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Cuando se trata de practicar deporte solemos dejar de lado porque vemos totalmente independiente todo aquello que tiene que ver con la salud bucodental cuando la realidad es que la práctica deportiva tiene también un efecto directo en la salud de la cavidad oral.
Siempre que se realice deporte de manera regular, hay que tener muy en mente el cuidado de la salud bucodental, si no lo has agendado ya, esta misma semana organiza revisiones periódicas en el dentista para comprobar que todo está bien; simplemente una caries puede aumentar la probabilidad de padecer alguna lesión principalmente de tipo muscular.
De hecho, según el último estudio de salud bucodental elaborado por Sanitas, un 45% de los deportistas españoles considera que la salud bucodental sí afecta al rendimiento deportivo y un 92% es consciente de la relación que existe entre la salud bucodental y la general. Además, un 35% señala que padece sensibilidad dental; un 19% tiene enfermedades periodontales, un 18% declara haber perdido algún diente y un 13% padece caries.
Por elloes necesario concienciar sobre cómo puede afectar el deporte a nuestra salud bucodental, todas las personas que practican ejercicio de manera regular deben prestar especial atención a esto y tener una buena higiene bucodental, tomar medidas de prevención y tratar las afecciones que surjan.
Principales problemas bucodentales que pueden aparecer con la práctica deportiva:
- Caries: la deshidratación, el consumo de productos para hidratarse con elevados niveles de azúcar, carbohidratos, minerales y ácidos o bebidas con un PH bajo fomentan la aparición de caries. Las barritas energéticas también pueden ayudar a la formación de las mismas ya que se adhieren a los dientes y se quedan en zonas poco accesibles con el cepillo. Además, al hacer ejercicio se inhala mucho aire por la boca, fruto de la fatiga y el cansancio que nos lleva a respirar de esa manera, provocando que se seque la cavidad oral y disminuyendo la cantidad de menos saliva que protege de las caries y otros problemas.
- Inflamación de las encías: la composición de la saliva va cambiando con la práctica del deporte, se vuelve progresivamente más alcalina, lo que desencadena la formación de sarro. Si no se elimina o trata la placa bacteriana, se desarrolla una inflamación de las encías, gingivitis, y que puede evolucionar a periodontitis cuando los problemas de inflamación de las encías se acompañan de pérdida de hueso.
- Desgaste dental o bruxismo: el estrés y la tensión a la hora de hacer ejercicio, especialmente en competición, hace que se aprieten en exceso los dientes. Así, el contacto de unos contra otros se vuelve mayor, provocando el posible desgaste de las piezas y dolores en la musculatura de masticación y la articulación temporomandibular.