Mario vale para todo

En su regreso a la pista, el triple campeón mundial de triatlón vence, con marca personal (8:07.82), en los 3.000 metros de un control organizado por la Federación Balear de Atletismo.

Mario Mola en los últimos metros de la carrera de 3.000 metros en la que ha renovado su marca personal. Foto: Félix Sánchez (fotorunners.es)
Mario Mola en los últimos metros de la carrera de 3.000 metros en la que ha renovado su marca personal. Foto: Félix Sánchez (fotorunners.es)

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Más de una década después volvía a competir en pista Mario Mola. Desde el Campeonato de España Júnior en Pista Cubierta de San Sebastián, en 2009. En aquella ocasión fue segundo tras Toni Abadía, firmando la hasta hoy mejor marca de su vida: 8:20.89. Esta tarde el tres veces campeón mundial de triatlón la ha pulverizado. Ha sido en casa, en las pistas del Polideportivo Príncipes de España de Palma de Mallorca, en un 3.000 enmarcado dentro de un control organizado por la Federación Balear de Atletismo en el que sus dos principales rivales fueron el dos veces medallista europeo y finalista olímpico David Bustos y Said Mechaal, que entrena en la isla a las órdenes de Johny Ouriaghli, una de las cabezas visibles del ADA Calvià Vistasol (el club de Mario Mola).

Once años después Mario Mola escuchaba el disparo de salida en una pista. Foto: Félix Sánchez (fotorunners.es)
Once años después Mario Mola escuchaba el disparo de salida en una pista. Foto: Félix Sánchez (fotorunners.es)

La carrera, lanzada a menos de 1:04 la vuelta por Lucas Mola (hermano del actor protagonista), buscaba un crono en meta alrededor de los ocho minutos. No obstante el ritmo fue decreciendo según transcurría el evento. Aquí los parciales (manuales): 2:41 el 1.000, 4:01 el 1.500, 5:25 el 2.000 y finalmente 8:07.82, superando ampliamente aquella mejor marca personal conquistada en su mocedad. 

Una vez concluido el fantástico trabajo de Lucas se alternaron en cabeza David Bustos y Said Mechaal (segundo finalmente con 8:18.38; tercero Lluís Fullana, 8:33.57), hasta que el primero echó pie al costado a la altura del 2.000: “Llevo dos años complicados, el pasado por las lesiones y este por la COVID-19, pero estoy entrenando prácticamente como nunca. Muy, muy bien. Pero me falta competir y en los momentos clave, donde comienza el sufrimiento y hay que resistir mentalmente, me vengo abajo. Es una fracción de segundo, me entran ganas de pararme y me paro… luego me han dado ganas de regresar inmediatamente a la carrera; ya digo que es algo solo de cabeza. Espero volver a recuperar esa competitividad. Pensaba que a 5:25 el 2.000 debería haber ido silbando y no ha sido así… eso me ha desconcertado porque en entrenos había hecho algún mil en 2:23 y un 2.000 en 5:11. Y aquí no ha sido así, al pasar el 2.000 no iba precisamente silbando… Si hubiera otra carrera la semana que viene correría porque estoy bien, si llego a la última vuelta sería capaz de cambiar… el problema es que no llego a la última vuelta. Voy a ver el calendario, hay un control dentro de poco y si no sale otra cosa participaré, probablemente en los 800 metros”.

Said Mechaal, tras un año sin tocar la pista: "Se me había olvidado lo que era sufrir, algo que se ha incrementado con el calor y la humedad. Hacía casi 28 grados, pero lo peor es la humedad, aquí en la isla es muy elevada y la boca se te empasta. Al pasar el 2.000, de golpe, me ha dado un bajón de respiración. Después de la prueba he hablado con Mario y me ha comentado que a él ha experimentado sensaciones parecidas. Lo importante para mí era volver a competir, me lesioné en febrero y he podido hacer muy poco hasta hoy, así que ahora con muchas ganas de mirar al futuro".

Mario Mola y Said Mechaal, compañeros de equipo en el ADA Calvià Vistasol, solos en el último kilómetro. Foto: Félix Sánchez (fotorunners.es)
Mario Mola y Said Mechaal, compañeros de equipo en el ADA Calvià Vistasol, solos en el último kilómetro. Foto: Félix Sánchez (fotorunners.es)

Tras la retirada de Bustos no tardó en llegar el ataque de Mola, quien nada más cruzar la meta se mostraba muy contento: “Estoy feliz de haber podido volver a la pista, un escenario que me gusta mucho. El ritmo ha sido bueno, según lo previsto, pues la idea era ir sobre ocho minutos y luego, al final, a ver qué pasaba. No podía hacer otra cosa porque no tengo muchas referencias, así que todo lo que lograse estaría bien. He sufrido en las tres últimas vueltas pero me marcho muy contento debido a las sensaciones y la marca personal. Estoy animado a correr un 5.000 a final de mes, también en Mallorca. Continúo a la expectativa del calendario de triatlón pero por ahora el objetivo del Campeonato de España de 5.000 metros sigue en pie, hasta hace poco no me lo planteaba pero creo que es bueno tener objetivos para mantenernos conectados en esta situación tan extraña que todos estamos viviendo”.

Mario Mola, paladeando el dulce sabor del cansancio, justo después de concluir la carrera. Foto: Félix Sánchez (fotorunners.es)
Mario Mola, paladeando el dulce sabor del cansancio, justo después de concluir la carrera. Foto: Félix Sánchez (fotorunners.es)

Sus herramientas de trabajo

En su reencuentro con el tartán Mario se decantó por las Nike Zoom Matumbo, pues su idea era calzar “unos clavos lo más ‘fonderos’ posibles, con mucha amortiguación”, para de ese modo reducir al máximo las posibles agresiones musculares y tendinosas derivadas del viaje del asfalto a la pista. El modelo es uno de los clásicos de la firma de Oregón, utilizadas por muchos de sus atletas en el abanico entre los 3.000 y los 10.000 metros; upper muy ligero y una suela que proporciona una suave amortiguación son las características más alabadas por quienes recurren a él para brillar en el óvalo.

Las Nike Zoom Matumbo fueron las zapatillas de clavos escogidas por Mario para regresar a la pista. Foto: Félix Sánchez (fotorunners.es)
Las Nike Zoom Matumbo fueron las zapatillas de clavos escogidas por Mario para regresar a la pista. Foto: Félix Sánchez (fotorunners.es)

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