Juegos Olímpicos de París 2024

Lorea Ibarzabal acaricia las semifinales del 800

La discípula de Uriel Reguero firma una carrera magistral (1:59.81), a una centésima de su marca personal, e iguala a Maite Zúñiga como la segunda mujer española, tras Mayte Martínez (23), que más veces ha bajado de los dos minutos (4).

RFEA

3 minutos

Lorea Ibarzabal en los Juegos Olímpicos de París 2024. SPORTMEDIA.

Una sesión en la que Armand Duplantis afrontaba el trámite administrativo de clasificarse para la final de pértiga no podía tener mejor anfitrión que Renaud Lavillenie. Campeón olímpico doce años atrás, ejecutó el un, deux, trois con el brigadier, tres bastonazos indicadores de que la magia tenía vía libre para transitar por el Stade de France (de nuevo engordado a rebosar con esa alegría infantil que sólo los Juegos son capaces de proporcionar).

El decatlón, de madrugador temperamento, afrontaba el comienzo de su día definitivo con los 110 metros vallas, donde Jorge Ureña (mejor marquista de la terna, 13.88) ocupaba la segunda plaza (14.29, a 9 centésimas del registro que tiene este curso) en la serie 2, tras una buena salida y dos primeros tercios de prueba brillantes a los que sucedió una última parte menos efectiva, pues acusó la ruptura de ritmo que le supuso tocar la séptima y octava vallas. Adhirió 937 puntos a su cuenta (el evento que más le ha reportado en Saint-Denis), lo que le situaba 18º del sumario con 5039.

Llegaba el disco, la sexta, donde tocaba hacerse grande, burlarse de la estadística, pues todos los del grupo A, el suyo, habían tirado más que él (41.36) esta temporada. Pero una vez más el redondo y plano artefacto no fue amable con el de Onil, que evolucionó de menos a más -eso sí- hasta sellar el siguiente balance: 35.34, 39.54 y 40.92. 683 puntos a la saca que, las puertas de la pértiga, le posicionaban 20º con 5722.

Todavía no había acabado Jorge su desempeño en el círculo de lanzamientos cuando arrancaron las series de repesca en el 800 femenino. Había cuatro, y accedían a semifinales (mañana a las 20:35) la ganadora de cada una y las dos más rápidas del resto. A la salmantina Lorena Martín le asignaron la primera, donde todas menos ella y la brasileña Flavia María de Lima habían bajado alguna vez de los dos minutos, destacando el 1:57.26 de la ugandesa Halimah Nakaayi. El objetivo de la discípula de Uriel Reguero no era complicado de adivinar: apelar a su carácter batallador y acercarse a su marca personal (2:00.33, logrados este mismo año). Lo demás lo dictaría la competición… y dijo nones. Se situó a cola del grupo, agazapada para tratar de jugar sus posibilidades tras la última curva, pero no tuvo cambio cuando las cosas se encabritaron y las favoritas, encabezadas por la australiana Abbey Caldwell (2:00.7), se lanzaron al ataque. Finalizó 7ª con 2:03.04.

La madrileña (nacida en Las Palmas de Gran Canaria) Lorea Ibarzabal disputó la última carrera, en la que partió con la sexta mejor marca (1:59.80). Es motivante su caso: seis internacionalidades, entre ellas los cinco grandes del tartán: Mundial, Europeo (aire libre y bajo techo) y Juegos Olímpicos. Todo en menos de dos años y al filo de los 30 (le caen en noviembre); un ejemplo de amor al atletismo y confianza ciega en su destreza. Todo eso, más una regularidad fantástica sobre los dos minutos (ayer firmó 2:00.52) y una reiterativa respuesta positiva en los grandes escenarios, invitaba al optimismo: ¡Y no nos equivocamos!

Menuda lección táctica, hechuras de veterana, catedrática de estrategia. Dejando hacer, contemporizando hasta el toque de campana sabiendo que la carrera sería la más rápida de todas (57.2 el 400; 58.2 Lorea, séptima, penúltima), una oportunidad irrechazable para meterse por tiempos. Fue agigantándose hasta entrar en la recta luchando por todo, abriéndose todo lo que pudo para comenzar el proceso de adelantamientos. En esas estaba cuando tocó hasta dos veces con la finesa Eveliina Määttänen (muro de roca que defendía su posición con firmeza), la última de ellas tan groseramente que se trastabilló; quién sabe si no se esfumó en esa microbatalla el puñado de centésimas que necesitaba para superar el 1:59.65 (tiempo de corte). Lo que sí sabemos es que protagonizó un epílogo de pura fantasía Tercera en 1:59.81. Con es marca, la segunda mejor de su vida, Ibarzabal suma cuatro por debajo de los dos minutos en toda su carrera deportiva (tres logradas en 2024) igualando en este top histórico a la plusmarquista española Mayte Zúñiga, aunque ambas muy lejos de las ¡23 veces! que bajó Maite Martínez. Lo que sí sabemos es que, si hay que caer, mejor hacerlo como una grande. Mejor hacerlo como Lorea Ibarzabal.

La sesión de la mañana la cerraba la pértiga del decatlón, donde Ureña no ha podido superar por tres veces el listón sobre la primera altura que ha intentado (4.40 m), finalizando con 0 puntos. Una lástima.

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