To Run or Not to Run… en Inglaterra

Nada como pasar unos días en casa de un cuñado que vive al lado de Gloucester y descubrir que en la cercana Oxford hay un 10k previo a un triatlón de media distancia. Así que matamos dos pájaros de un tiro, carrerita a primera hora de la mañana y turisteo el resto de la jornada. Las dos cosas marcharon peor de lo esperado, especialmente el turisteo, porque visitar Oxford un sábado a medio día y al final de los cursos de verano con centenares de chavales llenando las calles es… un agobio.

La carrera fue mejor que la visita turística, aunque ni mucho menos equiparable al nivel de la gran mayoría de pruebas en suelo ibérico. No es la primera en la que participo fuera de España ni la primera en el Reino Unido, ya que he corrido un 5 km en Milton Keynes, un 10 km en Londres, el medio maratón de Gales (que es una preciosidad por el recorrido, saliendo desde dentro de un castillo), varias de 5-10 km en Austria, Francia o Portugal, un maratón en EEUU… En relación calidad/precio cualquier carrera española es más económica, normalmente más espectacular en cuanto a recursos, recorrido o ‘elementos’ que vistan al evento (arcos de meta/salida, montajes). Basta con salir fuera para valorar lo que tenemos en casa.

Corrí el 10k Inmortal Farmoor. “Inmortal” es el nombre de la franquicia que organiza muchos eventos por todo el país y Farmoor es un pueblito pegado a Oxford. En lo primero en lo que ‘ganamos’ es en el precio. Esta carrera, fuera de la gran ciudad, cuesta 21 libras (al cambio casi 23 euros). La web es correcta y todo se hace online, y responden a cualquier duda relativamente rápido. Bien. Eso sí, nos venden que es “posiblemente el 10k más llano y rápido del universo”, literalmente. Esto lo dicen sin ruborizarse…

• Farmoor tiene un lago con un perímetro de casi 5km, así que el 10k es más o menos –¿lo imaginas?– dos vueltas al lago. Resulta que este lago/pantano es un sitio donde la gente va a aprender a hacer windsurf… y el día de la carrera hacía tanto viento que no se permitía la navegación. Un horror para correr, en Tarifa hay días de viento más agradables. Como ellos dirían… face palm!!! Y lo de llano es otra cuestión a valorar: No tenía apenas desnivel, pero sí dos buenas cuestas de unos 30 metros, algún tobogán, unos 2 ó 3 kilómetros campo a través por césped más alto que en un campo de fútbol argentino en los 70. Lo de recorrido rápido… ¿Qué significa para ellos? Es el segundo 10k que hago en UK y en ninguna de las dos pruebas han cortado una sola calle, todo por interior de recintos sin afectación alguna al tráfico ni a los vecinos. Eso sí, al igual que en otras pruebas en el Reino Unido, el nivel medio es alto. La carrera la ganó un señor de casi 50 años corriendo en 35’ clavados en solitario toda la prueba, luchando a brazo partido con el viento. En total seríamos unos 350 en la línea de salida. La primera chica ganó en 38’. Estas dos marcas tienen bastante mérito con el huracán que hacía allí. La sensación que me dio es que había un buen grupo de gente ‘rápida’ y un nutrido pelotón de gente corriendo por encima de 55 minutos. Pocos corredores entre los dos grupos.

Aquí no hay ni arco de meta, ni de salida, ni kilómetros señalizados. Sí hubo un mini avituallamiento en el que si querías beber tenías que salirte de la zona asfaltada y coger tú mismo el vaso. En meta te dan una medalla y una camiseta (esto sí es una novedad por estos lares, ya que no suelen darla) y un vaso de agua de plástico, que tú mismo puedes ir rellenando del grifo.

Tampoco hay megafonía, ni música ambiente y, afortunadamente, esto significa que tampoco hay reguetón. En la salida el ‘race director’ gastó unas bromas, dio un speech con un megáfono, y tocó la sirena del propio megáfono a modo de pistoletazo de salida.

La carrera en sí, bien. Bueno, dos vueltas a un lago, con zonas de hormigón, zonas asfaltadas, tierra, césped y familiares animando en la recta de meta. Todo verde, muy verde. Salida a las 10h00 de la mañana, tampoco hay que madrugar mucho.

La entrega de dorsales se hacía en una garita en la misma zona de salida, con tu nombre personalizado. Tras la carrera, premios para los tres primeros de la general, masculino y femenino, nada de trofeos a los grupos de edad que, por cierto, van de 10 años en 10 años (20-29, 30-39, 40-49, 50-59…). La meta era la alfombra del cronometraje y una banderola. La postmeta era un grifo y un pódium con un photocall de poco más de un metro de ancho. Me encantó un detalle del club organizador: tenían un par de voluntarios corriendo al ritmo de los últimos de la carrera, acompañándoles y animándoles.

Correr en el extranjero es una bonita experiencia. La gente se ‘pica’ igual que en España, las carreras son más caras, están peor organizadas y son menos espectaculares por lo general. Pero merece la pena. Ahhh, para los insistentes: ¡había duchas! Más por casualidad que por otra cosa, ya que la zona de meta está pegada a la escuela de windsurf y tienen buenos baños para limpiar los neoprenos.

Por cierto, mi cuñado, que era la segunda vez en su vida que se ponía un dorsal, cruzó la meta con una sonrisa de oreja a oreja. ¡Qué grande es “el Chico”! Nos fuimos a un pub y nos recuperamos del esfuerzo con una pinta y comentamos ‘la jugada’ y pusimos las excusas pertinentes: “si no hubiera hecho viento hubiéramos corrido en 2 minutos menos, pero le gané al pelirrojo que me cerraba el paso en las curvas y al que llevaba la camiseta del City…”. La ilusión de los que casi debutan o de los que logran mejor marca personal es la misma en Austria, Inglaterra, Francia o Alcalá de Guadaíra.