Corredoras Anónimas: Nuria Alonso Balboa

"¿Se puede llorar en la línea de salida de cada carrera? Pues resulta que sí. Yo lloro en cada salida, y me río en cada llegada", nos cuenta Nuria.

Nuria Alonso Balboa

Corredoras Anónimas: Nuria Alonso Balboa
Corredoras Anónimas: Nuria Alonso Balboa

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¡Y tan anónima! Es lo primero que pensé cuando me puse a escribir para esta sección.. y lo segundo es que tengo que contar mi historia como corredora y pienso que apenas he hecho carreras, y que no sabría bien por dónde empezar.

Luego pienso que en realidad somos los "corredores tardíos" que, después de media vida dando vueltas en otro tipo de rutinas deportivas, hemos encontrado en la carrera sensaciones que nunca habríamos esperado precisamente en el correr.

Yo siempre renegué de correr: no me gustaba, me ahoga, me congestionaba, no tenía fondo, ni siquiera entendía a los que lo hacían, y lo veía como algo distante, que no era para mi. Yo me negaba a mí misma esa capacidad. Me he pasado mi vida yendo al gimnasio, haciendo cardio, padel, o cualquier otra actividad que cumpliera con el requisito de hacer ejercicio “porque es necesario”.

Siempre renegué de correr pero ahora...
Siempre renegué de correr pero ahora ya no lo cambio por nada

Después pienso que, si, que en realidad llevo años, sobre todo al tener que escribir estas palabras, y diría que se puede dividir en tres etapas:

PRIMERA PARTE

Hace ya unos años mi profesor de Pilates me decía que tenía que hacer algo de cardio, mi entonces novio insistía en que me iniciara en el running, y a mi me daba pereza, y yo le decía pues me voy a caminar…. un día me dijo, yo puedo correr tan lento como tu camines… al final acabe trotando por la desesperación de tenerlo limitado a un ritmo tan ridículo…. Y acabé corriendo con él un par de kilómetros.

Nos propusimos salir cada semana un par de veces e ir aguantando cada vez más tiempo, sin mirar velocidades, solo por el placer de mejorar y poder aguantar cada día un poco más. Ahora sé que esto no se hace así, pero a mi me animó a seguir avanzando y empecé a ver las mejorías, limitadas, de la constancia.

Viajábamos mucho cada fin de semana y aunque iba al gimnasio a hacer Pilates o entrenamiento funcional, el fin de semana fuera de casa solo me quedaba correr, podía hacerlo donde estuviese, solo necesitaba un par de zapatillas, incluso de viaje, en vacaciones, con los centros deportivos cerrados…

Comencé con el kit básico del corredor que cada año fue creciendo pasando de las zapatillas a las zapatillas específicas, las plantillas, el reloj, los auriculares a la mochila, la botella, el chaleco….

Poco a poco conseguí salir dos veces por semana. En 2014 mi marido me regaló el libro de Cristina Mitre “Mujeres que Corren” que me hacía sentir cómoda, al estar relatado desde una postura amateur, y que me hablaba en mi idioma de cuestiones cotidianas que nos planteamos los que no sabemos absolutamente nada del running.  Además, me regaló el dorsal de mi primera carrera, la de Amacmec de mi ciudad contra el Cáncer de mamá; él sabia que añadir esa parte a la ecuación me animaría a participar en una carrera, cuestión que nunca me había planteado, porque me daba incluso vergüenza que me viesen correr.

Justo entonces me quedé embarazada de mi hijo y aunque seguí corriendo las primeras semanas, desistí de participar porque me daba miedo en mi estado. Me emocioné en la línea de salida al ver la animación de la carrera, el motivo, la gente, y las ganas de colaborar haciendo algo por uno mismo. La hice caminando y llorando.

Pasé todo el embarazo de mi hijo practicando Pilates 4 días por semana hasta el día del parto, pero sin correr y en cuanto di a luz y después de la cuarentena, el mismo día 41 después del parto ya empezaba a correr.

SEGUNDA PARTE

A finales de 2018 yo ya corría con regularidad, y participé en la Carrera de la Mujer en Barcelona con mis dos amigas que me animaban a correr entre la multitud; es difícil correr si sales entre los caminantes de la alta participación y disfruté tantísimo del ambiente y de toda la parafernalia de una carrera, que mis amigos de allí me convencieron para que comprara el dorsal de una prueba de 10l, la Jean Bouin.

Sumando kilómetros
Sumando kilómetros

Me apunté a ese 10k legendario con todo el temor, nervios que ni yo misma entendía, ¿porque iba a estar nerviosa por correr?… No tenía tiempos que batir, solo terminarla, solo me decía eso a mi misma: termina, lo has hecho muchas veces... pero las sensaciones al llevar un dorsal, al ver al público, la salida, el crono, la emoción me volvieron a embargar.

¿Se puede llorar en la línea de salida de cada carrera? Pues resulta que sí. Yo lloro en cada salida, y me río en cada llegada.

Me advirtieron del tramo final, leí en algún foro que era una larga subida, y cómo no, yo odio las cuestas…. ¡pero como lo disfruté! ¡Qué subidón! ¡No me podía creer que hubiera hecho una carrera, yo! ¡Una carrera! y que me lo hubiera pasado tan bien poniéndome un dorsal, con la vergüenza que me daba correr.

¡Cruzando metas!
¡Cruzando metas!

Al año siguiente, tuve una primera infiltración de rodilla por condromalacia rotuliana con la consiguiente parada, y lo volví a retomar. Tengo que entrenar fuerza para poder correr.

En 2019 participé por fin en la carrera de AMACMEC después de años de la primera inscripción trampa, aquella carrera que no pude hacer embarazada de Bruno.

Tercera: EL EQUIPO

Después hice la siguiente de mi localidad, la Rotary, y allí mis compañeros me animaron a apuntarme a un club de running porque aunque era constante en mi vida, no conseguía mejorar…. Y porque mi hija pre adolescente también quería iniciarse. Esos son los dos motivos que me llevaron a conocer los Esteso Runners.

Pedro Esteso y todo el equipo nos acogió desde el minuto 1 con una gran bienvenida y un trato familiar. Encontré la pieza que me faltaba, ¿entrenar en equipo en un deporte individual? ¿Distintos niveles? Es increíble ver como todos se ayudan, la generosidad, la humildad y apoyo de los que más corren; amistad, cariño, y risas, muchas risas. He encontrado amigos, pero sobre todo he encontrado buenas personas de las que rodearme con un objetivo común: pasarlo bien corriendo.

Lo que hasta ahora era un inconveniente: entrenar dos días por semana a ultima hora del día, trabajando y dos hijos pequeños, se convirtió en un imprescindible en mi vida.

Tan solo 3 meses pude acudir a los entrenos porque en marzo de 2020 nos confinaron, pero yo ya estaba enganchada, había comenzado a hacer distintos entrenos que todo el mundo conoce pero a los que yo era ajena, no entendía, no sabía ni pronunciar y menos programar en mi reloj… ese que tampoco quería tener antes… y ví hasta resultados en pocas semanas.

En el confinamiento, Pedro Esteso nos propuso entrenar a distancia, nadie sabía cuánto iba a durar, pero sin duda fue lo mejor que pudimos: nos propusieron entrenar online en el salón para que entre todos pudiéramos cuidarnos y ayudarnos a sobrellevar esta situación inesperada y desesperante. Nada más terminar el confinamiento, con todo perdido y con todo por ganar, se inventaron un reto, el "5k 2x1" que nos motivó a todos para retomar los entrenamientos de manera individual y nos sacó de casa para volver a entrenar en las horas permitidas, a hacer series, ahora en grupo pero a distancia… Fue adquiriendo una magnitud que ni ellos creo que podían esperar, participaron todo tipo de profesionales del atletismo o simplemente corredores anónimos como yo, dos equipos y un reto.

Participando en el reto "5k 2x1"
Participando en el reto "5k 2x1"

Pero, en realidad, el reto no era ganar, que también, era hacernos sentir que pertenecíamos un equipo y que todos sumábamos, los que corrían más y los que corríamos menos. Jamás había corrido como entonces: ni con ese esfuerzo, ni con esos tiempos, y llorado al acabar un 5k.

¿Como pueden transmitirte la sensación de que vas a hacer una carrera, ponerte un dorsal, cuando estas corriendo solo, y tienes que mandar tus tiempos a la vez que otras personas en distintas partes del mundo? Pues lo consiguieron, ¡qué manera de estimular, de animar, qué poder de convocatoria y qué manera de disfrutar!

Por fin hemos retomado los entrenos en grupo, las cuestas, las series, y ya se divisan en el horizonte la vuelta a las carreras… Ya tenemos objetivo común: volver a ponernos un dorsal oficial, y a vivir los nervios y la emoción aún inexplicable.

AMPLIANDO HORIZONTES…..

Y ahora lo que me faltaba, todo empezó como una broma de un amigo postconfinamiento… "vamos a hacer algo diferente, trote por la montaña…alguna salida relajada de fin de semana, un poco más larga sin tanto mirar el reloj, y al aire libre... vas a necesitar unas zapatillas diferentes", ¿qué decíamos del kit básico del corredor?

Y después, ¿pues no van mis amigas del equipo y me llevan un día hacer un trail? ¿Yo? ¿En la montaña? A ver si esto de correr va de deshacer mitos y de proporcionar felicidad en sitios que nunca habrías imaginado... Un día tan solo bastó para ver que no solo de asfalto vive el corredor, que hay cuestiones que te siguen completando y que todo tiene encaje en la vida.

No solo de asfalto vive el corredor
No solo de asfalto vive el corredor

Y ya estamos con el calendario: asfalto, trail... las opciones se multiplican. Puedes evolucionar y cambiar prioridades, pero lo único que no se puede hacer es ponerte limites absurdos que nacen de ideas preconcebidas erróneas.

Te animo a que pruebes, total ¿qué puedes perder? Ya te digo yo que no vas a perder nada, solo vas a ganar momentos.  Pues esto también forma parte de mi historia, en la que solo veo la hora de planificar lo siguiente.

He aprendido a no auto excluirme, a no auto limitarme. Correr no discrimina, ni por tus capacidades, ni por tu cuerpo, ni por tu peso; te aporta muchísimo, corras en los tiempos que corras, es un deporte individual que mejora en equipo, que libera la mente, solo tienes que decidir que quieres hacerlo; puedes correr en cualquier lugar del mundo, de vacaciones, todos los días,  y se complementa con otros ejercicios de maravilla.

Aprendes cada día, recibes energía, es generoso, y aunque digan que es desagradecido porque si dejas de practicarlo pierdes la evolución, lo cierto es que es al revés, es agradecido porque siempre puedes volver a empezar. Los parones ya sean por lesiones, o por confinamientos, o por dejar de correr, siempre implican lo mismo, volver a empezar y, lo mejor de volver a empezar, es saber que una vez ya lo hiciste y que puedes hacerlo tantas veces como te propongas.

Solo tienes que decidir qué quieres ser, ¿cabeza de ratón o cola de león? Yo lo tengo claro, ya no lo cambio por nada.


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