Las articulaciones de tipo diartrosis son articulaciones sinoviales que presentan una estructura mecánica diseñada para conseguir movimiento de unas estructuras óseas con otras. Sus tejidos pueden ser mejorados y conservados a través del ejercicio, podemos generar estímulos y adaptaciones que mejoren la función.
Una articulación sinovial presenta mayor complejidad y variedad de elementos estructurales, cada uno con propiedades y funciones diferentes. Existen elementos rígidos y móviles como el cartílago, y otros elásticos como músculos y ligamentos, pero no debemos olvidar que todos ellos deben aportar también estabilidad articular y cumplir adecuadamente la función en la estructura mecánica que no solo es la de ser móvil, sino también la de transmitir fuerzas y conseguir movimientos eficientes.
La articulación está integrada en la cápsula articular, una membrana fibrosa que engloba toda la articulación e impide que los huesos se desplacen en exceso. Cuando mantenemos posiciones incorrectas durante mucho tiempo aumenta la rigidez de esta cápsula articular restringiendo el movimiento.
Los ligamentos compuestos principalmente por fibras de colágeno entrelazadas con fibras de elastina, aportan fuerza y resistencia para no romperse con facilidad ante las fuerzas de elongación a las que se ven sometidos. Aportan gran resistencia al movimiento estabilizando articulaciones, por esta razón, una deformación excesiva de estos ligamentos, repercute en una menor estabilidad y seguridad articular.
En el interior el líquido sinovial, es un lubricante que permite el correcto desplazamiento de las superficies reduciendo la fricción para evitar el desgaste. Es un fluido viscoso rico en ácido hialurónico. Tiene también la función de intercambiar nutrientes, oxígeno y desechos celulares desde los condrocitos hacia la circulación sanguínea y viceversa, ya que el cartílago no está inervado ni tampoco tiene riego sanguíneo.
El cartílago articular es el tejido clave, es el gran protector del hueso. En su capa más superficial, las células se disponen en paralelo para favorecer el deslizamiento entre un cartílago y otro, sin embargo a nivel más profundo se disponen en todas direcciones para aportar una mayor resistencia mecánica, en el último nivel las fibras se disponen perpendicularmente para proporcionar amortiguación.
El cartílago es la estructura a proteger ya que no tiene capacidad de regeneración, una vez dañado solo queda evitar su mayor desgaste, ya que una vez perdida esa primera capa protectora, queda deshilachado perdiendo protección y su degeneración puede acelerarse si no se presta atención a su cuidado.
Las causas que provocan su daño mecánico y progresiva degradación pueden ser las siguientes situaciones:
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Alteraciones de la mecánica articular
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Sedentarismo
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Tensiones mantenidas
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Sobrepeso