Que el esguince de rodilla sea la lesión más habitual no es de extrañar: basta con sobresolicitar los ligamentos y que afecte a las estructuras óseas. ¿En qué consiste? Para que se produzca un esguince de rodilla ha de haber una distensión de ligamentos (medial o interno, externo o ligamentos cruzados anterior y posterior) y una distorsión ósea (del hueso del muslo o fémur, del hueso externo de la pierna o peroné y/o del hueso interno de la pierna, que es la tibia).
SÍNTOMAS
Tras un movimiento brusco, dolor repentino de la parte interna de la rodilla, a veces acompañado de chasquido.
TRATAMIENTO
Aplicar hielo, con la pierna semiflexionada, durante 20 minutos cada 2-3 horas. Aplicar un vendaje los cinco primeros días para fijar el ligamento más afectado y dejar libre el resto. Si una vez pasados esos días el dolor hace imposible apoyar la pierna, es probable que haya un daño mayor. Es importante que, antes de volver a correr, se realicen ejercicios estáticos de los cuádriceps; saltarse la rehabilitación o no guardar el reposo adecuado puede tener consecuencias importantes. Sé paciente.
LA IMPORTANCIA DE LA RODILLA
Para entender la importancia de la rodilla hay que tener en cuenta que no se trata de una articulación en bisagra que nos permita extender y flexionar, sino que va más allá: también puede girar libremente con un movimiento rotatorio cuando está doblada. Este movimiento rotatorio acompaña automáticamente a los movimientos de doblar y enderezar. Eso nos permite, por ejemplo, poder girar los pies hacia afuera o hacia adentro sin levantar los talones del suelo cuando estamos sentados.
La parte negativa es que es muy sencillo provocar un daño en esa zona: si corremos sobre una superficie deslizante o barro y el pie resbala, la pierna podría girar hacia afuera forzando el lado interno de la rodilla. ¿Resultado? Una ligera distensión o una pequeña rotura en sus fibras; en este caso sería una lesión leve, pues basta con reposar o mantener un descanso activo con la rodilla convenientemente vendada para que el ligamento se recupere. Pero la cosa se puede complicar, y mucho.
Si la lesión ha sido más traumática notaremos un dolor repentino sobre el lado interno de la rodilla, que puede ir acompañado de un chasquido. Se puede sentir cierta tirantez, lo que se traduce en el comienzo de la hinchazón. Si al recoger y extender la pierna rápidamente (entrenamiento explosivo y fraccionado) notamos tirones en la zona externa de la rodilla, es posible que el ligamento esté dañado por sobreuso. No obstante, el ligamento lateral externo es menos vulnerable a las lesiones por sobreuso que el ligamento medial o interno. Suele producirse por torceduras violentas de la rodilla, hacia fuera si está doblada.
¿CÓMO PUEDO PREVENIR EL ESGUINCE DE RODILLA?
La parte positiva de esta lesión es, precisamente, la sencillez con la que se pueden prevenir los posibles daños en los ligamentos: fortaleciendo la musculatura posterior del muslo, los cuádriceps y los isquiotibiales. Una manera eficaz es trabajar con pequeñas pesas o tobilleras lastradas, pero no es la única.
Los ejercicios con gomas (del estilo de las utilizadas en aeróbic) pueden incluso resultar más interesantes: son más accesibles –se pueden realizar en casa– y trabajar con cápsulas articulares resulta menos agresivo que hacerlo con los habituales bancos de cuádriceps. También es aconsejable realizar varias tandas de ejercicios isométricos con la pierna totalmente estirada y el pie girado, sucesivamente, hacia dentro o hacia afuera. Una de las claves para fortalecer la rodilla es la propiocepción: la seguridad de respuesta ligamentosa ante cualquier torcedura.
El método más utilizado es sencillo y sus resultados son indiscutibles: apoyado en una sola pierna y la otra semifl exionada, permanecer entre 30 segundos y 2 minutos con distintas posiciones de apoyo. Estos ejercicios también pueden hacerse en una cama elástica (cama de un metro de diámetro, circular, con inestabilidad controlada).
¿QUÉ LIGAMENTOS Y HUESOS SE HAN DAÑADO CON EL ESGUINCE DE RODILLA?
El dolor puede manifestarse en una sola zona de la rodilla, pero eso no signifi ca que sea ésa la única parte dañada, pues cuando el movimiento es importante el cuerpo reacciona con un movimiento contrario de compensación sobre la torcedura. Es decir, en los esguinces de rodilla puede doler e infl amarse uno de los ligamentos pero en realidad estar afectados los dos, el interno y el externo. Cuando hay un gran desplazamiento de huesos (del fémur sobre la tibia o al revés), la tibia puede quedar encajada hacia delante o atrás, lo que se conoce como distorsión ósea.
Si a esto se le une la distensión ligamentosa anterior, se acaba de producir el esguince de rodilla. Lo mismo puede suceder sobre la parte externa: la cabeza del peroné puede desplazarse, bien por traumatismo directo en la rodilla o indirecto en el tobillo (maleolo peroneo). Todas estas posibilidades hacen que sea necesario, dada una lesión en la rodilla, determinar con exactitud varias cuestiones: cuáles son los ligamentos distendidos, qué huesos se han desplazado y en qué dirección lo han hecho. Por tanto, para que quede muy claro, en el esguince de rodilla deberemos especifi car qué ligamentos se han distendido y qué huesos (y en qué dirección) se han desplazado.
¿DUELE LA RÓTULA DESPUÉS DE UN ESGUINCE DE RODILLA?
Es una situación muy frecuente, que suele producirse cuando no se actúa bien en los primeros días tras la inflamación. En la semana de reposo hay que realizar ejercicios estáticos isométricos del cuádriceps con la pierna estirada. Si, aun habiéndolos realizado, se mantiene un dolor continuo en el área del ligamento dañado, puede deberse a la formación de “callos" allí donde el ligamento se desgarró parcialmente.
Si en la recuperación hemos hecho técnicas manuales desfibrosantes adecuadas y con la suficiente precocidad (fricción de Cyriax, técnica ortopática de Typaldos, etc.) no debieran aparecer estas callosidades rebeldes. Si, a pesar de todo, persisten (mal de Pellegrini-Stieda), conviene realizar ejercicios adecuados a esta situación patológica y suele ser suficiente para no tener que acudir al cirujano (desfibrosado quirúrgico) por no haber hecho las cosas bien desde un principio.
¿CÓMO ACTUAR TRAS SUFRIR UN ESGUINCE DE RODILLA?
Los primeros cuidados han de ir encaminados a controlar la inflamación y el dolor. Por tanto, lo primero es aplicar hielo durante 20 minutos, cada dos o tres horas, con la pierna semiflexionada. Se puede hacer algún masaje leve con pomadas tipo gel, siempre que no tengan efecto calorífico.
Durante los primeros cinco días se debe utilizar un vendaje funcional con taping (venda estática adhesiva) y con elastoplast (venda elástica adhesiva) convenientemente mezclados (esta técnica se denomina strapping), de modo que el ligamento más afectado quede fijado, en tanto que los otros movimientos indoloros han de quedar libres. Si el dolor no permite apoyar la pierna, es recomendable utilizar muletas durante esos cinco primeros días; de esta manera ayudamos a regenerar toda la cápsula articular. Si, transcurridos esos días, el apoyo es posible, lo más probable es que el resto de estructuras de la rodilla (tendones, meniscos, rótula…) no estén afectadas.
Pasados esos días, una revisión médica servirá para identificar qué estructura ósea entró en distorsión cuando se produjo el esguince y si se ha recuperado o sigue alterada. Hay que mirar con atención la cabeza del peroné y la tibia (por si están interiorizadas o posteriorizadas), el hueco poplíteo (por si hubiera colección de líquido, en cuyo caso habría que vaciarlo) y las posibles fibrosis cercanas, consecuencia de la inflamación.
Si la torsión fue muy violenta, también se hace una completa exploración de pelvis con estudio de los músculos adductores y el sartorio, en la parte anterior del muslo. Igualmente, se estudian bien el bíceps femoral en su inserción y los músculos del recto interno y tendinosos.