Como bien sabe todo el mundo, la sal y el sodio a veces son enemigos de la salud. Aportan sabor a los platos y en cantidades moderadas no tiene por qué representar ningún peligro. Sin embargo, si sufres ciertas afecciones o abusas de ellos, sí puedes comprometer tu bienestar. Bajo esta premisa, ¿qué aspectos de tu salud se ven más afectados?
Exceso de sal: así afecta a tu salud
Normalmente, se suele relacionar el exceso de sal con la subida de la tensión y, efectivamente, así es, aunque no es el único trastorno que puede ocasionar. La propia Organización Mundial de la Salud vincula el consumo abusivo de este aderezo con problemas de hipertensión, de hecho, es lo primero que suelen eliminar los médicos de la dieta si se detecta esta patología. Asimismo, también puede provocar accidentes cardiovasculares. Esto es debido a que el sodio perjudica la salud de las arterias y del corazón.
Pero, además, también puede estar detrás de una mala absorción del potasio, algo que como deportista puede quedar reflejado en tu musculatura, y el mal funcionamiento de los riñones.
El cerebro es otra de las víctimas de la presencia desmesurada de sal en las comidas, pues puede ocasionar un deterioro neuronal, demencia o accidentes cerebrovasculares, entre otros problemas.
¿Cómo saber si estamos comiendo demasiada sal?
La cantidad diaria recomendada de sal es de 5 gramos, es decir, una simple cucharadita. Además de no añadir alegremente sal de mesa a tus comidas, también debes tener en cuenta que algunos alimentos la incluyen en su composición, ya sea de forma natural o artificial.
Ahora que ya conoces la cantidad diaria de sal recomendada, fíjate en los envases de los alimentos que consumes. La sal viene expresada en el apartado del sodio. En algunos casos, te sorprenderá ver que ciertos alimentos ultraprocesados tienen una cantidad muy superior a esta cifra. Por lo tanto, más que contar los gramos que le añades con el salero, debes prestar atención a la sal que ya incorporan los productos.
Es cierto que la sal también ayuda al funcionamiento del organismo, pero conociendo sus efectos secundarios, tan importantes si te excedes con la dosis, debes controlar mucho su ingesta. No tienes por qué rechazarla totalmente, pero sí mantenerla por debajo de la cantidad diaria recomendada y siempre seguir las instrucciones de tu médico. Si él decide eliminarla totalmente de tu dieta, hazle caso. Con la salud no te la juegues.