El hotel NH Ribera del Manzanares está repleto de prodigios. Es el centro de descanso de los que al día siguiente han de convocar la magia en el Estadio Vallehermoso. Entre ellos Lorena, quien, tras aniquilar por enésima vez una latosa lesión, ha regresado a las pistas con rejuvenecida motivación y multiplicadas ganas. “No os preocupéis, yo estoy con vosotros el tiempo que haga falta”, comenta risueña cuando le advertimos lo pesados que podemos llegar a ser y el demencial calor que asola la ciudad. “Así me entretengo antes de competir, si no se hace muy larga la tarde en la habitación”, argumenta para sacarle el punto positivo al asunto. Y ante ella -afilada, fibrosa y fuerte como no la hemos visto jamás- estamos, dispuestos a gozar una charla alrededor del deporte que a los tres nos robó el corazón.
Solemos decir que se aprende más de los malos momentos que de los buenos. Después de tu travesía por el desierto... ¿Qué enseñanzas has extraído? ¿Qué has aprendido en el duro proceso de recuperación de tu última lesión importante? Quizá algunas cosas ya las descubriste tras tu operación de hace tres años.
Me operaron en 2020 y ya era adulta como para sacar de ahí muchas conclusiones, pero tras la última intervención quirúrgica he aprendido mucho más aún. Ha sido diferente, porque la primera vez llevaba mucho tiempo esperando a pasar por el quirófano, la recuperación fue muy rápida y ahí se acabó todo el sufrimiento. En esta ocasión me operaron bastante más rápido, pero la recuperación ha sido mucho más larga. He aprendido mucho de mí misma, sobre todo de mi mente. He descubierto cómo una persona, para evitar momentos psicológicamente difíciles, es capaz de engañarse y de llevar a cabo trucos con la mente para salir del paso. Nunca me había analizado psicológicamente de este modo, porque siempre te centras en lo que haces en el aspecto físico, en el trabajo de gimnasio, en correr, etc. Es la primera vez que doy importancia al trabajo psicológico.
¿Es posible que gracias a los contratiempos ahora poseas una mente mucho más fuerte y preparada para las exigencias de la alta competición?
Sí, porque al no haberme parado a pensar en el aspecto psicológico era una atleta que realmente no se conocía. No sabía cuáles eran los puntos fuertes de mi mente ni mis debilidades, para trabajar en ellas. Este año, que he tenido demasiado tiempo para pensar, he podido centrarme en este aspecto.
Dentro del proceso de recuperación de tu lesión recurriste a Método Zenon, en un centro de entrenamiento personal en Valladolid. ¿En qué consiste ese método y qué te aportó?
En mi recuperación ha habido varias fases. En primer lugar, tras pasar por el quirófano estuve visitando a Ángel Basas en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid y él llevó el protocolo de readaptación a la carrera. También trabajé en la distancia con Ángel y con Uriel Reguero, mi entrenador, intentando rehabilitar el tendón y volver a la carrera sin dolor. Cuando intentaba rodar me dolía, realmente aún no estaba preparada para volver a entrenar y los plazos se alargaron mucho. Pensaba que en octubre de 2022 ya estaría haciendo la pretemporada para la pista cubierta, pero en enero aún no había empezado a correr. En octubre y noviembre estuve entrenando en bicicleta y piscina con el Club Deportivo Triatlón Laguna del Duero. Necesitaba estar metida en un grupo que no fuera de correr, porque ya me estaba volviendo un poco loca. También trabajaba en el gimnasio, haciendo los ejercicios que me mandaba Uriel, pero después de unos meses perdí la motivación para ir por mi cuenta a hacer elíptica o piscina. Así que con Método Zenon ponía la parte del gimnasio en sus manos, para de esa manera exigirme mucho más y lograr tener una mejor composición corporal, entre otras cosas. Se pusieron a trabajar junto con Uri para elaborar un método de entrenamiento en el gimnasio. Uri y Ángel Basas se ocuparon en enero de readaptarme para la carrera mientras que Método Zenon me lleva toda la parte de gimnasio. Además, por mi cuenta hacía piscina y elíptica. Entre todos hemos formado un gran equipo y hemos logrado regresar con éxito a la competición.

En julio de 2022 te operan del síndrome de Haglund y dos años antes ya te habían intervenido del túnel del tarso. Estás recuperada, pero… ¿tienes que llevar a cabo alguna rutina diaria especial para no descuidar tus puntos débiles y evitar nuevas lesiones?
Con Método Zenon diseñamos un plan para trabajar mis puntos débiles, sobre todo el tendón. Además, allí tengo mi nutricionista y mi psicólogo, cuento con un soporte completo. Y cuando caliento antes de entrenar hago los ejercicios que me enseñó Ángel Basas, que me los sé de memoria desde entonces. No pienso dejar ni estos ejercicios ni los que hice tras la operación anterior.
Es posible que la prueba de 800 metros sea la más impredecible del mundo y tanto en categoría masculina como en femenina es complicado que exista una persona dominadora. ¿Se aprende a convivir con esa sensación permanente de que no hay una reina exclusiva?
El 800 es la prueba con mayor adrenalina. Vas a un ritmo muy alto durante toda la competición y puede pasar cualquier cosa. Te puedes colocar mal, es posible que te dejen fuera de combate con un toque… Por un lado, es muy exigente porque siempre tienes que estar al 100% y aunque lo estés no vas a ganar todos los 800, pero por otra parte siempre vas a ser aspirante, aunque no te encuentres en tu mejor momento.
En los últimos seis campeonatos de España de pista cubierta ha habido cinco campeonas distintas: Esther Guerrero (2018), Zoya Naumov (2019), Natalia Romero (2020), Lorea Ibarzabal (2021 y 2023) y tú misma en 2022. Al aire libre también tenemos cinco campeonas: Zoya Naumov (2018), Natalia Romero (2019 y 2021), Esther Guerrero (2020), Lucía Pinacchio (2022) y Lorea Ibarzabal (2023). ¿Crees que si estás a tu máximo nivel las rivales españolas te perciben como la atleta a batir?
No, para nada. Siempre que me preguntan por este tema digo que es un error asegurar que en el 800 femenino hay una favorita. En los campeonatos de España hay varias atletas aspirantes al oro. Hacía muchos años que no teníamos un nivel tan alto en nuestro país y eso nos hace mejores a todas.
¿Te ha sorprendido tu compañera y amiga Lorea Ibarzabal por su eclosión tardía en una prueba en la que se suele destacar siendo más joven?
En octubre o noviembre del año pasado nos reíamos mucho porque le escribía por WhatsApp que este año iba a hacer 2:00 y ella no se veía para tanto. La observaba entrenar mejor que yo el año pasado, así que si hice 2:01 creía que ella podía correr un segundo más rápido. Este año, que le están saliendo las marcas, le he ido reenviando mis mensajes diciéndole que lo veía venir. Con Lorea sé que todo es posible porque tenemos el mismo entrenador; con Uri todas las cosas son posibles.
(Nota de la redacción: el día después de realizarse esta entrevista, 22 de julio de 2023, Lorea corrió los 800 metros del Meeting de Madrid en 1:59.88, convirtiéndose en la cuarta mujer sub 2:00 de la historia de nuestro atletismo tras Maite Zúñiga, Mayte Martínez y Esther Guerrero).

Sois amigas, pero también dos estrellas del 800 en el mismo grupo de entrenamiento. ¿Cómo es vuestra convivencia? ¿Hay algún pique entrenando?
No. En 2023, con Lorea en plena forma y yo volviendo a mi nivel, me ha dado algún repaso entrenando y he pensado en lo afortunada que soy de disfrutar de esta temporada juntas, cada una con circunstancias diferentes, pero luchando por estar en lo más alto. Qué mejor que hacerlo con una amiga…
Has regresado después de la lesión y has logrado tu mejor marca personal, 2:00.39. ¿Te ha sorprendido este rendimiento? ¿Cómo te has visto entrenando y compitiendo?
¡Me ha sorprendido muchísimo! Empecé a correr a finales de febrero o principios de marzo. En la pretemporada tenía que acumular kilómetros y no me encontraba bien ningún día. Se lo decía a Uriel en plan… “¿A dónde vamos? Porque yo esto no lo veo”. A principios de junio me costaba bajar de 1:04 en un 400, así que no me imaginaba ni siquiera poder llegar a pasar a 1:03 en un 800 y dar otra vuelta al mismo ritmo. Como iba a debutar en Huelva él me dijo que le diera dos semanas más, para ver cómo llegábamos, y si no estábamos bien no empezábamos. Uri tenía razón, tras esas dos semanas experimenté un cambio muy positivo y he corrido ya en 2:00. Yo sí que pensaba que podía llegar a estos ritmos, pero ya en septiembre, no en julio.
Correr el 800 en 2:00 ha venido gracias a la excedencia. Trabajando no creo que hubiera sido posible entrenar para llegar a correr tan rápido. Dormir ocho horas todos los días es fantástico. Puedo entrenar por la mañana y por la tarde, me gusta hacerlo, no me supone nada y no me canso.
Antes del Mundial de Belgrado, Uriel decía que tus logros los habías conseguido con un oficio exigente (delegada comercial de material de osteosíntesis en la empresa Acumed), una responsabilidad importante, cogiendo permanentemente el coche para ir de un lado a otro… ¿Cuándo tomas la decisión de pedir una excedencia en el trabajo para apostar a tiempo completo por el atletismo? ¿Qué te motivó a ello?
Realmente no tenía pensado pedirme una excedencia. Fue a raíz de la lesión, cuando tenía que compatibilizar la recuperación con mi trabajo. Y siempre se dice que cuando estás lesionado entrenas el doble. Para mí lo fácil era trabajar hasta las siete de la tarde, hacer mis series e irme para casa. Esa rutina ya la tenía asimilada, fue mucho más duro trabajar y hacer la rehabilitación al mismo tiempo. Hubo momentos en los que pensé que jamás saldría de la lesión. Lo pasé tan mal que dije que si me recuperaba iba a darme una oportunidad. Toda la gente que tenía alrededor me estaba dando esa oportunidad menos yo a mí misma, así que en marzo hablé con mi empresa, que siempre me ha apoyado para que practique atletismo. Les dije que quería la excedencia de cara a 2024, pero me dijeron que la pidiera ya, para tener más oportunidades este verano. Otra de las razones de mi progresión ha sido la tranquilidad de firmar mi primer contrato con New Balance, marca súper top que me está ayudando a tope; es un orgullo lucir los mismos colores que algunos de los mejores atletas del mundo.

¿Cuáles han sido las ventajas de tomar esta decisión?
El 2:00 ha venido gracias a la excedencia. Trabajando no creo que hubiera sido posible entrenar para llegar a correr tan rápido. Dormir ocho horas todos los días es fantástico. Puedo entrenar por la mañana y por la tarde, me gusta hacerlo, no me supone nada y no me canso. También llevo una rutina nutricional mejor. El atletismo necesita que seas muy ordenada, que tengas la vida muy estructurada para poder llevar a cabo los mismos hábitos. Antes era una locura. No tenía un trabajo de oficina de 8:00 a 15:00. Me levantaba por las mañanas y cada día era diferente. No sabía ni cuántas cirugías tenía, ni a qué hospitales tenía que ir. Tenía que improvisar mucho y eso ha desaparecido para dar paso a una vida muy estructurada. Y se nota mucho en los resultados.
¿Qué aspectos consideráis tu entrenador y tú que debéis trabajar más para seguir mejorando y, por qué no, bajar de los dos minutos a medio plazo?
En mi caso dependo de tener continuidad. Si consigo entrenar todo el año seguido no lo veo como una barrera muy difícil. Ahora que tengo la excedencia del trabajo lo veo asequible si continúo acumulando entrenamientos. No creo que tenga que hacer algo muy diferente a lo realizado hasta ahora.
Parecía que en 'el ocho' se abriría un desierto tras el paso de Esther Guerrero al 1500 y, sin embargo, ha sido todo lo contrario gracias a Natalia Romero, Lorea Ibarzabal, Daniela García, Lucía Pinacchio, Zoya Naumov, Marina Martínez y tú. No alcanza la memoria a recordar tanta densidad.
Hemos tenido la suerte de contar por delante de nosotras con Esther y Natalia, que ha sido mi referente durante los últimos años. La pena para ella es que no ha tenido el grupo que tenemos nosotras ahora, porque si no, el año de los Juegos de Tokio hubiese logrado una marca mucho mejor de la que hizo (2:01.16). Siempre lo hablo con Lorea, lo de la competencia; somos gente que estamos en un nivel muy cercano, pero tan diferentes como atletas que hace la rivalidad muy interesante. Lo ves en las cámaras de llamadas, cada una con su forma de ser, sus rituales, y por mucho que sobresalga alguna, mientras estemos todas nos haremos mucho mejores, independientemente de que cada temporada pueda tomar una el mando. Creo que esta situación sobre todo beneficia a las más jóvenes, a Daniela, Yurena (Hueso), Marina, Lucía… Les viene bien que Zoya, Lorea y yo estemos aquí todavía, dándoles guerra. Eso hará que no tengan ese desierto del que hablabais y lleguen a su plenitud habiéndose dado mucha caña.

Entre los chicos hay más reticencias a la hora de enfrentarse, de congregarse todos los buenos en la misma carrera, salvo momentos puntuales. También, no pocas veces, más recelo en las propias carreras por miedo a que otros se aprovechen de tu esfuerzo. En vosotras eso no se observa, se ve más el modelo yanqui, eso que dices de no rehusar el combate porque al final, ganes o pierdas, aumentan las posibilidades de que te marches a casa siendo mejor atleta, es decir, habiendo hecho mejor marca.
Es que sería absurdo. El problema de estos años anteriores es que tampoco teníamos tantas oportunidades de correr carreras de nivel. En 2022 a mí me preguntaban que cómo había hecho el 2:01.34 de cubierta… pero es que el verano de 2021 ya había corrido tres veces en 2:04 y una en 2:03, yo sola, porque no encontraba competiciones. Igual entonces ya valía 2:02, pero no me pude ver en esa tesitura. Sería un error por nuestra parte no querer enfrentarnos en un mitin de Huelva o Madrid, por poner dos ejemplos, porque es donde nosotras realmente vamos a sacar esas marcas; enfrentarnos nos beneficia a todas.
¿Qué le falta a nuestro deporte para, siendo tan bonito, tan estético, de prismas tan diferentes, apto para multitud de capacidades… enganchar a la gente delante de la pantalla o en los estadios? ¿Alguna lección al respecto aprendida de tu etapa universitaria en Estados Unidos?
Personalmente me quedé muy sorprendida con el formato del DNA cuando participé en él el año pasado. Parecía algo que a la gente más tradicional no le iba a gustar, pero creo que, en los tiempos que corren, es un formato muy interesante; un mitin que dura realmente dos horas y es entretenido, no hay parones. Eso lo veía en Estados Unidos, no hay pausas entre unas pruebas y otras, es un continuo, muy dinámico. Las pausas creo que reducen el interés del aficionado. Muchas veces se le obliga a ver, por ejemplo, un Campeonato de España con jornadas de seis horas, todo el día ahí sentado… sobre todo hablo de la gente menos entendida, porque los entendidos al final sintonizan las carreras o los concursos que ellos quieren. Creo que la manera es sintetizar más y hacer mítines con menos pruebas. En definitiva, hacer un atletismo más ágil.
Como referentes tengo a mis padres. Son agricultores y ganaderos. Se puede establecer una comparación entre ese oficio y el atletismo por la constancia y el trabajo. Son 365 días al año, mañana, tarde y noche. Les he visto desde pequeña trabajar muchísimo, pasar por épocas malas y no rendirse jamás.

¿Dónde te ves en los próximos años? ¿Qué te dejaría satisfecha como mediofondista?
Nunca he sido una atleta que haya dicho: “De mayor quiero hace esto”. A mí me gustaría ser una tía de menos de dos minutos, pero con lo que he hecho ya estoy satisfecha. Ir a un Mundial, ser internacional absoluta… son cosas que he logrado y me llenan. Por supuesto quiero ver hasta dónde puedo llegar, pero, sobre todo, que en el momento en el que deje el atletismo para centrarme en mi carrera profesional lo haga con buen sabor de boca, no con el resentimiento de “si no me hubiese lesionado podría…”. Eso no, quiero dejarlo en buenos términos.
¿Cuáles son tus recuerdos más tempranos relacionados con este deporte?
No fueron decisiones muy conscientes. Nunca me apunté a atletismo. Corrí una carrera popular al lado de mi pueblo, Peñaranda de Bracamonte, y justo estaba allí mi primer entrenador, Lucio Rodríguez, que también fue entrenador de Mario García Romo. Me dio la opción de ir a entrenar con su grupo a Salamanca y decidí probar. Lo que recuerdo de esos entrenamientos es que me lo pasaba bomba, para mí eran súper divertidos porque había mucha gente de mi edad. Ahí me di cuenta de que me gustaba mucho ser competitiva, me picaba en todos los entrenos. Era en plan a ver quién ganaba en el calentamiento, en las series… en cualquier cosa que hacíamos. Toda mi etapa de pequeña fue esa, nunca fui a un Campeonato de España cadete con la intención de ser campeona, ni juvenil. Todo vino a la vez que me divertía entrenando, por eso creo que mi relación con el atletismo es tan sana.
Retomemos el tema de bajar de los dos minutos. El hecho de verlo tan cerca te produce algún tipo de… no queremos llamarlo ansiedad, porque eso sabemos que no es, pero digamos… ¿Incertidumbre?
No, tampoco. No me importa demasiado. Sé que, si tiene que salir, va a salir. Cuando sea. No me importaba tampoco hacer 2:00.49 en Bilbao el otro día (12 de julio de 2023); salí a ver cuál era mi límite y acabó saliendo la marca, así que para mí fenomenal. Creo que la mejor estrategia es no pensar en ello porque si no se hace mucho más difícil a nivel mental.
(Nota de la redacción: diez días después, en el Meeting de Madrid, Lorena rebajó esa marca en el Estadio Vallehermoso hasta situarla en 2:00.39, su personal best en el momento de cerrar estas líneas).
Antes de esta charla nos decías que Lorea y tú, pudiendo haber venido la mañana de la competición en tren desde Valladolid, empleando menos de una hora de viaje, preferisteis hacerlo la tarde antes para sentir que estabais compitiendo, para ir palpando el ambiente poco a poco… Y la pregunta va por el lado contrario: ¿Con qué te entretienes cuando no estás metida de lleno en la vorágine de entrenos y carreras?
Últimamente me gusta mucho el triatlón, un deporte que hasta hace poco no conocía mucho, pero como os he comentado antes, empecé a entrenar con un grupo durante la recuperación de mi lesión. Ahora les digo a los compañeros, medio en broma, que ya sé lo que voy a hacer cuando me retire del atletismo. Mi pareja hace rugby y, durante todo el año, o voy a los partidos o si no los veo desde casa… ¡Me obligan! (risas). Así que he terminado aficionándome. También me gusta mucho estar en el campo, porque mis padres son ganaderos y agricultores, así que suelo ir a pasar la tarde en el pueblo, a estar con los animales, pasear…

Como atleta joven que ha vivido en Estados Unidos, el país del espectáculo por excelencia, donde el deporte no escapa a múltiples formas de extroversión, ¿qué te parecen esos debates que surgen entre los más puristas cada vez que alguien sube una foto divertida a redes o adoptan comportamientos que rompen con el arquetipo de atleta espartano? Me refiero a los que creen que ese tipo de cosas desconcentran, que no suman.
Me parece una tontería, más sabiendo el esfuerzo que cuesta estar a un nivel alto en el atletismo, donde es casi imposible que solo por calidad llegues a ningún sitio. Pero la gente puede hacer las dos cosas, dar ese esfuerzo y al mismo tiempo divertirse. En la universidad, más que competir, tenías la sensación de pertenencia a un equipo, tenías que dar siempre el cien por cien, pero lo hacías dentro de un ambiente de disfrute. Mira, os digo una cosa; en nuestro atletismo casi siempre los detractores son los propios fans. Realmente no escucho críticas de gente de fuera del atletismo, son los de dentro los que cuestionan si Jakob corre más porque lleva placa de carbono o porque sigue a las liebres luminosas, si uno va de concentración a un sitio o a otro, si este va dopado… generan animadversión por nuestro deporte porque no se creen que se pueda mejorar, y en todos los deportes se mejora. No se cuestiona si un futbolista hace más goles ahora que hace 80 años, nadie se lleva las manos a la cabeza con esas estadísticas y aquí en cuanto alguien bate un récord del mundo es como si ese récord no se pudiese tocar. Y lo raro sería que no se batiesen los récords.
Hablemos de la manera de trabajar de Uriel.
Se basa mucho más en la intensidad que en el volumen. En invierno lo máximo que llego a hacer son 90 kilómetros, alguna semana… o puede que ninguna, que lo mismo salen 85 ahora que lo pienso. En verano no pasamos de 70. Metemos dos sesiones de gimnasio a la semana, tres días de series como todo Dios… El domingo es el rodaje largo, pero para Lorea y para mí son 12 kilómetros, no llegamos a la hora. Ya os digo que las sesiones de calidad son intensas, muy exigentes.
¿Cuáles son las series más largas que llegas a hacer?
En invierno ‘dosmiles’, hago 2 x 2000. La sesión más larga, contando calentamiento y vuelta a la calma, serán 16 kilómetros.
La pregunta anterior era para introducir esta: ¿Ves futuro más allá del 800?
Realmente siempre he querido ser atleta de 1500 y me he considerado como tal, por mi fisiología, por mis facultades… siempre se me ha dado mejor ir por arriba que por abajo, no tengo esa velocidad punta que tiene una atleta de 800 pura, de poder hacer 53 segundos en un 400. Para mí es imposible. Se ve cuando compito que soy una corredora de ritmo. Tengo muchas ganas de probar el 1500 pero hasta ahora no he podido por las lesiones. Necesito más volumen para dar el salto, más kilómetros. De júnior gané el Campeonato de España de 1500 y volveré; el año que viene, creo.
¿Quiénes son tus referentes en el atletismo?
Uno siempre ha sido Antonio Prieto. Le pude conocer cuando era pequeña porque soy de la misma generación que Idaira, su hija. Cuando íbamos a los campeonatos estaba muy pendiente de nosotras y yo alucinaba, porque mis padres me habían contado quién era y todo lo que había conseguido. Recuerdo que en un Campeonato de España me ató los cordones en cámara de llamadas. ¡Antonio Prieto a mí! ¿Pero esto qué es? Para mí ha sido y es alguien admirable. También lo es, aunque sea de mi época y lo tenga más cerca, en Salamanca, Álvaro de Arriba. Me fijaba en él, en sus medallas internacionales, sus fichajes por equipos top… cuando quedó campeón de Europa aluciné. Si hablo de chicas, Nuria Fernández.
¿Y más allá del atletismo?
Mis padres. Como os he dicho son agricultores y ganaderos. Se puede establecer una comparación entre ese oficio y el atletismo por la constancia, el trabajo. Son 365 días al año. Mañana, tarde y noche. No entiende de horarios ni de vacaciones. Los he visto desde pequeña trabajar muchísimo, pasar por épocas malas y no rendirse jamás. No me hace falta mirar mucho más lejos para encontrar ídolos.
-----------------------------------------
Tras el Meeting de Madrid Lorena obtuvo la medalla de bronce en el Campeonato de España. El oro fue para Lorea Ibarzabal y la plata para Daniela García. Las tres fueron seleccionadas para el Campeonato del Mundo que se disputó en Budapest cuando esta entrevista vió la luz en la edición impresa de Corredor. Jamás en la historia de nuestro atletismo habíamos tenido tres representantes en las dos vueltas a la pista en un Mundial al aire libre.
