Nutrición

Sandía: la fruta que es casi una bebida isotónica con piel

Dulce, jugosa, refrescante y roja. La sandía no solo es la fruta del verano: es la aliada perfecta para los corredores que quieren hidratarse y recuperarse después de unas cuentas zancadas.

Pedro Crespo

3 minutos

La sandía es una fruta con tremendas propiedades, sobre todo para la gente a la que le gusta correr.

¿Quién necesita una bebida energética con 20 ingredientes cuando la naturaleza ya inventó la sandía? Esta fruta, que pesa más que una mochila de trail pero puede resultar más ligera que un gel con cafeína, es uno de los postres clásicos del verano. Si corres, sudas y quieres mantenerte en pie tras un rodaje de 10 kilómetros bajo el sol, la sandía se convertirá en tu mejor compañera de entreno… y de nevera.

Un 92 % de agua y un 100 % de razones para comerla

La sandía es agua en estado sólido y comestible. Según datos del Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA), contiene un 92 % de agua, lo que la convierte en una campeona de la hidratación natural. Pero, además, aporta electrolitos como el potasio y el magnesio, claves para reponer lo que pierdes cuando corres y el sudor te dibuja mapas en la camiseta. También es rica en vitamina C (con propiedades antioxidantes), vitamina A (buena para la vista y el sistema inmunológico) y carotenoides como el licopeno, que además de darle ese color rojo brillante tiene propiedades antiinflamatorias. Y esto, en lenguaje runner, significa: ayuda a que las piernas no se quejen tanto al día siguiente.

¿Y si fuera una bebida deportiva?

En un estudio publicado en Journal of Agricultural and Food Chemistry, investigadores españoles descubrieron que el zumo de sandía —especialmente si se toma antes de correr— puede reducir la aparición de agujetas (sí, las temidas DOMS: Delayed Onset Muscle Soreness). El secreto está en la L-citrulina, un aminoácido que mejora la circulación y ayuda a eliminar el amoníaco de los músculos, ese residuo que se acumula cuando corres a ritmos criminales. La L-citrulina, además, se ha estudiado en entornos deportivos como suplemento para mejorar el rendimiento aeróbico y la recuperación muscular. La ventaja de la sandía es que te la tomas a mordiscos o con tenedor, no en cápsulas.

Ideal antes, durante o después de correr (pero mejor fresquita)

La sandía funciona tanto como snack pre-entreno (hidrata sin llenar demasiado), como parte del desayuno post-carrera o incluso como tentempié a media tarde si entrenas al caer el sol. Solo una recomendación: consérvala en frío. No hay nada más triste que una sandía tibia después de correr a 35 grados. También puedes usarla en batidos, mezclada con un poco de lima y menta. O si quieres subir el nivel gourmet-runner, prueba un gazpacho de sandía, que es como una ducha fría para el estómago: refrescante, reponedor y con mucho más glamour que un plátano machacado.

¿Cuánta sandía se puede comer sin pasarse?

Como todo en la vida, incluso lo bueno puede empacharte. La sandía tiene un índice glucémico alto (sobre todo si comes mucha de golpe), así que, si eres sensible a los picos de azúcar, mejor acompáñala con algo de proteína o grasas saludables. Unos frutos secos, un yogur griego o una tostada con hummus pueden equilibrar ese subidón natural de dulzor. Eso sí, por mucho que te guste, intenta no comerte media sandía antes de una salida larga. La hidratación en exceso puede jugarte una mala pasada… especialmente si estás lejos de un baño.

Corredores y sandía: una historia de amor

Los maratonianos africanos no abusan de las bebidas isotónicas de sabores fluorescentes: suelen optar por frutas frescas y alimentos simples. En zonas calurosas del planeta, la sandía es una de las formas más naturales y accesibles de reponer líquidos. Algunos corredores incluso congelan cubos de sandía para tomarlos como “hielo comestible” después de una sesión de series. Otros la meten en fiambreras para llevarla a la playa y nadar un rato después de correr. Sea como sea, la sandía funciona. Te refresca, te repone y, con suerte, te devuelve las ganas de salir a entrenar al día siguiente.

Razones para meter sandía en tu mochila (o al menos en la cesta de la compra)

         •       Hidratación natural: 92 % de agua.

         •       Recuperación muscular: rica en L-citrulina.

         •       Propiedades antiinflamatorias: gracias al licopeno.

         •       Vitaminas esenciales: A y C.

         •       Versatilidad absoluta: sola, en zumo, gazpacho, batido o helado casero.

Y lo mejor: no tiene ingredientes que no puedas pronunciar. Ni colorantes, ni estabilizantes, ni conservantes. Es pura naturaleza y solo necesitas un cuchillo para abrirla.

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