
Uno de los 10K más rápidos del mundo (así, como suena). Un recorrido que enlaza el Santiago Bernabéu con el que hasta hace muy poco fue el emplazamiento del Vicente Calderón. Una fiesta que enfrenta, presidida por el buen rollo, la camaradería y la deportividad, a los hinchas del Real Madrid y el Atlético. Bueno, y a todo el que se lo quiera pasar bien volando por las calles de la ciudad, independientemente de que lo haga vestido con la camiseta del equipo que le de la gana. Un derbi en el que nadie se enreda, en el que nadie insulta, en el que uno entiende porque el running, hijo predilecto del atletismo, es el deporte más democrático y saludable (en el más amplio sentido de la palabra) que existe.
Como es tradición, cada hinchada se enfundó la camiseta de su equipo. Los colchoneros, de rojo; los merengues, de morado. Atavidados con esos colores completaron los 10 kilómetros del nuevo recorrido que, aunque parezca increíble... ¡es todavía más rápido que el anterior! Miles de marcas personales perecieron el 13 de noviembre. Y el dato de llegados a meta fue fantástico: 6438. Más de 8000 corredores había inscritos. De ambas cifras se deduce que, cuando la carrera es atractiva, el running no está ni mucho menos en crisis.
La salida de El Derbi de las Aficiones tiene lugar en los aledaños del Sántiago Bernabéu (¿hay expresión más futbolística que esa?). Desde allí hasta la explanada donde se erigía el Vicente Calderón, 10 km en los que las cuestas brillan por su ausencia (alguna tachuelilla pero... buah, muy poca chicha).
Reyes Estévez, tres veces medallista mundial y campeón de Europa de 1500 metros, leyenda del mediofondo español, ejerció de capitán colchonero (junto a Abel Resino) y embajador de Hoka en El Derbi de las Aficiones. En el plano meramente deportivo no le fue nada mal; a sus 46 años peleó la victoria hasta el último kilómetro (acabó tercero con 30:12) a Iraitz Arróspide (29:50) y Javier Martínez (29:57).
Y no uno cualquiera, un campeón del mundo de 50 km. Tras dos años acosado por las lesiones, el guipuzcoano Iraitz Arrospide se reecontraba con el triunfo. "Estoy muy contento pero lo he pasado tan mal que sigo corriendo con miedo. Eso sí, la carrera era como me habían dicho, mucho ambiente y un recorrido súper rápido. He disfrutado mucho", declaró el fondista nada más cruzar la meta.
Diana Martín dejó el atletismo profesional hace tiempo, pero no de correr... ni de ganar. La que fuera medallista de bronce en los 3000 metros obstáculos del Europeo de Zúrich 2014, ahora directora (y entrenadora) de Desafío Running Móstoles, fue la primera en llegar al Paseo de los Meláncolicos. Lo hizo tras 34:55 de cabalgada, por delante de Eva María Morales (35:20) y Clara López (35:32).
Aquí se sonríe aunque estés pasando por uno de los templos del 'eterno rival', básicamente porque en El Derbi de las Aficiones la rivalidad es nula... Otra cosa es la competitividad. Aquí somos todos runners y, no sé vosotros, pero en esta redacción no conocemos un corredor que, si puede, no quiera ir un poco más deprisa que el que tiene al lado.
Hay para todos. Tras el lugar donde festejan sus títulos los 'vikingos' llega el momento del patio de festejos de los 'indios'. Lo que es igual para todos es el trazado, que en el Paseo de la Castellana no hace otra cosa que picar hacia abajo. Pocas carreras pueden presumir de un circuito tan favorable a los intereses de sus participantes.
Diferente camiseta pero un mismo objetivo. Esto no es el fútbol, y se nota. La pregunta debería ser: ¿Por qué cuando hay un balón de por medio el buen rollo no puede ser exactamente igual que cuando lo que prima son las zapatillas de correr?
Hoka, la marca que nació en las montañas y, poco a poco, está ganándose el cariño de los corredores de asfalto, es uno de los patrocinadores de El Derbi de las Aficiones. Zapatillas que ayudan a volar en una carrera cuyo circuito invita a hacerlo: lógica pura.
No está el legendario estadio, pero se hace notar. Allá donde tanta felicidad experimentaron los rojiblancos se sitúa el arco de llegada: un vano rojo para los del Atleti y otro morado para los madridistas. Pero vamos, que en la práctica cada uno entra por donde le pille, no es cuestión de perder unos segundos por aquello de la identidad futbolística.
Está claro que sólo un corredor puede llevar el dorsal 17 en El Derbi de las Aficiones: Álvaro Arbeloa. El futbolista que lo ganara todo con el Real Madrid y la Selección Española está más fino que una lata de anchoas y eso se refleja cada vez que participa en una prueba popular. En esta ocasión fue un pasito más allá y firmó su mejor 10K de siempre: 34:25.
Atrás quedan los momentos más duros de la pandemia y regresan las estampas de multitudes dispuestas a ser felices corriendo. El Derbi de las Aficiones no es otra cosa que eso: una excusa para pasarlo bien.
Un lujo eso de ir desde la parte con más altitud de la ciudad a la que menos. Traducido, un desnivel tremendamente favorable que aprovechan miles de corredores cada mes de noviembre. Si uno quiere un buen cajón de salida en la Nationale Nederlanden San Silvestre Vallecana sabe que una ocasión ideal para lograrlo es El Derbi de las Aficiones.
Tras cinco años de sequía los colchoneros se hicieron con la victoria. La cosa estuvo apretada; 46:35 por 46:48 de los merengues. Hablamos del tiempo medio de uno y otro equipo (se establece una vez cumplidos los 90 minuitos de carrera, como si de un partido de fútbol se tratase). Ahora el marcador histórico está 7-5 a favor de los corredores que manifiestan su predilección por el Real Madrid.