mayoría de las lesiones leves, molestias o incluso abandonos tienen un mismo origen: una mala elección de equipamiento. Para evitarlo, repasamos los errores más comunes al comprar material de running y cómo corregirlos.
Pensar que todas las zapatillas sirven
El error número uno es salir a correr con cualquier zapatilla que tengamos en casa. Puede que a vosotros no os pase, pero muchos debutantes utilizan calzado de moda o deportivas de gimnasio pensando que “para empezar vale”. La realidad es que cada pisada es única, y un calzado inadecuado puede provocar sobrecargas, ampollas o problemas de rodilla.
La solución pasa por elegir zapatillas específicas de running. Modelos adaptados a la pisada (neutra, pronadora o supinadora), al peso del corredor y al tipo de superficie. Hoy resulta mucho más sencillo gracias a plataformas especializadas como algunas tiendas de running en las que puedes comparar modelos, leer opiniones y encontrar el calzado que realmente necesitas.
Elegir solo por estética o precio
Otro clásico: comprar la zapatilla más vistosa o la más barata de la estantería. Aunque el diseño y el presupuesto son factores a tener en cuenta, no deberían ser decisivos. Unas zapatillas espectaculares, pero demasiado duras o pesadas pueden arruinarte el entrenamiento.
Lo recomendable es priorizar la funcionalidad sobre la estética: amortiguación, ajuste, transpirabilidad y durabilidad. En la mayoría de las ocasiones, invertir un poco más en un modelo adaptado a tu uso (tiradas largas, entrenos de velocidad o trail) ahorra lesiones y decepciones a medio plazo.
Ignorar la ropa técnica
Muchos corredores empiezan con camisetas de algodón o pantalones que no transpiran bien. El resultado: rozaduras, acumulación de sudor y entrenamientos incómodos. La ropa técnica no es un capricho: está diseñada para evacuar el sudor, evitar irritaciones y mantener la temperatura corporal estable. Invertir en prendas ligeras, transpirables y sin costuras marca un antes y un después en la experiencia de correr. Además, alarga tu motivación: nadie quiere asociar sus entrenamientos a incomodidad o rozaduras.
No diferenciar entre asfalto y montaña
El running tiene muchas caras: asfalto, pista, montaña, playa… Y cada una exige un material específico. No es lo mismo preparar una maratón urbana que disfrutar de un trail por senderos técnicos. Aunque ocasionalmente puedas correr alguna por campo con un modelo de asfalto y viceversa, esto ha de ser una excepción.
- Asfalto: zapatillas ligeras, con buena amortiguación y suela adaptada a superficies duras.
- Trail: modelos más robustos, con mayor agarre, protección lateral y, en algunos casos, resistencia al agua.
Usar unas zapatillas de asfalto en terreno de montaña no solo reduce la comodidad, también aumenta el riesgo de resbalones y lesiones.
Subestimar los accesorios
Pulsómetros, cinturones de hidratación, calcetines técnicos, gafas de sol deportivas… Los accesorios suelen ser los grandes olvidados, pero son determinantes en pruebas largas o entrenamientos exigentes. Un reloj GPS permite controlar ritmos y progresos, unos calcetines técnicos previenen ampollas, y un cinturón portaobjetos resuelve problemas de hidratación y logística en tiradas largas. Ignorarlos es limitar tu rendimiento.
Comprar sin asesoramiento
Muchos corredores compran por impulso, sin contrastar información o sin tener en cuenta su nivel y necesidades. El resultado: un armario lleno de material que apenas se usa. Hoy en día, además de las tiendas físicas especializadas, internet ofrece espacios de confianza con asesoramiento y variedad, en las que, por ejemplo, puedes acceder a un catálogo extenso de marcas reconocidas y a recomendaciones que facilitan la elección sin salir de casa.
No renovar el material a tiempo
Otro error frecuente es estirar demasiado la vida útil del material. Las zapatillas, por ejemplo, tienen una duración aproximada de 700 a 1.000 kilómetros según el uso y la superficie. Superar ese kilometraje supone correr con amortiguación deteriorada, lo que multiplica el riesgo de lesiones. Lo mismo ocurre con camisetas o chaquetas técnicas que pierden transpirabilidad tras muchos lavados. Renovar a tiempo no es un lujo: es una inversión en salud y rendimiento.
Olvidar que cada corredor es distinto
No existe la zapatilla perfecta para todos ni el accesorio imprescindible universal. Cada corredor tiene un cuerpo, una pisada y unos objetivos distintos. Lo que funciona para tu compañero de club puede no funcionarte a ti. La clave está en escuchar a tu cuerpo y adaptar el material a tu realidad, no a las modas. Y si hay dudas, acudir a especialistas es siempre la mejor opción.
Correr bien empieza con elegir bien
El running es un deporte democrático, pero la elección del material no debe dejarse al azar. Evitar los errores más comunes —usar cualquier zapatilla, ignorar la ropa técnica, no diferenciar superficies o comprar sin asesoramiento— es el primer paso para disfrutar de cada kilómetro sin frustraciones ni lesiones.
Contar con una tienda running especializada facilita el proceso: variedad, fiabilidad y productos adaptados a todos los niveles. Porque correr mejor no solo es cuestión de entrenar más, sino también de equiparse con cabeza.