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Hace unos días que acabo de leer el libro "La carrera más sucia de la historia", escrito por Richard Moore. A lo largo de sus páginas el autor norteamericano hace un repaso de los enfrentamientos entre los velocistas Carl Lewis y Ben Johnson. Se centra, por supuesto en la infame final de 100 metros de los Juegos Olímpicos de Seúl 1988.
Moore cuenta en su libro con la aportación de casi todos los protagonistas de la historia, que muchos sabemos cómo acaba. Hora del spoiler: el vencedor sobre el pavimento fue el canadiense Johnson con unos fantásticos 9.79, que suponía récord del mundo en aquel momento. No obstante, el velocista de origen jamaicano fue desposeído de la medalla por haber dado positivo en el control antidopaje, no sin polémica y teorías conspiranóicas. Johnson fue el único cazado en la final, pero no fue el único al que pillaron con el carrito de los helados.
La parrilla de salida de esa final estaba compuesta de la siguiente forma por orden de calles: Robson Da Silva, Raymond Stewart, Carl Lewis, Lindford Christie, Calvin Smith, Ben Johnson, Desai Williams y Dennis Mitchell. Todos ellos, salvo Calvin Smith y Carl Lewis, fueron suspendido por dopaje en alguna ocasión, algunos de ellos con reiteración. Sin embargo, no se tiene en cuenta un positivo de Carl Lewis en los trials de Indianapolis 1988, las pruebas selectivas del equipo estadounidense para los JJOO celebrados en la capital surcoreana. El apodado hijo del viento arrojó un resultado positivo en efedrina + fenilpropanolamina + pseudoefedrina, aunque alegó haber ingerido un suplemento que contenía las sustancias mencionadas. De no haber prosperado su excusa, Lewis no habría estado en los JJOO de 1988.
Más reciente es la final de 1500 metros femenina de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Dicha competición arrojó la siguiente clasificación inicial:
- Asli Cakir Alptekin (Turquía). 4:10.23
- Gamze Bulut (Turquía). 4:10.40
- Maryam Yusum Jamal (Bahrain). 4:10.74
- Tatyana Tomashova (Rusia). 4:10.90
- Abeba Aregawi (Etiopía). 4:11.03
- Shannon Rowbury (Estados Unidos). 4:11.26
- Natalia Kareiva (Bielorrusia). 4:11.58
- Lucia Klocová (Eslovaquia). 4:12.64
- Yekaterina Kostetskaya (Rusia). 4:12.90
- Lisa Dobriskey (Gran Bretaña). 4:13.02
- Laura Weightman (Gran Bretaña). 4:15.60
- Hellen Obiri (Kenia). 4:16.57
- Morgan Uceny (Estados Unidos). NF por caída
Está bien claro que las medallas estuvieron muy disputadas, con mucha guerra para acabar subiendo finalmente al podio. Inicialmente fueron Alptekin, Bulut y Jamal, con un doblete impresionante para Turquía ... a quienes se la acabó viendo el pelo.
A pesar de las críticas expresas de la británica Dobriskey, que afirmó que no creía que había competido en una prueba limpia y que cruzaba los dedos para que alguna de las que le habían precedido fueran pilladas, nada ocurrió hasta casi un año después.
En mayo de 2013, Asli Cakir Alptekin, la atleta que cruzó la meta londinense en primer lugar, dio positivo en control antidopaje; en julio de 2014 fue el turno de Yekaterina Kostetskaya y se la descalificó por anomalías en su pasaporte biológico; también en 2014, la séptima clasificada, Kareiva, fue castigada por anomalías en su pasaporte biológico; en junio de 2016 se informó que Bulut ("primera" tras la descalificación de su compatriota) había dado positivo y en marzo de 2017 se le impuso una sanción de cuatro años; también en 2016 dio positivo Aregawi (ya nacionalizada sueca); a continuación cayó la rusa Tomashova, que fue suspendida por manipulación de muestras. A pesar de la suspensión se le mantuvo la medalla, aunque el TAD le impuso una sanción de 10 años el pasado mes de septiembre, ratificada en el día de ayer.
Como ven, hay muchas semejanzas con aquella final de Seúl, por lo que igual podríamos elaborar una encuesta sobre qué final se considera más sucia, más triste o más infame. Ahora bien, ¿sería ahora el momento de hacerla o debemos esperar a que pase el tiempo por si se siguen reanalizando muestras de aquellas competiciones? ¿Qué sensación tendrán, todavía a día de hoy, el resto de atletas de aquella final, supuestamente limpias de polvo y paja? ¿Qué pensarán las castigadas, sobre todo teniendo en cuenta la tan manida respuesta de que se dopaban para competir en igualdad de condiciones que sus oponentes?
Los resultados mencionados fueron los de la final, pero tanto en las series clasificatorias como en las diferentes semifinales participaron todas estas atletas, tramposas de hecho, privando a otras atletas de pasar ronda. ¿Cómo habría sido la final de Londres 2012 si ninguna de las atletas suspendidas hubiera tomado la salida?
Está claro que no nos queda otra que especular, cuchichear, hablar con más o menos conocimiento. Lo que también puede resultar complicado es poner la mano en el fuego por nadie, pues la inmensa mayoría juega sobre la línea roja, sobre el filo de la navaja. ¿Durará mucho la época de contemplar este espectáculo sin pensar en qué puede estar pasando sin que nos enteremos, de ver atletismo de altísimo nivel, pero con una venda en los ojos?