Ayer comenzó la temporada internacional de campo a través con el Cross Internacional de Zornotza, de la máxima categoría del calendario de World Athletics. ¿Te enteraste? Seguro que no. El terremoto deportivo del Medio Maratón de Valencia arrasó con cualquier posibilidad de remarcar las actuaciones deportivas logradas en Amorebieta: victorias de la etíope Likina Amebaw y del burundés Célestin Ndikumana con Sergio Paniagua y Cristina Ruiz como primeros españoles.
¿Si no hubiera habido Medio Maratón de Valencia te hubieras enterado? Seguro que tampoco.
Por varios motivos, cada cual derivado de una realidad actual, el campo a través resulta insignificante para los aficionados al atletismo. Y sí, hay excepciones. Atapuerca, Elgoibar, Itálica... luces ténues (y menos brillantes que en el pasado) dentro de un calendario lleno de sombras, con citas cada vez menos nutridas tanto de público como de atletas.
La realidad es que el cross se muere. Lo lleva haciendo años, preso de un inmovilismo organizativo que quiere pero no puede. Que desea su salvación pero no recurre a las herramientas adecuadas. Ejemplos de éxito hay muchos, con formatos y experiencias muy similares para el aficionado, siendo el ciclocross (la versión invernal del ciclismo) el más claro caso de triunfo mediático y social.
Cuando se habla de la renovación (MUY NECESARIA) del cross se debería tomar como ejemplo este deporte:
— Nacho Barranco (@n_barranco) December 30, 2022
- Calendario condensadísimo (hasta 3 carreras por semana).
- Premios en metálico y no fijos de salida.
- Circuitos variados y en núcleos urbanos.
- Realización TV finísima. https://t.co/zN3tYu8DZT
Me niego a pensar que la disciplina más esencial del atletismo, esa que consiste en correr de un punto a otro lo más rápido posible, sea cual sea el terreno sobre el que avanzar, languidezca de esta forma. Es necesaria una ruptura total con el modelo actual para que el cross sobreviva. Debe ocurrir ya, sin titubeos y sabedores de que, quizá, tenga que perder parte de su esencia para adaptarse a unos tiempos actuales que aunque algunos detestan, marcan la pauta sobre lo que funciona y lo que no.
De lo contrario, si se mantiene el formato actual, la vida del campo a través tendría los días contados. Muy a nuestro pesar.