Cuando llegó el momento de jubilar mis Nike Infinity React 2 (de las que contamos qué tal estaban tras 500 kilómetros), Javi me pasó unas zapatillas completamente negras, de arriba a abajo, sin ningún tipo de distintivo. “¿Sabes qué modelo es?”, me dijo. “Ni idea”.
No habría acertado ni en 100 intentos que se trataba de una Kayano. Luego entendí que Asics, en una buena estrategia de comunicación, había decidido enviar a los medios una versión completamente neutra de la zapatilla en la que no se pudiera atisbar nada que pudiera suponer un indicio a aquel que la recibiera de qué modelo era. Es normal, porque la Kayano 30 no se parece en nada a ninguno de los modelos anteriores de la marca japonesa.

Las cogí porque me venía bien una zapatilla para los días de rodaje suave en la preparación del maratón y confiaba en que, a poco que fuera tan estable como las versiones anteriores que había probado, me servirían para el propósito: una zapatilla cómoda, con buena amortiguación y que me permita que pasen los minutos y los kilómetros mientras pienso en las musarañas de esos rodajes suaves.
Comencé a usarlas el pasado 7 de julio en un rodaje de 10 kilómetros sube y baja al Retiro de Madrid, que completé en 51:13 (a media de 5:07 el kilómetro). Y el último día que me las puse fue el 13 de noviembre, para hacer 30 minutos suaves, 5,69 kilómetros (a 5:18 de ritmo). ¿Cuánto he corrido entre medias con ellas? Un total de 162 kilómetros en 24 rodajes, con un ritmo medio exacto de 5:30 el kilómetro. 14 horas y 51 minutos cuidando de mis pies. Por rodaje, la media salen 6,75 kilómetros y unos 35 minutos.
LA KAYANO 30, UNA ZAPATILLA PARA CORRER CÓMODO
El plan que nos puso Javi para el maratón de Valencia incluía rodajes suaves, series, tiradas largas y fartlek. Sí, efectivamente, las Kayano 30 sólo las he usado, salvo un día, para los rodajes suaves. He preferido tirar de Nike Invincible o Supercomp Trainer para las tiradas largas, aunque creo que me habría servido perfectamente la Kayano para algunas de ellas.

Mis primeras sensaciones con ellas eran de zapatilla más “tosca” que la Infinity Run a la que sustituía, quizá por ser algo más ancha del talón y un poco más alta en cuanto a altura de la media suela. No te engaño: aunque se trate de una zapatilla pronadora, vivía con la sensación de que, al no tener la doble densidad característica de modelos anteriores de la Kayano, estaba corriendo con un modelo neutro. Sí, sé que en los modelos “coloreados” de la Kayano esa densidad, la 4D Guidance System, está pintado de un gris diferente, pero recuerda que yo iba con un modelo 100% negro.
Pero conforme fueron pasando los kilómetros la Kayano y yo nos hemos ido haciendo cada vez mejores amigos. Principalmente porque entran como un guante en el 9,5 de muestra que me pasó Javi (venía de ampollas en la punta de los dedos al correr con la Asics Gel Nimbus 25: si estás pensando en comprarla, pilla siempre medio número más de tu habitual). La Kayano es un guante delante y abraza bien el pie en el talón.
En carrera (y más aún, en el tipo de carrera para las que yo la uso) me han venido de perlas. Normalmente subo y bajo desde la calle Méndez Álvaro al Retiro (es subida hasta el parque, para los que no sois de Madrid), así que los primeros 5 kilómetros son trotones, lentos y calentando a ritmos muy suaves. Ahí aprovecho la amortiguación de la Kayano (una evolución del GEL de toda la vida de Asics que, aunque no se ve, está) y el 4D Guidance System en menor medida, porque al no estar cansado no prono tanto.

Una vez llego a la esquina de la calle O’ Donnell viene la parte “alegre” del rodaje, en bajada y a ritmos un poco mejores. Ahí noté que, pese a ser unas zapatillas de entrenamiento, la espuma es algo más reactiva (sin pasarnos, que es una Kayano) que modelos anteriores de Asics (luego me enteré de que es FF Blast +). Muy premium, vamos.
Después de las malas sensaciones con la Nimbus 25 (no por la amortiguación, sino por lo que comentaba de la talla y el roce en los dedos), la Kayano ha supuesto un plus de comodidad para esos rodajes de completar kilómetros que tanto abundan en la preparación del maratón.
¿Desgaste?

Mínimo. Creo que es una zapatilla que habría aguantado perfectamente rodajes más largos de tirada larga, pero uno tiene sus manías. Me sorprende que en el 9,5 consiga estar por debajo de los 300 gramos de peso (298 g según la pesada que acabo de darle al escribir este artículo), y que no presenta arrugas de compresión en la media suela (alguna mínima en la parte interna del talón) ni señales de desgaste en la suela.
¿La recomendaría? Mucho. Máxime cuando ahora puedes encontrarla bastante rebajada sobre el PVP original de 200 €. Si me permites un consejo estético, estas en edición 30 Anniversary me flipan (y están por 160 € en Bikila).