(AVANCE) El ugandés Joshua Cheptegei se ha proclamado este sábado campeón del mundo de cross en el circuito de Aarhus, el más duro en la historia de los campeonatos con una mezcla de hierba, barro, arena y la durísima subida al techo del Museo de la Prehistoria. Cheptegei, de 22 años, dio a Uganda su primer título sénior de cross, batiendo al favorito, su compatriota Jacob Kiplimo. Tercero en meta fue el vigente campeón del mundo, el keniano Geoffrey Kamworor.
Entre los españoles, el mejor clasificado fue el jovencísimo Ouassim Oumaiz, actual campeón de España de la distancia. Oumaiz estuvo en cabeza durante las dos primeras vueltas al recorrido y después supo aguantar el ritmo para finalizar en una gran 20ª posición.
.@joshuacheptege1 lead a historic Ugandan 1-2 in the men’s race. It was a coming of age moment for the young Ugandans and a sign of much more to come ???
— IAAF (@iaaforg) 30 de marzo de 2019
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Cheptegei, de 22 años, dio a Uganda su primer título sénior de cross, batiendo al favorito, su compatriota Jacob Kiplimo, y Obiri se convirtió en la primera atleta de la historia que gana títulos mundiales en pista cubierta, al aire libre y en cross.
Invicto al afrontar su octavo cross del año, el campeón del mundo júnior -Kiplimo- aspiraba a convertirse en el campeón absoluto más joven de la historia destronando al vencedor de las dos últimas ediciones -el keniano Geoffrey Kamworor-, que pretendía conquistar su sexto título mundial consecutivo fuera de las pistas: llevaba tres de medio maratón y dos de cross.
En la tercera vuelta quedaban cuatro arriba: Kiplimo, Kamworor, el eritreo Aron Kifle y el keniano Rhonex Kipruto, y en el noveno kilómetro los dos ugandeses dejaron atrás al defensor del título.
Kiplimo parecía tener controlada la carrera en el ascenso al último "muro" del museo de la Prehistoria, pero Cheptegei aún guardaba un cambio en sus piernas y terminó venciendo con un tiempo de 31:40, cuatro segundos más rápido que su compañero. Kamworor hubo de conformarse con la medalla de bronce (31:55).
La dureza del circuito, con zonas de arena, barro, agua, hierba y sobre todo la rampa, de un 21 por ciento de desnivel, que sirve de techo al museo de la Prehistoria, seguida de una brusca bajada, alteraban las previsiones sobre el desenlace de las carreras.