El dolor de cuello es un síntoma bastante común, aunque sus causas pueden ser muy diferentes, al igual que su grado de peligrosidad: desde una mala postura y otros hábitos de la rutina diaria, hasta ciertas enfermedades, como la meningitis, pueden estar detrás de ello. Aún así, el dolor de cuello no suele representar un problema de salud por sí solo, pero sí nos obliga a vigilarlo para conocer su auténtico origen y, sobre todo, evitar que vaya a más.
Posibles causas del dolor de cuello
El tratamiento para aliviar el dolor de cuello suele ser ordinario en la mayoría de los casos, sin embargo, es interesante conocer las causas para asistirlo correctamente, saber si debes aliviar solo los síntomas o introducir cambios en tu rutina para evitar que vuelva a aparecer.
Entre las causas del dolor de cuello más habituales encontramos las tensiones musculares provocadas por una mala postura. Esto incluye dormir en una posición incómoda, estar mucho tiempo sentado mirando al ordenador o al televisor o conducir durante largos períodos de tiempo. Las tensiones musculares en la zona del cuello también suelen aparecer por el estrés, al mantener el cuerpo en una actitud de alerta y transformar esa tensión en un dolor localizado.
Otra de las causas más comunes son las lesiones. Ya sea por un traumatismo, una sacudida violenta, el desgaste de las articulaciones o el pinzamiento de un nervio, en este caso, debe ser el propio médico quien determine qué está sucediendo y cuál es el tratamiento más adecuado, pues el origen de la lesión puede ser muy variado.
Por último, y aunque es menos frecuente, detrás del dolor de cuello también pueden estar algunas enfermedades, como la artritis o la meningitis. Sin embargo, si el dolor de cuello aparece de forma aislada, es decir, si no está acompañado por otros síntomas, no deberías preocuparte, ya que las enfermedades que suelen provocarlo van asociadas a más cambios en el organismo.
¿Cómo puedes aliviar el dolor de cuello?
El tratamiento paliativo suele pasar por tres acciones: hacer reposo, tomar antiinflamatorios (siempre bajo prescripción médica) y recibir masajes. Sin embargo, saber cuál es la causa es fundamental para evitar que se vuelva a repetir y poder enfocar mejor el tratamiento. No es lo mismo que te duela el cuello por una mala postura que por el desgaste de las articulaciones.
Asimismo, la prevención puede ser también de gran ayuda. ¿Qué puedes hacer al respecto? Ajustar la silla, el escritorio y el ordenador a la altura de tus ojos, dejar de fumar, dormir en una buena posición, no llevar bolsas pesadas colgadas del hombro o utilizar auriculares para hablar por teléfono, entre otros cambios.