El equipo de CORREDOR\ sigue trabajando con gran esfuerzo e ilusión para manteneros informados. Si quieres apoyar nuestro periodismo y disfrutar de las ventajas de hacerte prémium, suscríbete a nuestra web aquí (el primer mes es gratuito*).
Esta etapa atípica de nuestra vida nos marcará sin duda y dejará en nosotros un poso que será de difícil dilución. Un sedimento que los años dejarán en un recuerdo pero posiblemente nunca en el olvido, salvo quizá para los más jóvenes.
Durante los primeros días en que se nos permitía salir a correr a unas horas determinadas, casi a escondidas con el cronómetro marcando los kilómetros que mal que bien podíamos completar si la inactividad no nos había dejado maltrechos o las rutinas deportivas a cubierto en el hogar nos habían proporcionado un estado de forma menos deplorable, y también viendo en el reloj esa hora en que deberíamos volver a casa para no transgredir los horarios que cada uno teníamos asignados, durante esos primeros días según decía me ha vuelto a sorprender agradablemente la cantidad de mujeres que veía copando las calles, las aceras o los parques que no permanecían cerrados.
Poco a poco habrá que dejar de hablar y de escribir sobre ello, poco a poco dejará de ser noticia (acaso ya no lo sea) pero en este momento me apetece volver a hacerlo porque ¡me gusta tanto observarlo!
Muchas de esas mujeres que han descubierto ahora que correr es una vía de escape nunca se pondrán un dorsal, ni tendrán ídolos entre los atletas ni conocerán los nombres de los que suben a los podios de las carreras pero a lo mejor sí introducen las zancadas en sus rutinas a partir de ahora y junto al sedimento amargo que haya podido dejarnos esta maldita pandemia, posiblemente en unos años muchas recuerden “aquel año en que empecé a correr”, “aquel mes de mayo que un mal sueño me dejó un nuevo argumento que añadir a mi vida”.
Sinceramente nunca pensé que el hecho de poder salir a la calle a correr fuera tema para una noticia en los telediarios, ni que entre el argumentario de permisos figuráramos los corredores, y el hacer deporte en la calle, como un colectivo a tener en cuenta para marcar pautas y horarios. Pero así ha sido, correr ha vuelto a ser tendencia, pero ¡ojo! correr por correr, cierto que algunos lo han hecho añorando dorsales pero todos, sin excepción, lo que realmente hemos añorado han sido las zancadas sin más, el disfrute al aire libre a paso más que ligero, el dar rienda suelta al aire en la cara, al ahogo respiratorio y al goce del cansancio agradable, al cada día un poco mejor, cada día un poco más rápido.
Muchas, que ya sabíamos que correr es algo más que un dorsal, hemos redescubierto que, aún sin competiciones, correr es un placer. Y muchas que han iniciado esta senda y para las que la competición no entra en su ideario presente ni futuro, pero sí contemplan seguir corriendo, cansándose y disfrutando habrán descubierto que correr es un placer. Nunca lo olvidemos.
PÓDCAST: Sonia Bejarano, la capacidad de adaptación a nuevos escenarios
Puedes suscribirte al pódcast CORREDOR en las principales plataformas: iVOOX, Apple y Spotify.