La New Balance Fresh Foam Vongo llega remozada a modo de unas 1080 con control de estabilidad. Por fin, tras cuatro ediciones, New Balance equipara a su pronadora tope de gama con su homóloga neutra. La Vongo de hecho no tenía todas las papeletas para sobrevivir cuando nación hace ya un lustro. Por aquel entonces compartía espacio con la 1260, otra pronadora de altos vuelos, y tenía que competir con ella en un duelo fratricida para dilucidar quién seguiría y quien desaparecería. No es lo normal en ninguna marca (¿Os imaginais a la Asics Kayano jugándose los cuartos con otro modelo similar?) pero en New Balance está claro que no hay vacas sagradas y que es el público quien decide. Tal fue la buena acogida que acabó enterrando a la 1260 y convirtiéndose en una zapatilla con datos de venta bastante interesantes. ¿La clave? Era única.
BUENA, QUIZÁS LA MEJOR, PERO NO ÚNICA
Llegamos a esta quinta versión de la Vongo y New Balance le da una vuelta de tuerca. Desde luego puede hacerlo porque aunque ha tenido cierto éxito aun no es tan conocida como para que sea un suicidio replantearla. La idea inicial con la Vongo fue hacer una zapatilla suave, relativamente ligera y con un ligero control de estabilidad. En uno de esos benditos errores a alguien se le fue la mano con el control y lo que quedó fue la zapatilla con mayor corrección del mercado. El destino, y el trabajo de muchas tiendas especialistas, hizo que la Vongo se convirtiera en el santo grial para un mogollón de corredores hiperpronadores. La suerte le vino de cara porque además la competencia abandonó un poco el nicho y la Vongo, que aparte de ser la mejor, se quedó sola. Jugada maestra con algo de suerte.
En esta actualización New Balance suaviza mucho el control de pronación para dejarlo en lo que inicialmente se ideó. ¿Aciertan? A mi entender no pese a que es cierto y verdad que con este cambio posiblemente vaya a llegar a más corredores, y que con la adopción de las mejores tecnologías de la marca gane competitividad ahora ya no juega sola y tiene que vérselas con huesos como la Asics Kayano, Mizuno Horizon o Brooks Glycerin GTS. ¿Le llega al menos para ser la mejor de su nicho? Probablemente sí, tecnológicamente es muy avanzada pero sus rivales no son cojas. Por si acaso vamos a echarle una radiografía:
SUELA: Como viene siendo habitual en las zapatillas con Fresh Foam la suela de la Vongo está conformada por piezas hexagonales con distinta dimensión y dureza. Son tacos bastante planos y grandes lo que asegura una gran durabilidad frente a la abrasión. Aun así no renuncia a cierta separación en la zona de los metatarsos para asegurar una tracción aceptable. Es una suela muy protegida. En la zona del talón y hasta bien entrado la zona del medio pie en la cara interna tiene una goma más firme lo que ya ayuda al control de estabilidad. En el antepie un compuesto más suave que la dota de prestaciones y en la puntera vuelve a aparecer el compuesto más firme para asegurar la durabilidad.

MEDIA SUELA: Con un perfil de 34-26 de Fresh Foam X solo podemos esperar una amortiguación de lujo. Lo que no debemos esperar es un tacto igual al de la 1080 V11 pues a pesar de cómo digo compartir compuesto y prácticamente el mismo perfil las exigencias del guión obligan a desarrollar un Fresh Foam algo más firme que aun así sigue siendo muy agradable. Por primera vez hay una visible doble densidad en la cara interna para controlar la pronación pero buena parte del trabajo recae sobre la geometría de la media suela. Más densa y levantada está la cara interna y eso es de gran ayuda para corregir la pronación aunque en esta edición las formas se han suavizado tanto que probablemente algún neutro pudiera colar.
UPPER: para ser buena también hay que parecerlo y qué duda cabe que aunque el upper de las anteriores ediciones era bueno y funcional visualmente no estaba a la altura de lo que quiere New Balance. Al igual que en la 1080 V11 el upper es de tipo Knit, elástico y con mucha sujeción. La diferencia, y parece que es el camino a tomar, es que New Balance vuelve al camino del collar clásico en vez del que podemos ver en la 1080, cuestión de gustos.
EN MARCHA
Llevo desde que empecé el artículo planteando de alguna manera si esta nueva New Balance Vongo V5 es mejor que sus antecesoras. Desde luego que por tecnología parece serlo pero hay que ponerla en marcha porque es lo que realmente nos importa. De entrada y como era de esperar la primera puesta supone un punto a favor del nuevo modelo pues el nuevo upper sube el nivel. En los primeros pasos ciertamente se nota suave y confortable pero me doy cuenta de que el quiz de la cuestión va a ser el usuario.
En lo básico no se le puede poner un pero. Amortigua muy bien pese a tener un más que interesante peso, guía el pie con eficiencia, es duradera y confortable. Rodando tranquilo es incansable, va con mucho aplomo, pero ciertamente no habrá que apretar mucho para que veamos que no es su terreno. Un rodaje a ritmo estándar es su límite, tampoco prometía más. Aquí la primera diferencia con las anteriores que sí tenían una chispa más de respuesta aunque menos amortiguación. Desde luego el ritmo no será lo realmente determinante, como digo no es una zapatilla de competición precisamente, sino el control de pronación. Aunque es bastante estable no esperemos encontrar esa geometría que hacía imposible la pronación incluso de lo peor que pudieras encontrar biomecánicamente hablando. Ahora es una zapatilla con un control leve a moderado y peso desde 70-75 kilos hasta 90-95 kilos.
PVP: 170 €
Peso: 290 gramos
OK:
1/ Ha ganado mucho en tecnología, ahora sí es homónima de la 1080 V11
2/ Probablemente al tener menor control de pronación pueda llegar a más clientes
3/ La relación peso-estabilidad-amortiguación sigue siendo la mejor del mercado
K.O:
1/ Para algunos de sus fieles seguidores el cambio es tan profundo que probablemente se encuentren raros.
2/Ha subido de precio de manera notoria
3/ Pierde algo de pegada.
Por Fernando Chacón, gerente de eMotion running Sevilla (www.emotionrunning.com)