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Suele decirse que quien mejor conoce a un atleta es su entrenador. El de Majida es Fernando Rodríguez, un hombre de 67 años que reside en Getafe (Madrid) y lleva preparando corredores de fondo desde finales de los 70. Más de cuarenta cursos en el zurrón dan para mucho, sobre todo cuando el caer de hojas del almanaque no merma las ganas de seguir aprendiendo y actualizando un método forjado desde sus tiempos de cuatrocentista a las órdenes de Julio Bravo. A los dos meses de retirarse de la vuelta al óvalo este “fondista en cuerpo de velocista” debutó en los 42,195 km en poco más de dos horas y cuarenta y siete minutos.
Desde entonces todo ha sido acumular conocimientos de los que, previo paso por nombres ilustres como Vicente Antón o Tina María Ramos (además del internacional marroquí Mohamed Blal), ahora se beneficia la de Salvatierra. Allá, en Álava, se encuentra en el momento de pergeñar estas líneas. Acumulando esfuerzos, soñando en francés. Por eso, para no despertarla, decidimos hablar con Fernando.
Sabio calmado y cercano, con pavor a pecar de prepotente, detalla una preparación que comenzó tras los “17 días de descanso que le di nada más acabar el Mundial de Cross. Poco después fue a París a reconocer el trazado del maratón y… ¡se echó a temblar! No es para menos porque es durísimo”. Debido a esos desniveles tan agresivos han variado un poco los planes con respecto a la preparación de su último envite a Filípides (Valencia 2023, 2:21:27, récord de España), simulando de manera específica el circuito mediante la introducción de “muchas cuestas en las tiradas largas. Ha llegado a subir puertos de siete kilómetros con una pendiente media del 7-8 % y en el tramo central, de unos 2000 metros, manejaba ritmos de 4:10 el mil. Lo que tratamos de lograr con estas sesiones es que se habitúe a las cuestas para que, una vez en competición, no tenga que forzar y pueda ir no más de 10 pulsaciones por minuto más alta que en los tramos llanos”.
Fernando Rodríguez: Te diría que si todo va bien no descarto que Majida sea finalista, no me extrañaría nada. Luego las cosas pondrán a cada uno en su sitio para bien o para mal…
Persiguen la comodidad dentro de la agonía porque lo que más temen no es que el asfalto apunte al cielo, sino que se dirija al infierno. La última bajada, violenta, 12%, a la que hay que llegar con las fuerzas medianamente en regla porque “es probable que haya que hacerla en zigzag para no destrozar los cuádriceps ni las rodillas”. No obstante, aclara que tras el asueto post campo a través las cargas de trabajo empezaron a aplicarse de modo gradual, respetando volumen y progresividad, introduciendo cada vez más cantidad de kilómetros a ritmos más intensos en las series a medida que decrecían los tiempos de recuperación.
Preguntado sobre el número de kilómetros semanales responde con celeridad: “No estoy en ese rollo. No nos organizamos por semanas. Seguimos ciclos de cinco días de entrenamiento y uno de descanso total, sin hacer nada. Si quieres que te lo traduzca semanalmente podemos hablar entre 170-190 kilómetros. Preparando otros objetivos hacemos otras cosas, pero para un maratón considero que hay que descansar; el cuerpo no es tonto, si no le dejas relajarse no podrá correr rápido y si no puede entrenar rápido no podrá competir rápido. Hay muchas maneras de llegar al mismo sitio, pero este es mi método y los resultados están ahí. Soy de los que piensa que debemos intentar correr lo más deprisa posible con la menor carga de entrenamiento posible”.
Fernando, al que los runners agradecen sin saberlo la creación de la rapidísima Media Maratón Ciudad de Getafe, resume su ideario de manera bastante elocuente: “Esto es una jarra de agua y una vez que la llenas ya no cabe una gota más. Puedes llenarla de golpe o poco a poco… y soy de los que cree que el veneno en pequeñas dosis es lo que te inmuniza”. Es una visión que busca sobre todo alargar la vida útil del deportista que, en lo tocante a Majida (35 años cuando den el disparo de los Juegos), está lejos de su epílogo: “Según los datos que manejo todavía puede incrementar su carga de entrenamiento un 25 % más de cara a otras preparaciones, pero tiene que ser de manera paulatina, no se puede hacer sin control”.
Otro protagonista seguro el 11 de agosto será el calor. La adaptación al mismo sigue su curso atendiendo a la regla de la dosificación y el sentido común: “No creo en hacer la parte dura del entrenamiento a las horas más calurosas del día, al revés. Ahora que está en casa lo fuerte lo hace aprovechando las mañanas, más frescas, y a la tarde, en los doblajes, sí que se va adaptando poco a poco según suben las temperaturas. Machacarse bajo el calor todos los días provocaría que llegase fundida”.
Prácticamente todo el mes de julio (del 6 al 27) lo ha pasado a más de 1500 metros de altitud, de donde ha descendido dos semanas antes del día de la prueba para comenzar a descargar: “La última intensidad seria la hace 12-13 días antes del maratón. Las dos últimas semanas son algo muy light, la previa poco más que un descanso activo”. Anticipándose a la evidente (y necesaria) cuestión sobre el estado de forma actual de su pupila señala: “Si lo comparo con el plan de Valencia te diría que vamos igual o un poquito mejor”.
“Allí”, eufemismo de la capital de Francia. Una manera de no estar todo el día con los Juegos en la punta de la lengua porque lo último que pretende este hombre que charla con nosotros tras su diaria ración de 70 kilómetros en bici (los fines de semana alcanza los 110) es presionar a su corredora: “Hay que tener mucha psicología y quitarle toda la tensión del mundo. Además, conozco a Majida como si la hubiese parido y creo que un exceso de motivación sería contraproducente. Ella es la primera que se ha fijado un objetivo que a mí me da miedo. Te diría que si todo va bien no descarto ser finalista, no me extrañaría nada. Luego las cosas pondrán a cada uno en su sitio para bien o para mal…”.
Entonces el plumilla cree que la charla ha concluido, hasta que escucha remontar el discurso de su interlocutor: “… Pero ella está dispuesta a morir. ¿Recuerdas aquella frase mítica de Rocky? Dice: “Tal vez no gane, tal vez lo único que haga es aguantar todo lo necesario. Pero para ganarme tendrá que matarme y para matarme deberá tener el corazón bien puesto, y para hacer eso debe estar dispuesto a morir también”. Ahora sí, fantaseando con Majida reventando a golpes a Apolo Creed, Iván Drago y Clubber Lang, llega el punto y final de esta conversación.
