Bañarse con agua fría después de correr: ¿buena o mala idea?

El agua fría ayuda a sentir las piernas más relajadas después de un esfuerzo físico. Por el contrario, el agua caliente puede provocar la dilatación de las venas.

Noelia Hontoria

El agua fría favorece la circulación de la sangre y relaja los músculos.
El agua fría favorece la circulación de la sangre y relaja los músculos.

Después de correr, sueles tener una parada obligatoria en la ducha. Sin embargo, en este sentido, todavía hay muchas dudas, ya que algunas personas no saben si es buena idea bañarse con agua fría después de correr o si, por el contrario, es preferible el agua caliente. En resumen, podemos adelantar que bañarse con agua fría después de correr tiene más beneficios que contraindicaciones.

Los beneficios de bañarse con agua fría después de correr y las contraindicaciones del agua caliente

Aunque, de vez en cuando, a todos nos apetece un baño caliente para relajarnos, especialmente durante el frío invierno, los baños de agua caliente pueden no ser tan beneficiosos para el organismo como siempre hemos pensado, sobre todo a nivel físico. Estos favorecen la dilatación de las venas, lo que puede provocar una mayor inflamación de la zona o el aumento de posibilidades de que aparezca celulitis o varices, entre otros signos.

Por el contrario, bañarse con agua fría después de correr puede ayudar a relajar las piernas, reducir los efectos de la fatiga y desinflamar la zona. Suelen ser muy recurrentes tanto si te has dado un golpe o has sufrido una caída, como si simplemente quieres descansar el músculo y tonificarlo. Motivo por el que suele ser un método de recuperación muy habitual entre deportistas.

Otro efecto positivo de los baños de agua fría es que fomentan la eliminación de las células muertas de la piel y son un exfoliante natural muy interesante, según el tipo de piel.

Bañarse con agua fría después de correr: ¿buena o mala idea?

Las duchas de agua fría deben ser cortas.

¿Cuándo debemos tener cuidado con el agua fría en la ducha?

A pesar de los beneficios antes expuestos, también debes tener en cuenta algunas precauciones. Evidentemente, las duchas de agua fría deben ser cortas. Trata de dejar pasar unos minutos desde que terminas de hacer ejercicio hasta que te metes en la ducha, ya que un cambio brusco de temperatura puede generar otras molestias. Tampoco te duches con agua fría si acabas de comer, podrías provocar un corte de digestión.

Pasar demasiado tiempo debajo del grifo del agua fría también puede favorecer la aparición de resfriados, sobre todo si no te abrigas correctamente al salir y la temperatura exterior también es fría. Sécate bien después de la ducha o el baño y nunca salgas a la calle con la cabeza o los pies mojados.

Las duchas y los baños de agua fría mejoran la circulación y son buenos para los músculos, pero no abuses de ellos en tiempo ni con temperaturas extremas. Así evitararás debilitar tu sistema inmunitario.